Cuidad de Londres, Inglaterra.
Tres meses, tres malditos meses después de la muerte de mi padre, del ‘Señor de acero’, más de noventa días en los que he estado a la cabeza, la líder, la dueña de todo. Todos los días es despertar a la una de la tarde, tomar un café y un par de donas con glaseado de chocolate, las favoritas de papá, tomar una ducha y vestirme, una falda negra a las rodillas, zapatillas y camisa, conducir hasta el edificio secreto donde trabajan todos los sicarios o los ‘Hitman’ de Londres, ordenar papeles, tres horas en el gimnasio, asesinar personas y regresar a casa después de una cena con mis compañeros. Todos los días. Todos.
Después de tantos días perdidos, decidí vengar a mi padre, tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero he jurado hacerlo, acabar con la vida del estúpido viejo que me arrebató a mi padre, Ernest Hemingway.
― Señorita Black, Niall Horan está aquí ― La voz de mi secretaria salió del teléfono.
― Dile que pase. ―
― Kassidy ― Exclamó el rubio.
― James ― Esbocé una sonrisa y me puse de pie para besar su mejilla. ― ¿Qué haces aquí? ―.
― Mis padres, te invitaron a cenar, te puedes quedar en mi casa, jugaremos videojuegos en honor a los viejos tiempos ― Me sonrió.
― Oh, que lindo, claro, ¿Recuerdas tus pijamas de cohetes espaciales? o aún mejor ¿Te acuerdas de tus pijamas rosadas? ―Estallé en una carcajada.
― Basta Black, yo también puedo jugar esto ― Me miró ― ¿Qué pasó aquella vez que mojaste la cama después de ver al pequeño vampiro de Sésame Street? ¿Y, cuando mi cachorro mordió tus pantaloncillos dejando tu enorme y rosado trasero al aire? ― Emitió su contagiosa risa mientras le lanzaba una mirada asesina.
― Ja, ja, que gracioso, Niall―
―Vamos, no te enfades con este duende ― Me giñó el ojo izquierdo.
― Me resulta imposible hacerlo― Reímos ― ¿Tienes más noticias? ―.
― Por supuesto, tenemos que acabar con la vida de un multimillonario, su hija quiere su herencia esta noche― Me miró― Te harás pasar por la esposa de uno de ellos―.
― ¿Quién será? ¿Lou? ―
― Afirmativo― Se puso de pie ― Te veo en mi casa― Dijo y salió de ahí cerrando la puerta detrás suyo.
Tomé mi teléfono celular y salí de mi oficina. Avisé de mi ausencia y me dirigí hacia el ascensor, presioné el botón que me llevaría hasta el octavo piso, salí después de unos minutos de espera dentro y caminé hasta la oficina de Lou, Louis Tomlinson.
Toqué dos veces y él mismo abrió la puerta dejando cantar a las bisagras mal aceitadas, me invitó a pasar.
―Kassidy, pasa, toma asiento, ¿Café, agua? ― Preguntó amablemente.
―No, gracias, Louis ―.
―Bueno, ¿Niall te hizo saber sobre el caso? ―
― Por eso mismo estoy aquí― Sonreí ―Cuéntame un poco más―.
―Su hija llamó esta mañana, el nombre del viejo es Alexander Gowes, tiene un par de millones, es por eso que lo quieren muerto hoy en la noche, te diría más pero es todo lo que sé―. Tomó un sorbo de su taza de café.
―Así que seremos esposos esta noche― Reí ―Será divertido, ya sabes, disfrazarnos, ir, apuñalarlo, algo totalmente fácil―.
―Oh, si que lo será―.
― ¿Cuánto es lo que ofrecen? ― Lo miré.
― Dos millones―.
―Valla, si que lo quieren muerto― Sonreí ―Gracias Lou, ¿Alguien más irá? ―.
―Harry vigilará desde dentro, Niall asegurará el perímetro y fingirá ser un guardia de seguridad, Liam tiene la parte tecnológica, ya lo conoces―.
―Perfecto, te veo en unas horas― Besé su mejilla y salí de ahí.
Bajé aún más, hasta donde se encontraba el gimnasio, entre al cuarto privado que era donde yo entrenaba, Me deshice de mi ropa quedando sólo en bragas y en sujetador, comencé con la caminadora, coloqué mis auriculares dentro de mi móvil y reproduje mi lista de canciones. Pensaba una buena jugada para deshacerme de Ernest, algo con que destruirlo completamente. Media hora en la caminadora, pasé a las pesas, una en cada brazo, subían y bajaban. Seguí con las abdominales, ciento cincuenta diarias, después con las sentadillas sólo cien, al terminar me coloqué mi bata y salí a la recepción.
―Hannah, ¿Podrías enviar ropa limpia a la parte privada del gimnasio?― Me dirigí a la chica detrás del mostrador.
―Por supuesto señorita Black― Sonrió amablemente.
― Gracias linda ― Dije y giré sobre mis talones hasta entrar al área de aparatos de nuevo. ―Hola, Liam― Me acerqué a donde él se encontraba.
―Hola, Kassidy― Besó mi mejilla ― ¿Lista para la noche?―.
―Más que lista, ¿Qué me dices de ti? ―
―Preparado― Sonrió.
―Bueno, tengo que tomar una ducha, nos vemos en unas horas ― Me despedí ― A propósito, mañana los necesito a Niall, Harry, Louis y a ti en la sala de reuniones. ―
―De acuerdo pequeña Black― Reímos.
Caminé hasta las duchas de mujeres, estaban solitarias, eso era de mi agrado, me deshice de mi ropa interior y me introduje en el agua templada, enjaboné mi cuerpo y coloqué shampoo sobre mi cabello. Las ideas aún rondaban en mi cabeza, tenia que ser un plan implacable, si fallas ni equivocaciones, seguro mi equipo ayudaría. Me puse una bata limpia y fui hasta el área privada del gimnasio, mi espacio privado.
Observé la ropa limpia y la tomé, era casi igual a lo que llevaba puesto hace unas horas, dejé la bata de baño en el suelo y me coloqué las bragas seguidas de mi sujetador, humectante sobre todo mi cuerpo, falda negra, medias, camisa y zapatillas. Sequé mi cabelló y lo cepillé. Abrí la puerta y salí de ahí.
Me encontré con Louis en el camino y me detuve.
―Tenemos que alistarnos linda― Sonrió.
―¿Llegó la hora? ―Lo miré sorprendida.
―Falta poco, ¿Vamos a mi casa? ―
―Vamos― Asentí con la cabeza ―Antes tengo que pasar por mi casa ¿Te molesta? ―.
―Claro que no, yo te llevo― Retomamos nuestra caminata hacia la entrada.
Salimos del edificio seguidos por un par de guardaespaldas, les pedí que se quedasen dentro y obedecieron. Louis me abrió la puerta del copiloto en su auto rojo, rodeó por el frente y entró él. Insertó la llave y la giró un par de veces para que, así, el motor sonara y nos dejara avanzar. Unas cuadras después, llegamos a mi hogar, introduje la llave en la chapa de la puerta principal dejando pasar a Lou, la cerré y subí mi habitación.
Me dirigí inmediatamente a mi armario, busqué un par de cosas útiles y las encontré; un vestido rojo, largo con un corte en la pierna derecha que la dejaba a la vista junto con unas zapatillas negras con cristales. No olvidé mis pijamas junto con mis artículos de higiene personal. Lo coloqué todo en una bolsa plástica junto con mi maquillaje y una peluca rubia, la cerré haciendo un nudo en la parte superior y bajé.
―Estoy lista―Esbocé.
―Bueno, vamos― Rió― Tenemos bastante que hacer. ―…