Capítulo 4

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La mujer que Susan miraba era hermosa. El pelo, de un profundo negro, realzaba con mucho esplendor. La piel palida y sin un rastro de marcas, era una clara señal de las diferencias entre la vida de Susan y esta mujer.

Su cuerpo era esbelto y sofisticado. Su rostro parecía una obra de arte. Sus ojos grandes y verdes, eran una hermosa combinación para su boca. Esta mujer, quien quiera que fuese, era más que una simple invitada en la casa.

-¿Quién eres? -La voz de la mujer era delicada, casi pura. Casi. Un matiz de maldad se sentía en el fondo de esa voz.

Susan temía responder y decir algo inapropiado. Algo que podía arruinar su estadía en el primer día. Susan miro de reojo a Etienne. Él parecio comprender e intervino.

-Ella es nueva aquí señora.

-¿Así qué tu eres el nuevo entretenimiento de aquí? -la pregunta estaba cargada de malicia. Y si eso no fuera poco, la enorme sonrisa que arruinaba su rostro, dejaba ver el lado oscuro de esa bella mujer.

-No, ella...-

-Calla. -La mujer hizo un ademán con su mano, Etienne guardo silncio en el acto. - Quiero que ella me entretenga. -La oscura sonrisa se hizo cada vez más grande, hasta que el hermoso rostro se convirtio en la cara de la pura maldad.

-Señora, ella no esta aquí para...-

-Te pedí silencio, acaso no entiendes...-

-¿Qué ocurre aquí?- Susan miro en la dirección que provenía esa nueva voz. Sólo necesitó un segundo para reconocer a aquel hombre. El Gran Conde estaba parado en el umbral de la puerta por donde había entrado Susan.

Susan no se atrevio a mirar a su nuevo señor. No tenía que mirarlo para saber que corría peligro, esta sin duda parecía la peor idea de todas. Estar aquí puede que resulte más que una pesadilla.

-Querido...- la voz de la mujer era melosa, tanto, que se notaba la falcedad de sus emciones.

-Mi señor - Etienne realizó una reverencia. -Su esposa desea que nuestra recién llegada la entretenga.

-Bien. -El señor pasó su mirada desde su esposa hasta Susan.- y, ¿Por qué no lo hace?

-¿Señor? -La voz de Etienne era fría, pero por un breve momento, un matiz tierno se mezcló con su frialdad.

-No me repetire. -El señor tomó la mano de Susan y la arrastro hasta tenerla pegada a su pecho. Un abrazo demasiado intimo, algo que ella no quería. -¿Por qué hueles a vainilla?

-Usted pidió ese aroma mi señor. -Etienne mantuvo su postura y no se permitió expresar ninguna emoción. Aunque en el interior sentía algo recorrer su cuerpo.

-¿Quién podría ser tan inepto? -Etienne miro a su señor, comprendiendo que estaba ebrio. -No importa. Tu -señalando a su esposa. - hoy es un día especial.

El señor arrojo a Susan, por la fuerza del empuje, ella termino de rodillas. Y la señora, piso sus dedos mientras se ponía en pie.

-Así es querido.

-Baila, baila monita, baila. - el señor empezo a bailar una melodía que nadie podía oir, sólo la escuchaba en su cabeza. Cuando alzo los brazos, en ese momento sono la música. Susan sintio miedo, estas personas estaban más que desquiciadas.

Etienne hizo una última reverencia, y se dispuso a salir de la habitación. Cuando su rostro y el de Susan se encontraron, Etienne le dedicó una mirada llena de pena.

Minutos después de que saliera Etienne, la puerta volvio a abrirse y esta vez entraron hombres y mujeres. Todos semi desnudos, Susan sintio el panico apoderarse de ella, pero ya era demasiado tarde. Los hombres se acercaron a ella y la tocaron. Las mujeres también.

Susan sintio las manos arrastrarse por debajo del ajustado vestido, manos que subían y le recorrían los pechos, manos que bajaban y se dirigían a su sona íntima. La tocaron, besaron, mordieron y lamieron. Susan sólo oía los gemidos de las personas que la rodeaban, todo mientras evitaba llorar.

-Mi señor...- con los ojos abiertos de par en par, Susan pudo ver como su señor poseía a su esposa. Justo en el momento que él terminaba la miró y sonrió. Una sonrisa mucho más aterradora que la de su esposa.

El señor no espero a que su esposa termira, él se puso en pie y camino en dirección a Susan. Ella, sabiendo lo que vendría, derramo una lágrima. El señor la tomo del cuello y la arrojo sobre una de las mesas.

Susan, sintio cuando la tela se desgarro, las manos asperas agarrando sus muslos y luego lo escucho. Escucho la voz que recordaría para siempre en sus pesadillas. La que siempre estaría unida a este recuerdo.

-¿Estas lista para mi? - la risueña voz de su nuevo amo le taladro el cerebro. Y con esa voz, el recuerdo infernal...

-No, por favor...no - de su primera violación.












-Despierta pequeña - los ojos grises le dieron una calida bienvenida a Susan hasta que esos ojos se posaron en el moreton que tenía. -no es nada, me caí.

La niña no le creía, pero no dijo nada. Susan se acorruco al lado del cuerpo de la niña. Por alguna razón Susan no quería dormir. Tampoco quería quedarse, pero no tenía a donde ir. La pequeña sintio el malestar qe atravesaba el cuerpo de Susan, así que la abrazo y comprendio que algo más había pasado. Algo peor que una caida.

-Su...¿te...dañaron? -la voz era suave, calida. Susan no se arrepentía de estar con la niña.

-Lo intentaron.-la pequeña la miro directamente a los ojos. - estoy bien, nadie me hizo daño. -Porque me dejaron completamente rota.

Y así, las dos se quedaron dormidas.

La Esclava del Vampiro© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora