DE TEMORES, ABRAZOS Y AMORES

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La misiva le había derrumbado cualquier indicio de buen humor que hubiese podido conservar durante el transcurso de aquella mañana. Su abuelo estaba enterado de su participación dentro del Torneo y le había enviado una lechuza en conjunto a una muy extensa carta informándole acerca de sus expectativas. Muy para su desgracia, el círculo social al que pertenecía la familia Nikiforov estaba ya al tanto de todo y las habladurías comenzaban ya a entretejer intrigas aquí y allá insinuando, no sin su pertinente sutileza, que quizás, sólo quizás Víktor no estaba para nada a la altura de las expectativas de la comunidad sangre pura perteneciente a Bulgaria y Rusia. Para su suerte -o mala suerte, dependiendo de por dónde se le viera- la familia Plisetsky, otra poderosa estirpe sangre pura había respondido por él, y había puesto a su heredero, Yuri, cómo quién ayudaría al heredero Nikiforov a superar cualquier obstáculo.

Estaba acostumbrado a la compañía del rubio, y estaba también familiarizado con sus formas, sin embargo y para colmo de males, Yuri no paraba de ver enemigos en las sombras, ahora que su nombre había sido puesto en el Cáliz, y no se le separaba más de lo estrictamente necesario.

-Deberías conseguirte una vida, ¿sabes? -Le dijo luego de haber recibido la misiva de su abuelo. -Estoy harto de tenerte siempre por el rabillo del ojo.

-Si te distraes y pierdes el Torneo, mi abuelo me colgará de las pelotas. Tú ganas esa mierda porqué la ganas, o me dejo de llamar Yuri Plisetsky.

Víktor bufó, malhumorado -El día en que tú desmerezcas tu adorado apellido, será el día en el que yo acepte de buena gana toda esta basura que me dan a comer envuelta en lujos. -Replicó con brusquedad, haciendo al rubio fruncir el ceño -Ándate con tu zorra británica a que te baje los humos, calvo idiota.

-¡Y tú qué sabes! -Aquello le hizo enfadar de verdad. Obviamente Yuri desconocía sobre la identidad de su enamorada -que era realmente enamorado- más sin embargo el insulto le pareció directo hacia Yuuri y eso le hizo rabiar aniveles insospechados. Un destello de magia espontánea hizo al heredero de la familia Plisetsky retroceder de súbito -¡Maldición, Víktor! ¡Controla tu mierda!

Le miró, furioso -¡Pues hazme un puto favor y déjame en paz!

En el instante en el que otro destello hizo vibrar las ventanas de la estancia, Yuri desenfundó la varita y le apuntó. Eso descolocó a Víktor apenas unas milésimas. El dolor en su cabeza le hizo doblarse sobre sí mismo -Contrólate, Víktor -Dijo esta vez con una peligrosa y helada calma desbordándole las palabras.

-¡Lárgate!

Pronto, Mila irrumpió en la habitación y los miró a ambos con los ojos azules muy abiertos -¡Por Morgana! ¿Qué diablos estáis...? ¡Yuri, baja la varita ahora mismo!

-¡Lo haré hasta que este idiota se calme!

-¡Víktor! -Un tercer estallido se dio y quedó derribado contra el suelo, respirando agitadamente, con el sudor bañándole el rostro, tenso cómo una vara -Llamaré a Yakov...

-¡No! -Exclamó Viktor Nikiforov con desesperanza -No...¡No necesito que llaméis a nadie, joder! ¡Sólo necesito que me dejéis en paz!

Y rápido, cómo nunca antes en su vida se puso de pie y salió a volandas de las habitaciones que compartía con Yuri y Mila. Sus estancias estaban compartidas con los Slytherin, por lo que tuvo que enfrentarse a varias miradas despectivas en su camino de huida hacia los jardines.

Afuera, el viento estaba helado, muy helado, y le entumió tan pronto dejó atrás los muros protectores del castillo y salió al verdor de los jardines.

A la EsperaWhere stories live. Discover now