I

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Era una mañana hermosa que comenzaba en las tierras de Hyrule, los pájaros comenzaban a cantar su oda hacia la vida, el sol se asomaba entre las montañas para iluminar y dar calor a todo el lugar, e incluso la gente de una pequeña aldea llamada Ordon se comenzaba a levantar, todos...Excepto por un niño, el pequeño recibe de manera molesta los rayos del sol que se filtraban por la ventana, se cubrió con la sábana la cabeza a modo de protesta, no quería levantarse, le daba pereza el tan sólo moverse en su cama, sin embargo, alguien comienza a tocar suavemente la puerta, el chico rubio de ojos azules suspiró frustrado y se dignó a sentarse en su cama para limpiar su mirada lagañosa.

–Link, el desayuno está servido, sé qué prefieres dormir pero mira el lado bueno, tu amigo Ike ya está afuera jugando con Marth– El pequeño se levantó de un salto de la cama, muy emocionado. Se escuchó una suave risa del otro lado –Hijo, primero te vistes y luego bajas a desayunar– Se sintieron los pasos de la mujer retirándose.

Link se cambió rápidamente de ropa y se lavó la cara, se sentía emocionado, uno de sus mejores amigos estaban afuera, Ike, un niño tan sólo tres años mayor que él, pero para Link la edad era sólo un número que no impedía que pudieran jugar juntos.

El infante bajó rápidamente las escaleras de madera de su hogar cómodo y rústico, su madre lo miró con una sonrisa mientras le ponía un vaso de leche con un trozo de pan en su lugar, Link se sentó para comenzar a comer con rapidez y gula, él sólo quería ver a su amigo, se sentía feliz de verlo.

–Buenos días mi pequeñito– Dijo su madre mientras le daba un dulce beso en su cabeza para luego acariciar el mismo lugar.

–Hmpho...hmpla...hmpma...Hmpmá– La mujer rió ante la acción de su hijo de hablar con comida en la boca.

El niño al terminar de comer, salió rápidamente de su hogar para encontrarse con su amigo. Ike se encontraba mirando el lago que había en el pueblo, Link se posicionó detrás de él de manera cautelosa, como si fuera un lobo capturando a su presa, pero de repente una sonrisa traviesa se asomó en el rostro de Ike y cuando Link estuvo a punto de empujarlo hacia el agua, el peli-azulado se corrió dejando que el rubio cayera al agua. El mayor comenzó a reírse con ganas de su compañero, mientras que el rubio inflaba sus mejillas notablemente molesto.

–¡No es justo! ¡Se suponía que tú debías caer al agua, no yo!

–Nadie puede sorprenderme, Link– Habló de manera egocéntrica mientras sonreía.

–¿Cómo que nadie puede sorprenderte Ike?– Habló de manera inocente y curiosa un niño de pelo azul claro.

–¡AAHH!– Gritó asustado Ike mientras se daba vuelta con enojo a mirar a su hermano, Marth.

Los tres niños se quedaron mirando en silencio por un rato hasta que explotaron en risa.

A la distancia, una bella mujer rubia de pelo ondulado y largo de ojos azules miraba con gracia la escena de los pequeños, pero su semblante cambió a uno de preocupación al ver a Ike y Marth, un sentimiento de angustia la llenó, miró a su acompañante, una mujer de pelo azul claro liso y corto, a la altura de los hombros, con ojos celestes, su rostro casi siempre se mantenía serio y sereno.

–¿Cómo ha estado la situación?– Preguntó la rubia con notable preocupación.

–Se supone que por ahora todo está en calma, pero tampoco podemos bajar la guardia, Martha– La mujer seguía sería, le preocupa que la situación les pudiera afectar en algo grave a sus hijos.

–¿Tu esposo está allá en Aritia, Mavda?– La mujer asintió.

–Él está viendo cómo están las cosas por Aritia para ver si se puede volver– Martha asintió, miró triste al suelo al recordar la guerra que ocurría.

Debajo del árbol [Ike x Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora