—Keigo, llegaremos tarde— las quejas comenzaron al ver la hora marcada por el reloj —Tenemos que ir al evento— acabó de vestirse poniéndose la chaqueta blanca de su uniforme. Miró la dirección dónde hasta hacía poco estaba el rubio — ¿Keigo?—
Salió de la pequeña sala y miró por los pasillos, preguntó al primer staff que visualizó dónde se encontraba su compañero de grupo, y en respuesta señaló vagamente una habitación. Una vez dentro, vio cómo el rubio miraba emocionado una carta rosa, salida de un sobre negro con adornos dorados que sostenía con la otra mano. —Yuto, ¡mira esto! Hacía tiempo que no leía la carta de una fan. Me pregunto cómo habrá llegado...— La carta había sido enviada con un ramo de rosas de los mismos colores que el sobre, que ahora descansaban en la mesa.
Yuto no retuvo el gruñido, mirando con asquerosidad el papel —Venga, tenemos que irnos— con gestos bruscos se alejó de la sala — ¡Espérame Yuto!— Keigo dejó la carta al lado de las flores y corrió detrás suyo.
El viaje en coche fue silencioso, Yuto escuchaba música y Keigo dudaba entre molestarlo o no. El silencio duró hasta que bajaron del vehículo, entonces fueron los gritos de las fans los que acabaron con el momento incómodo. Ahí entró en su papel de príncipe, incluso llegó a besar el dorso de la mano de algunas afortunadas. Por primera vez en todo tiempo que llevaban juntos como grupo, Yuto no se quedó corto, usando por primera vez el papel que habían entrenado.
—No llames princesas a todas las fans, algunas son las sirenas que navegarán conmigo— pirata tsuntsun. No había nada que quedara mejor a Yuto que un pirata de carácter tsuntsun, y eso agradó a las chicas, ya que al parecer chillaron todas a la vez. —Yu...Yuto-sa-san...— una chica se acercó al susodicho con un regalo entre sus manos, un notable sonrojo se apoderaba de su rostro — ¿Po...podría firmar esto... po-por favor?—
Un doujinshi.
Yaoi.
Yuto x Keigo.
—Vaya, nuestra princesa parece ser una artista— Keigo se asomó, salvando la situación con su bolígrafo. Yuto estaba a punto de explotar, ¿de verdad había ese tipo de fans? Intentó controlarse, no conseguiría nada bueno si pegaba a una fan por aquello, así que se obligó a volver a su papel —Nunca había visto una sirena tartamuda, habla bien si quieres enamorar a este marinero— cogió la mano de Keigo, que acababa de firmar y sin darle oportunidad de soltar el bolígrafo firmó. Las fans no desaprovecharon esa oportunidad y sacaron fotografías con sus teléfonos de la escena de ambos tomándose la mano, todo demasiado romántico.
El evento siguió igual que los otros, las fans pedían algún que otro favor como "déjame acariciar tu pelo" (a Keigo, cómo no) o "ponte este sombrero de pirata" (a saber de dónde habían sacado un sombrero de su talla si esa era la primera vez que hacía su papel), y al acabar ya estaba oscuro, y sin más trabajos pendientes, volvieron a sus respectivas casas.
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— ¿Otra? Esto comienza a hartarme hasta a mí— Yuto miró con desprecio la carta en manos de su compañero, otra salida de un sobre negro y dorado, de papel rosa y con un ramo de flores. Ya habían pasado dos semanas desde la primera, cada concierto recibía todo el lote, incluso cuando tenían más de un concierto el mismo día, siempre llegaban esas cartas. Lo extraño era que el mensaje escrito siempre cambiaba, cada carta tenía un mensaje diferente.
— ¿Qué clase de idol se harta de una fan?— preguntó Keigo, irónico —Y además una tan considerada como esta, me regala siempre flores diferentes y siempre escribe una carta por concierto. Es como si quisiera animarme de manera extrema— abrazó las flores y cerró los ojos, disfrutando de su olor.
—Menuda idiotez— comentó el contrario mientras abría una botella de agua y bebía de ella —Yuto— lo llamó girándose a verlo —¿Estás celoso de que reciba más atención de los fans que tú?— se acercó, dejando las flores en el mueble — ¿O estás celoso de que le preste más atención a la fan que a ti?— sonrió divertido mirando cómo el contrario se atragantaba, dándole a entender que había acertado a pesar de las quejas que recibiría — ¿Cómo voy a estar celoso de una puberta enamorada de alguien que nunca la corresponderá?— el rubio le revolvió el pelo, como si estuviera tratando con un perro —Sí, sí, lo que tu digas—
Iba a cambiar la ropa que llevaba en la sesión de fotografía, pero Yuto lo tomó del brazo atrayéndolo hacia así, acercó la cabeza a su cuello, abrió la boca y... — ¡Yuto!— mordió con toda la fuerza que pudo. Una gota roja se resbaló por el cuello del rubio, pero el moreno lamió antes de que llegara a tocar la ropa, ya que siendo blanca no sería buena idea que se ensuciara. —Así todos sabrán que tienes dueño— Keigo de repente comenzó a reírse —De... ¿De verdad pensabas que no me había dado cuenta?— preguntó entre carcajadas. Yuto sabía a qué se refería, y se sonrojó. —Eres pésimo mintiendo, ya sabía que habías escrito tú las cartas. Y ayer, cuando fui a tu casa, vi que tenías el escritorio lleno de hojas rosas, idiota— siguió riéndose.
Volvió a morderlo, más fuerte que antes, y besó la herida —Sigue riéndote y lo haremos aquí mismo con la puerta abierta—
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Autocelos | Dream Festival | Yuto x Keigo | One-shot
Fanfiction- ¿Otra? Esto comienza a hartarme hasta a mí- Yuto miró con desprecio la carta en manos de su compañero, otra salida de un sobre negro y dorado, de papel rosa y con un ramo de flores.