Como empezar... ella describe calma, es como una suave brisa en un día cálido, fugaz y breve pero no por eso menos satisfactoria. Genera una paz al verla que solo los monjes podrían describir pero yo, yo no soy uno de ellos. Su ternura solo es opacada por su tono de voz y su inocencia, ah, su inocencia la hacen vulnerable en este mundo de bestias y presas. Quizá, tenga un animo paternal el querer protegerla más que desearla, en querer cuidarla más que poseer su ser completo. He compartido varios momentos con ella, unos rodeado de gente y eufóricos, otros distanciados y tristes; pero hubo un momento en el que la aprecié en la soledad solo ella yo y el silencio. Momento como ese no se volvera a repetir, me sentia como un niño re encontrándose con su madre al perderse en un supermercado, nostalgia por querer caer rendido ante sus brazos delgados y frágiles. Pero no podia hacerlo, porque yo solo se hacer daño.
No puedo mirarla a los ojos y mentirle, no podría prometerle amor eterno de ese que ella quiere, porque soy una bestia, un animal en su máximo esplendor y mi instinto me grita en el interior que nada es eterno, todo tiene un fin y prefiero tenerla cerca aunque nunca conmigo; que tenerla conmigo y perderla para siempre.
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