Simón & Ámbar

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Ámbar se despertó sintiéndose radiante, era un extraño sentimientos de felicidad que le hacia sentir cosquillas en el pecho y mariposas en el estómago, llego a pensar que parecía una adolescente pero así se sentía, estaba acostada sobre el pecho del hombre al que amaba, con el que reía y bromeaba, con el que se entregaba a cada segundo y el que la llevaba a muchos lugares que ella nunca se imagino, deseo quedarse en esa explendida habitación siempre, no salir y olvidarse de todo menos de el, pero tenían que regresar, a su casa, a la Universidad, a la realidad y no estaba segura si todo seria igual.

Lo miró por entre sus pestañas para encontrar a Simón mirando el techo con ambos brazos detrás de la cabeza, parecía estar demasiado concentrado.
-¿Qué haces?-, preguntó ella aun con voz ronca, el la miró y sonrío deslumbrantemente antes de responder.
-Pensaba-, fue su respuesta mientras ella se acercaba un poco más a sus labios
-No...ya en serio "Sr. Popular" ¿Qué hacía?-, se burló y el rió bajito.
-Siempre tan simpática mi amor-, contestó el, Ámbar estaba dispuesta a responder pero los labios de Simón silenciaron cualquier replica.
-Buenos días-, murmuró contra sus labios.
-¿Cómo has dormido?-, preguntó el mientras la estrechaba de su cintura y ella entrelazaba a un mas sus piernas.
-Las horas que he dormido han estado bien...pero lo que no he dormido...ha estado mucho mejor-, aseguró Ámbar para besarlo de nuevo mientras Simón la ponía sobre el.
-Fue la mejor cita de mi vida-, murmuró ella seriamente, el asintió y la miró de nuevo con gesto pensativo.
-Esta bien supongamos que te creo que estas "pensando", ¿Qué es?-, preguntó Ámbar mientras el delineaba sus labios con sus dedos.
-Tengo miedo de perderte-, dijo el y ella frunció el ceño, Simón tenia miedo de tantas cosas, de quitarse la careta del playboy de la Universidad, de regresar como solo el hombre que se había enamorado de Ámbar, el que estaba dispuesto a tomar las riendas de la empresa de sus padres, el que quería casarse y formar un familia.

¿Cuáles eran los planes de ella?, ¿Qué haría después de la Universidad?, ¿Querría que los vieran juntos en la Universidad los últimos días antes de la graduación?, y después que...si le pedía que se casara con el... ¿Lo rechazaría?
-Simón...-, lo llamó, haciendo que el retomara su atención en ella.
-No puedes perder aquello que te necesita para vivir...no seas tonto Simón no te desharás de mi tan rápido-, bromeó ligeramente mientras el sonreía aun temeroso.
-Promételo-, insistió el y Ámbar se torno seria.
-Lo juro...-contestó Ámbar antes de besarlo, el pánico le estrujaba el estomago, era la novia de Simón Álvarez ... como había pasado eso o como reaccionaria la mayoría de la población estudiantil, ante la despedida del soltero "mas cotizado", no lo sabia...pero hablando claro tampoco le importaba mientras estuvieran así, juntos...amándose de todas las formas posibles.
Esas palabras le dieron el valor que el necesitaba para darle su ultimo regalo.

Simón se levantó de la cama y fue hasta su pantalón, miró a Ámbar antes de sacar un pequeña caja, ella dejó de respirar mientras el temor bailaba en los ojos de Simón, fue hasta la cama de nuevo y se sentó al lado de ella, tomándole las manos.
-Todos piensan que te pediré que te cases conmigo-, murmuró mientras el nerviosismo de Ámbar se convertía en enojo y alejaba sus manos.
-Y esto es para hacerlo mas real-, espectó girándose para quedar sentada dándole la espalda, se reprimía por haber pensado en estupidas fantasías.
Simón maldijo en sus adentros...no era la mejor forma de proponerle algo, suspiró antes de tocarle el hombro pero ella se levanto llevándose la sabana consigo.
-Diré lo que quieras-, continuó ella tratando de no llorar.
-Es que no quise decir eso...al menos no así-, trató de explicarse el pero ella se rió secamente.
-Entendí...-contestó encogiéndose de hombros.
-No no entendiste-, la giró exasperado, el se había dado cuenta que ella estaba dudando, no lo podía permitir.
-Solo quería decirte lo que ellos pensaban...esto-, anunció señalando el anillo que había sacado de la cajita, un bello anillo de compromiso.
-Esto es solo entre tu y yo...no te estoy pidiendo nada Ámbar ...te estoy ofreciendo...me estoy ofreciendo-, corrigió.

ACUERDO PERFECTO                                            |SIMBAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora