Flowers 🌹 - RivaMika -

Prólogo

– Tsk, cuatro ojos, ¿pero como le llamo la atención? Si su odio a mi es más grande que cualquier cosa – Habló el pelinegro frunciendo en ceño molesto.

– ¿Y se lo has preguntado? – Silencio. La castaña ya sabía la respuesta – ¿Porque no le regalas flores? A todas las chicas la gusta eso – El pelinegro se quedó sorprendido por eso. Aunque no debería confiar en ella, pero es una mujer, así que debe de saber muchas cosas.

– ¿Pero cuales son sus favoritas? – Esa pregunta le dejo sin habla a la castaña. Hubieron unos minutos de silencio, y al fin tuvo la respuesta.

– Pregunta le a Annie, ella es su mejor amiga. Debe de saberlo – Y sin mas recogió sus cosas y se fue de la cafetería de la escuela dejando a este confundido y pensativo.

– ¿Annie? – Después de meditarlo unos segundos, recogió sus cosas y se fue a clases ya que iba a sonar el timbre.

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– ¡Annie! – Grito desesperado el pelinegro.

– ¿Que quieres? – Esta dio una vuelta para poder verlo.

– Tu eres muy unida a Mikasa, ¿verdad? – Preguntó, o mejor dicho afirmó. Ya que sonó mas bien una afirmación que una pregunta.

– Si, ¿porque? – Contestó desinteresada, pero al mismo tiempo curiosa. Ya que ellos son enemigos desde hace años, y ver como el pelinegro preguntaba por ella, era mas raro que no decirle a Jean cara de caballo por un día.

– Es que, quisiera saber cual es su flor favorita – Hablo al fin un poco nervioso, pero tranquilo. Esa pregunta hizo que la rubia abriera los ojos de par en par bastante sorprendida.

– ¿Porque quieres saber eso? – Dijo un poco curiosa.

El pelinegro no tenía otra opción mas que decirle su plan para ver si tenía una idea de lo que podía hacer o al menos darle un consejo mejor que la castaña de apodo cuatro ojos. Y así le contó todo, con detalle incluido. Al terminar estaba echó un tomate, ya que nunca le había dicho eso a nadie, mas que a la castaña. Esta analizó todo y se puso a pensar. Cuando ya tenía la respuesta, decidió hablar.

– Las claveles, esa es su flor favorita – Y sin mas se fue dejando a este con las palabras en la boca.

El no sabía si confiar en ella o no, pero no tenía otra opción. Debía de probar eso mañana, porque ahora tenía que ir a su casa. Pues las clases habían terminado y el era el único estudiante que estaba ahí, de seguro. Puso sus libros en su mochila y se fue para comparar esos claveles y llevar a cabo ese plan mañana.