Susan no había podido andar muy bien después de que su señor y su amigo la violaran. El amigo de su señor había faltado a su palabra, golpeando a Susan sin piedad. Su amo también se unió a los golpes y disfrutó de poder lastimar a Susan a su voluntad. Tanto lo disfrutó, que le pidió a su amigo que se quedara más tiempo.
Esto era algo insoportable, tener a un desquiciado era una cosa muy diferente a tener un sádico sin límites. Y peor era tener a esas dos personas en la misma casa.
-Su... -Los ojos grises de la pequeña la miraban buscando heridas graves, Susan le había dicho que se sentía mal y que ese era el motivo por el cual no andaba bien. Como era de esperarse la niña no le hizo caso.
-Estoy bien. Sólo estoy algo cansada, eso es todo. -La pequeña le quito a Susan el cepillo con el que la estaba peinando. -De verdad estoy bien.
La niña se paro de su silla en el tocador e hizo que Susan se sentara ahí.
-No tienes...
-Qui...quiero...cu...cuidar...a...Su -en los ojos de Susan se acumularon lágrimas, y esta vez se permitio dejarlas salir.
-Su, también quiere cuidarte.
-Su...ya lo hace.
Susan solto un sollozo, descubrio que le gustaba llorar. Poder dejar salir todas esas emociones que la ahogaban.
Susan sintio el cepillo pasar por su cabello enredado, la pequeña la trataba con suavidad y cariño. Susan sentía que no podría seguir sin ella, la pequeña estaba en un lugar más importante que su corazón. Estaba en su alma misma. Y Susan sabía que si al ser tan importante para ella, sería usada contra ella. Sólo quedaba esperar cuando eso pasaría.
-Prometeme algo. -La pequeña dejo de peinar a Susan. El silencio que las rodeaba no era incomodo, estaba cargado de emociones. -Promete que siempre estarás a salvo y, que sin importar lo que me pase, te irás de aquí sin mirar atrás.
La niña no dijo nada, sólo volvio apeinar el pelo de Susan.
Susan estaba atada a la cama de su señor, no sabía cuanto tiempo llevaba ahí. Sólo tenía recuerdos vagos de andar por el pasillo, comer algo con un sabor amargo y una voz masculina que susurraba en su oído. No tenía memoria de como la ataron, ni de que ocurrió después.
Susan intento soltarse, pero sólo consiguio que las ataduras le marcaran. Sin duda esto era obra del amigo de su señor.
-Veo que te dieron bien uso. -Susan se sobresalto al escuchar la voz de Etienne. Su primer intento fue cubrir su cuerpo, pero eso solo hizo que se lastimara más. -Incluso te dejaron un regalo.
-Vete de aquí Etienne.
-¿Tu me dices que me valla? -El tono de la voz de Etienne era burlon, parecía disfrutar de la situación en que estaba Susan. -Dime, ¿cuál de los dos esta atado a una cama?
-Largo.
Susan no estava de humor para soportar las palabras de Etienne. No quería saber nada del mundo, solo quería descansar.
-Lamentablemente no puedo irme. Necesitamos hablar. -Susan miro a Etienne con cara de pocos amigos.
-Yo no tengo nada de que hablar contigo.
-Claro que si. -Etienne se acerco a la cama y toco una de las piernas de Susan.-Estoy aquí por la misma razón por la cual estas atada a una cama.
-No me digas. Y, ¿se puede saber cuál es la razón?
-Tu pequeña. -Cada músculo de Susan se tenso, empezo a luchar con las ataduras. No podía liberarse, pero eso no la detuvo de seguir luchando. En el momento que se canso, miro a Etienne con unas terribles ganas asesinas.
-No toques a la niña. -las palabras dichas entre dientes estaban cargadas de pura ferocidad. -Si solo le pones...-
-¿Si hago que? -Etienne comenzo a reír. -¿Qué puedes hacer? Por si lo habías olvidado, estas atada a una cama.
-No te atrevas a...-
-¿A qué? -Etienne volvio a reír y acaricio la pierna de Susan. -Si no te das cuenta soy capaz de hacer lo que quiera sin tu consentimiento.
Susan quería matarlo, pero no podía. Al parecer Etienne era parte importante del círculo de su señor. Si pudiera matar a Etienne sin sufrir ninguna consecuencia, Etienne no estaría vivo.
-Déjala en paz, la niña no te hizo nada. Ella no le hizo nada a nadie.
-Pero es muy hermosa y el señor no es ciego. -la risa de Etienne se escucho más alta. -Es cuestión de tiempo para que ella este en tu lugar.
-Es solo una niña. No podría...-
-Claro que puede. Es el amo y señor de esta casa. Su palabra es ley. Puede hacer lo que quiera. -Etienne movio su mano por la pierna de Susan, acercándose más a su vagina. -Y como tu pequeña vive en esta casa, eso la vuelve propiedad del señor de esta casa.
-No me toques.
-Eso es algo que también esta fuera de tu poder. Como entenderás, eres la sustituta de otra chica desafortunada. Y al igual que todas ellas, te pasará lo mismo. Otra vendrá y te sustituirá.
-Si es así, entonces dejame y disfruta de la próxima mujer que aparezca.
-Ojalá, pero eres la primera favorita del señor. Así que tu estadía será más larga. Y trajiste a tu sustituta. Eso nunca había pasado.
-La pequeña no tiene nada que ver en esto. Yo soy la esclava, ella no.
-Por ahora. Pero existe un modo de asegurar que no la toquen. -Etienne detuvo su mano a centímetros de la vagina de Susan. -Digamos que mi señor escucharía si le pido que no toque a la niña.
-Eres un bastardo.
-Pero soy tu única opción. -Etienne introdujo sus dedos sin previo aviso, Susan contuvo una mueca. El dolor que sintio fue un horrible recordatorio de lo que ocurrió en esa habitación.
Imaginar que la pequeña fuera la que estuviera atada a la cama. Sin saber que pasaba, siendo violada por un hombre despiadado y cruel. Esa imagen hizo que Susan considerara la oferta de Etienne.
-Y, ¿Qué es lo que quieres?
-Tu sabes lo que quiero.
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La Esclava del Vampiro© [Completa]
Ma cà rồng"-Eres sólo una mujer, peor una esclava. No podrías lograr todo eso. Ella sonrió y la miro a los ojos. -Mírame." Advertencia: Esta historia contiene escenas para mayores de 18 años, lenguaje fuerte y maltrato físico y psicológico. Continua l...