Si estás leyendo esto… es porque… algo salió mal, cariño…
Siento no estar aquí a tu lado ahora mismo, pero… no quiero que llores ¿Eh? Que sepas que te estoy viendo desde arriba y por la noche tendré que hacerte alguna travesura, castigándote por llorar por un estúpido como yo. ¿Sabes? Las horas me parecen años aquí, me cuesta tanto seguir adelante sin ti. La comida está asquerosa, nada se compara a los platos que tu… mi amor, sabes que hacer. Además estoy rodeado de gilipo.llas pajeros… y pensar que yo podría tenerte entre mis brazos ahora mismo… si les enseñase una foto tuya, se les caería la po.lla al suelo. Pero paso… no quiero que tengan sueños eróticos con mi nena.
¿Sabes otra cosa? Quiero que seas feliz, que rehagas tu vida… y que te acuerdes de este testarudo hombre de vez en cuando. Quiero que tengas hijos… entre ellos una hija, que salga a su madre, que tenga esa mirada limpia, y ese gran corazón que tú tienes. Quiero que disfrutes, en otro hombre, de lo que a mí no me ha dado tiempo de darte y quiero que sepas, que yo… estando ahí arriba… o en todo caso, ahí abajo, donde pertenezco más, estaré pensando en ti, en cada hora, cada minuto, cada segundo.
Te amé… te amo… y te amaré. Siempre.
Niall Horan.
Era la séptima vez que leía la carta. El pañuelo estaba empapado, y ella, sentada en el peldaño de la casa de Niall, no sabía qué hacer. Se sentía acabada, se sentía sin vida.
Un brazo, algo tembloroso la rodeó por detrás.
- Te dije que no lloraras por un imbécil como yo. Te tendré que castigar.
_______ abrió la boca, de par en par se giró, y se lanzó encima de Niall.
- Eres tonto… Dios mío… no sabes lo mal que lo he pasado… - ________ empezó a llorar, de nuevo, como nunca lo había hecho.
Niall estaba herido, pero lo más importante es que estaba vivo. Niall la besó, tiernamente. Los besos que ella había echado tanto en falta.
- Te dije que… te dije que volvería. Y esta vez, para quedarme, para estar contigo. Para siempre.
FIN.