NO TODOS LOS DÍAS SON MARTES 13:

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Hoy, un día peculiar. Día en el que todo el mundo cree que da mala suerte.
Todos piensan que da mala suerte, incluso no suben a los aviones, creyendo que podrían tener un accidente. Pero al fin y al cabo, nunca pasa nada. Pero no para mi, han pasado 2 años de que cambié de teléfono, y ese desconocido me dejó en paz durante todo este tiempo, pero ya todo ha cambiado. Hoy, viernes 13 me ha vuelto a llamar, me ha vuelto a molestar con sus penosas instrucciones, que me hicieron quedar mal delante de muchos cuidadanos de mi pueblo.

Joaquín llegó a mi casa sobre las 13:27p.m, cuando llegó, me intrigó mucho porque estaba tan contento, él me contestó que sus abuelos le habían regalado dos billetes a hawai, un lugar que porcierto, es PRECIOSO.

No me podían creer que vaya a hawai con el hombre al que puedo llamar, el amor de mi vida. Llegamos y, todo era perfecto, estaba todo como lo habíamos planeado. Pero solo había un fallo, que ese recoroso desconocido, no me dejaba ser feliz, solo quería que sufriese, y pensé.¿Qué puedo hacer, para que me dejase en paz un día? Claro ya sé, me dije. Entonces, fui al supermercado, pero claro, no se como podría saber si estaba allí, y decidí pensar en hacer el cambio. Todo era perfecto, había hecho el cambio y, nadie se había dado cuenta. Así que pagó lo que debía y se fue corriendo. Llegué a casa y, me encontré con aquel hombre de hace unos años. Ese hombre es el que me obligó el desconocido a llevar al bar, donde Joaquín y yo nos tomamos aquella coca cola. Me sorprendió bastante y a la vez me asustó, pensé en huir, pero cuando mi cerebro mandó una orden a mis piernas para correr, ya era demasiado. Ya me tenían acorralada.

Lo tenían todo planeado desde el principio, pero como lo iba a saber. En un momento pensé que Joaquín tenía algún trato con el desconocido, pero, como podía ser el, después de todo lo que habíamos pasado. Pero como sabían que ibamos a hawai, si, incluso tuve que engañar a mis padres diciendole que iba de acampada varios días con unas amigas.
Cuando desperté, estaba en un cuartucho oscuro, con mucha humedad y bastante mugroso. Tenía pensado gritar, pero de repente llegó una persona bastante corpulenta, así de vista, no ví mucho pero, tenía una barba larga y peluda, y le echaba unos 40 años. Se acercó y me dió una bandeja. Dentro de la bandeja contenía, un plato con un sadwich partido en dos, un zumo de naranja y algo bastante asqueroso. Empecé a ahogarme, claro que ellos no saben que tengo asma. El tipo corpulento me sacó bruscamente de allí, y me acercó a un banco, no mire nada, solo supe que me estaba ahogando. Apareció una mujer, de una edad bastante joven. Ella se ofreció a ayudarme. Me comentó que la única que podía controlarlo era yo, lo único que tenía que hacer era respirar hondo y tranquilizarme. Poco a poco me fuí calmando, hasta tal punto que me sentía mejor que antes, pero luego pensé donde estaba.



No todos los días son iguales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora