La gente se equivoca

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Tengo ganas de llorar, es un sentimiento un tanto difícil de explicar, si lo piensan. Parece muy simple pero algo que viene desde mi estómago y recorre mi pecho hasta que se siente tan mal y llega un líquido saliendo de mis ojos. ¿Se supone que eso me va a hacer sentir mejor? Porque entonces y solo entonces, el sentir esas gotas de agua "salada" valdría la pena. Mi abuela solía decir que tienes que llorar para desahogarte y entonces sentirte mejor, pero no sé si eso funcione para todos. Hay cosas que la gente no nota, cosas que pasamos por alto, pensamos que no importan pero a veces esas cosas pueden destruir a una persona. Aunque ahora estoy mal, aunque me siento emocional y físicamente mal, ésta es una de mis historias favoritas para contar, el hecho de recordar todo lo que pasó desde el principio, me devuelve los momentos felices que ya no están para hacerme sonreír. Pero "¿Cómo llegamos aquí?". Es una pregunta que me gustaría hacerle a él, a pesar de que no tenga el valor para hacerla, más que nada porque le tengo miedo a la respuesta. Mi historia, o bueno, nuestra historia, desde mi punto de vista, si es una historia de una chica que conoce a un chico, sin embargo no es una historia de amor. No por ahora. Ahora solo pienso en su voz. Pero el presente no tiene sentido si no saben la historia, así que aquí voy.

Llevaba casi toda mi vida en la misma escuela. Ese año fue un año difícil, más que cualquier año. Tras la muerte de mi abuela, la enfermedad de mi madre y el divorcio, mi cabeza era un desastre. Ahora imaginen que todo eso lo sepan casi todas las personas de tu escuela. No fue mi primera idea pero mi decisión fue cambiarme de escuela. Empezar de cero. Mis padres accedieron y me inscribieron en una preparatoria más pequeña, era el tercer año y muchos me decían que no era buena idea empezar de cero en quinto semestre, pero ya estaba hecho. Recuerdo ver a todos ese primer día, pero a la vez a nadie profundamente. Ni si quiera cuando llevaba unas semanas conocía a todos, supongo que estaba en mi burbuja. Vi varios chicos. No sé si sea importante, pero mi historial con el género masculino no es precisamente bueno, o normal para la sociedad hoy en día, los estereotipos no iban conmigo, eso de tener novio por mucho tiempo no me gustaba, o tal vez era porque nunca me funcionaba, tal vez arruinaba todo. Mis gustos eran los peores y siempre terminaba lastimada. El primero que conocí, ya que de hecho, si lo llegué a conocer, me trajo muchos problemas. Pero ésta historia no es de él. El siguiente que vi tenia un suéter azul marino un poco descosido, me acuerdo solo porque ese suéter lo llevó casi diario todo el año. Había otro más pero supongo que por lo del suéter ya saben que la historia se trata de el y el otro no importa, porque el que dejó algo marcado en mí, tenía nombre y era Damián. Solo lo vi pasar unos segundos. En seguida escuché que alguien gritó su nombre y así me percaté de cual era. Él, aunque después entró en mi vida, en ese preciso momento no era nadie en ella. Después de unos días ese recuerdo del suéter azul, no cruzaba mi mente, tenía problemas más grandes que atender. Tercero de prepa era muy divertido, nos reíamos de todas las tonterías que hacíamos mis amigas y yo. Cuando el sexto semestre inició, cambiaron casi todos los salones, solo dos de mis amigas se quedaron en mi salón y muchos de otros salones se cambiaron al mío (el del suéter azul también). Un grupo de chicos se sentaba al lado de nosotras, yo me hice amiga de uno llamado Andrés. Aunque a mi parecer los demás eran unos tontos, groseros y no tenía intención de llevarme con ellos. Entre las bromas que nos hacíamos mis amigas, empezamos a molestar a Ana con que uno de los chicos le gustaba, Damián. Pero ella se desesperaba. No sabía por qué le molestaba tanto pero a Isabela y a mí nos daba risa. Cuando salí con Ana y nos quedamos solas, tuve la oportunidad de preguntarle por el tal Damián, le pregunté porque le molestaba tanto lo que decíamos y me dijo que era porque lo que decíamos era verdad. A ella le gustaba Damián, cuando me lo dijo no sé por qué sonreí sarcásticamente, me acordé del primer momento en que lo vi y me atrajo, pero eso ya tenía mucho tiempo. Luego de unos días me propuse ayudarla a hablarle o lo que fuera. Le mandé mensaje a el amigo con el que yo me llevaba, de su grupito, Andrés y le conté lo de Ana, le pedí que le planteara a Damián la idea de salir con mi amiga y nosotros dos, algo así como una cita doble. También le mandé un mensaje a Damián, pero cuando respondió me di cuenta de que había algo en el que no me agradaba, era muy grosero y me evadía. Creo que yo era demasiado intensa cuando lo invité a salir me preguntó que si a mi me gustaba y claro que le dije que no, pero los hombres creen que son lo mejor del mundo y que las mujeres se mueren por ellos. ¿No es así? Bueno me he dado cuenta de eso últimamente. Cuando me cansé de rogarle, o tal vez me dio pena seguir hablándole, dejamos de hablar, ya que claro estaba que el era demasiado orgulloso para hablarme. Luego hubo un viaje de generación a un parque de diversiones y aunque en el camión su lugar estaba cerca del mío, no hablamos. En la fila de la montaña rusa estaba a unos pasos de mí con sus amigos así que se me ocurrió hablarle para ver si me podía ceder el lugar atrás de ellos pero me ignoró, lo que me hizo odiarlo aún más, si eso era posible. Le hablé a otro de sus amigos llamado Manuel con el que ya tenía algo de historia pero tampoco funcionó.

Enamorada de mi mejor amigoWhere stories live. Discover now