El destino es raro. A veces uno cree que es y cuando es uno no lo cree del todo, llega a ser un irónico pero esta es de esas en que lo crees y lo es a la vez.
Por un amigo conocí a esta persona, linda en todos los sentidos que por lo menos para mi son trascendentales. Por un momento imagine que no nos podríamos llevar, quizás por su mirada algo esquiva, pero lo sentía y me incomodaba un poco la verdad. Luego de unos días nos volvimos a encontrar y nada que ver todo súper, congeniamos de inmediato y eso me empezó a dejar como, digamos contento. no recuerdo bien como llegue a tener su numero pero conversando en una aplicación algo conocida de un día para otro empezamos a juguetear y coquetear intensamente, pactando inclusive un encuentro al día siguiente.
Al juntarnos no niego que me sentía raro de estar conversando temas nada que ver que con las conversaciones de la noche anterior, bastante sugerentes por lo demás. En un momento determinado quedamos solos en la casa y fuimos al living, había silencio en el ambiente, y era un poco incomodo. De pronto ella suelta una frase, de partida cómica pero que logro dar pie al primer beso. Wow que beso, intenso en todas las aristas de la palabra, y, sin animo de ser exagerado hacia mucho tiempo que no recibía uno de ese nivel hace mucho. Empezamos a intensificar los besos sumándole caricias, cada vez mas intensas y acercándonos mucho, en eso se siente la puerta, una acción reflejo de alejarnos y dejar hasta ahí ese momento tan genial.
El deseo se intensificaba y cada cosa nueva que sabíamos el uno del otro demostraba que si o si en algún momento nos íbamos a conocer.
Los encuentros siguieron, siempre con una complicidad casi novelesca y cada vez mas intensos, el sofá, la puerta, la noche, y muchos lugares más fueron tanto como testigos como fantasías de nuestra destinada pasión.
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