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Mierda, mierda, mierda...

¿Esto no puede salir peor?

Rodeaba la cama desesperadamente, moviéndome hacia un lado lejos de las garras de Jungkook.

Temia por mi vida. Más bien por mi cuerpo, qué era el que corría peligro. Por mi hombría y por lo que aquel omega de hormonas locas quisiese hacerme.

Maldito mocoso, ¡No volveré a confiar en ti!

Del otro lado de la cama estaba un agitado Jungkook. Quien me miraba y perseguía como una fiera a su presa. Sus pupilas completamente dilatadas y su cuerpo dejando fluir feromonas por doquier.

Una de mis manos encerraba con desespero mi nariz, protegiendola del aroma de Jungkook, pero era imposible y mi instinto animal deseaba más que nada dejarme hacer todo lo que ese omega quisiese hacerme junto a mi lado racional enfrentándolo.

Ambos rodeabamos la cama, que solo se desacomodaba aún más mientras las sabanas caían por los bruscos movimientos.

Mis maldiciones era lo único entendible que se escuchaba en aquel cuarto lleno de jadeos del que escapaba escabulliendome de los brazos de aquel omega.

En ocasiones saltaba sobre la pobre cama para llegar al otro extremo y mantenerme alejado cuando Jungkook estaba por alcanzarse, mientras mi mano a duras penas envolvía mi nariz en un intento totalmente inútil de persuadir aunque sea un poco su aroma envolvente.

—SeokJin —Llamo Jungkook con un tipo de voz parecida a la de Betty Boop.

Mi respiración ya agitada se escuchaba por todo el dormitorio de Jungkook.

Éste sonrió a la vez que se relamia los labios y levantaba una mano en dirección a mi, mostrándome la llave de su cuarto que todo ese tiempo mantuvo en su mano en forma de puño para que no pudiese verla.

¿Cómo carajos...

—¿La quieres? —pregunto meciendola de un lado a otro con la punta de sus dedos. El alfa asintió desconfiado, secándose el sudor de su frente y tragando saliva con un poco de esfuerzo. —Ven y tomala —retó, moviendo los labios lentamente.

Cuando me comenzó a acercar, Jungkook, de un rápido movimiento, abrió su boxer -qué era lo único que llevaba puesto- y metio la llave dentro de el gimiendo cuando el frío bronce hizo contacto con la sensible piel de su... emm, masculinidad.

Un silencio incómodo reino, más bien para mi, que quedé atónito con la mirada en donde había caído la llave.

—¿Te esta gustando lo que ves? —Preguntó Jungkook juguetonamente. Meciendo sus caderas lentamente. —Si quieres, puedes ver aún más... —Se mordió el labio y paso su mano izquierda con lentitud justo donde se encontraba la llave.

Aún lamentaba no haber notado las intenciones de su menor anteriormente.

O tal vez solo quise ignorarlas, como siempre.

¿¡En qué diablos me metí!?

***

Horas antes...

Indirect🍃 JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora