Taeyong sonríe y le entrega la caja de galletas a la señora Song, que hoy parece estar más alegre que de costumbre. El largo pelaje de su gato se mantiene pulcro por alguna razón cuando la mano del chico comienza a pasar por el lomo del animal. También le sonríe a él, le encanta, y se lo llevaría a su casa si no fuera porque su madre es alérgica a los gatos y su padre no los soporta. Se despide de la señora Song y de su gato y vuelve a empaquetar cajas a mano de galletas de distintos colores, cansado de ver el mismo envoltorio ochenta veces al día. Por suerte la gente le alegra la mañana, por suerte le pagan por aquello y no tiene por qué mantenerse de pie en un café por horas para conseguir algo de dinero. Pagar la universidad no era precisamente fácil si no tenías la ayuda de alguien, y eso era lo que mantenía a Taeyong despierto los domingos por la mañana en el pequeño cobertizo que tenían las scouts para almacenar las galletas y que ellas mismas llamaban "la fábrica". Poco espacio había allí, pero al menos servía para empaquetar galletas en la misma caja de cartón de siempre.
El timbre de la puerta del cobertizo vuelve a sonar y el chico se levanta para abrir, apoya la mano en el picaporte y lo gira hasta que el gran trozo de madera blanca se mueve, dando paso a una alegre Yoori con una carretilla y una boina a punto de caerse de su lugar. Taeyong estira ambas manos para colocarle el adorno de la cabeza y arrastra la carretilla dentro del cobertizo para colocar veinte cajas de galletas como puede dentro del plástico duro color rojo. Yoori se abre paso en la fábrica y se sienta en el suelo mientras observa como su hermano mayor trabaja, notando el sudor en su frente cuando se agacha para añadir una nota de buenos días a cada una de las cajas. Su hermano trabaja demasiado y lo sabe, pero no le dice nada para no llevarse la misma regañina de su parte "nada es suficiente". Esas palabras resuenan en su cabeza y le provocan una risita tonta que hace que Taeyong alce la mirada hacia ella, rodando los ojos de forma divertida.
Yoori saca el dinero recogido esa mañana de su pequeño bolsito y se lo entrega al más alto de las dos, provocando que este lo guarde en una caja de metal con un papel que pone "TODO TRABAJO DA SUS FRUTOS" en mayúsculas y en varios colores. La pequeña se fija en un detalle que no había visto nunca, un corazón en su mano izquierda. Parece un tatuaje, pero más profundo, como una marca de nacimiento, y que ella sepa su hermano nunca tuvo ni ninguna marca de nacimiento ni ningún tatuaje, sino lo matarían.
ㅡ Tae...¿qué es ese corazón de tu mano? ㅡ El mayor sonríe lo más sinceramente posible y le resta importancia negando con la cabeza, como si aquella marca no existiera, como si no supiera que la noche anterior y después de una pesadilla, el dibujo de un corazón había quedado grabado en su muñeca. Supuso que se había arañado con algo, ¿pero qué probabilidad había para que una herida tuviera esa forma? La menor no vuelve a preguntar y sale en silencio con su carretilla roja para volver a vender las galletas.
Todavía no es mediodía pero la gente ya sale de sus casas a trabajar, y Yoonoh se dirige a su tan esperada entrevista de trabajo, la que lleva esperando y por la que se ha estado preparando un mes. Está nervioso, su pie se mueve deprisa en el suelo y sus manos sudan. Pero el hecho de que el chico de esa mañana le hiciera sentir tanta electricidad solo le pone más incómodo. La entrevista de trabajo pasa a estar en un segundo plano por un simple e insignificante hecho mañanero. Por una persona que quién sabe si volverá a ver. Intenta recordar la pesadilla de la noche, antes de aquella sensación de estar despierto pero no, pero no puede y se cansa, quedándose medio dormido en la silla de madera tan incómoda que le han dejado en la sala de espera.
Las personas que van a la entrevista de trabajo van desapareciendo a medida que las llaman, pero nadie dice Jung Yoonoh. Después de un par de horas se queda solo en la sala, y siguen sin llamarle. Se levanta para hablar con la secretaria y esta le dice que espere un poco más. Se vuelve a sentar impaciente y comienza a rascarse la espalda, le duele, probablemente se ha hecho daño por la noche durante la pesadilla, acostumbra a moverse mucho en la cama cuando tiene sueños desagradables, pero aquello le duele demasiado.
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amnesia ⊹ jaeyong
FanfictionLa marca sellaba algo que ninguno de los dos sabía diferenciar. La corriente eléctrica que emanaba por sus cuerpos cada vez que se rozaban era insoportablemente desesperante. Uno quería del otro, pero no encontraban la manera de juntarse. Quizás po...