↜ToisΨ

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"No hace falta ser un sueño para ser tu peor pesadilla."

👀👀👀👀👀👀

Louis

¿Peluchito? ¿Pero qué rayos?

—Agradecería que te apartaras de mi espacio personal, estas violándolo.— Mi mano busca zafarse de su agarre sin éxito alguno por lo cual opto por medidas más drásticas, despegándome de la barra y retrocediendo hacia atrás listo para poner más de diez kilómetros de distancia entre el cuerpo de este psicópata mal intencionado y el mío.

Sin embargo, mis acciones tienen un efecto boomerang instantáneo al sentir mi espalda topándose con su pecho y su anatomía respondiendo al contacto. Como si tratara de un efecto acción-reacción, su pelvis se amolda contra mí, evocando que un jadeo entrecortado escape mis labios. Intento en vano ocultarlo con un ataque de tos aunque lo que comenzó siendo un simple carraspeo de garganta rápidamente se convierte en una tos continua y ardiente que trae cierta humedad en mis ojos al sentirlo frotarse contra mi sin escrúpulo alguno. Su pelvis rota y fricciona con presión demandante y no puedo evitar boquear en busca de aire cuando lo siento crecer contra mí.

La cercanía impuesta es aún más notoria cuando su mejilla roza la mía. Aliento mentolado con un leve toque de anís abanica mi cara ahuyentando así el último destello de lucidez avivando mis neuronas. Su avance no da tregua alguna. Mi vulnerabilidad se convierte en la peor de mis enemigas al sentir labios carnosos presionando contra el lóbulo de mi oreja izquierda.

—Respeto tu espacio personal pero reafirmo mi autoridad como tu demonio violándolo de todos modos.— Por el rabillo del ojo observo como la comisura de sus labios se yergue en una sonrisa pícara y descarada. Mi escrutinio es correspondido con un agarre más hosco que irradia posesividad junto a una promesa circunspecta de marcas violáceas en la piel encarcelada bajo el dominio de sus manos callosas.

Dos vasos cristalinos con un brebaje de color amberino y bordes azucarados son repentinamente situados en la barra y deslizados hacia nuestra ubicación. Mi captor se mueve con desenvoltura y elegancia la mano que aun reclama la mía por encima de la barra se vuelve laxa antes de deshacer su agarre para tomar uno de los tragos preparados por el barman que se ha dignado a ignorarme frente a mi escasez monetaria.

Maldito oportunista.

Sangre espesa cosquillea mi lengua cuando finalmente decido deshacer el agarre de mis dientes sobre el músculo interno de mi mejilla derecha.

—Bebe.—La tranquilidad que acompaña la orden eriza los pelos de mi nuca al compás de la bola hielo que se asienta en la entrada de mi esófago. Mi escapatoria está tomando mucho más tiempo del debido y a falta de ideas que respalden mi aun inconcluso plan, obedezco.

El vaso se alza a mis labios en forma casi involuntaria, la potente esencia del alcohol acaricia mis fosas nasales evocando que el puente de mi nariz se frunza con el picor que acarrea el brebaje. Estoy a punto de confesar que jamás he bebido cuando su risa pausada y teatral llega a mis oídos, empujando mi fuero interno hacia su punto de ebullición.

Chasquea su lengua y me voltea, obligándome a enfrentar su mirada carnal. Sus ojos se achinan con un leve atisbo de entusiasmo su labio inferior es preso de su pulgar e índice evocando que el rojo carmín del músculo se vuelva de un tono cereza escarlata bajo la presión impuesta. Deseo apartar mi mirada pero el rizado de piernas kilométricas es un hipnotizador nato.

—Tranquilo peluchito un trago no te desvirgara.— El espacio entre nuestras caras es casi imaginario, la punta de su nariz se topa con la mía y sus labios se curvan cínicamente hacia arriba ante mi mueca de inconformidad. —Ese es mi trabajo después de todo.

El rechinar de mis dientes se eleva por sobre el barullo electrónico que rodea las pistas de baile. Temblores asaltan mi anatomía y el  vaso en mi mano izquierda se vuelve dulcemente pesado haciendo que su presencia sea prácticamente imposible de ignorar.

Todo se balancea en cámara rápida a partir de ese instante.

El contenido de mi vaso es arrojado. Este estampa contra el rostro cincelado del Kraken. Mi pie izquierdo se alza con precisión tomando distancia para un mayor impacto con la punta de su bota dorada, pisando con ahínco su pie derecho.

—Sobre mi muy difunto cadáver— La brecha entre nuestras anatomías finalmente cede frente a mi asalto, dándome la perfecta oportunidad para escabullirme. Mis pies se mueven con un frenesí que me es completamente ajeno, el shot de adrenalina que transita mis terminaciones nerviosas se agrava a medida que zigzagueo entre cuerpos sudorosos e inebriados, rogando por la presencia de un cierto rubio entre las embotelladas pistas. 

Orbes índigos finalmente dan con una mata de cabello rubio desastrosamente teñido y estilizado en un hopo. Sin embargo, mi compañero de cuarto no parece percatarse de mi presencia, no cuando una sombra alta y macabra se alza sobre él, fundiéndolo en un abrazo bochornoso y manoseándolo de forma tal que deja poco a la imaginación.

—¡NIALL!—Mi mano se cierra en el algodón de su remera de Bon Jovi tirando de la última en un intento torpe de llamar su atención, la cual no es correspondida.

Joder.

—POR EL AMOR DE TODO LO SAGRADO PUEDES DEJAR DE INTERCAMBIAR FLUIDOS CON ESTE um disculpa, ¿Cómo es tu nombre?— Mis mejillas se tiñen de un carmín pronunciado cuando vuelco mi atención en el extraño que acapara el afecto de mi mejor amigo.

El desconocido casualmente despega sus labios del irlandés ladeando su cabeza con un pequeño puchero. Sus ojos son grandes, extremadamente expresivos y de la tonalidad del chocolate, su cabello es castaño como la madera añeja y este ha sido casi completamente rapado contra su cráneo dejando solo una fina capa contra la piel. Sus modales acompañan su personalidad cuando me extiende su mano izquierda con extrema formaliad, brazo derecho descansando de forma despreocupada en la cintura del pelirubio.

—Liam, soy Liam Payne. Un gusto— estrecho su mano esbeltamente tatuada y asiento con una pequeña sonrisa formándose en mis labios.

—Louis Tomlinson.— Mi mano deja la suya para pinchar el bicep de Niall logrando que su mirada acaramelada de adolescente puberto milagrosamente se fije en la mía.

Carraspeo mi garganta para una mejor dramatización y sin más, grito,

—¡¿AHORA PUEDES DEJAR DE INTERCAMBIAR FLUIDOS CON LIAM PAYNE Y PRESTARME UN ÁTOMO DE ATENCION LEPERCHAWN SOBAQUEADO?!— Mi voz se quiebra y mi labio inferior comienza a temblar. 

—Ni, por favor solo l-llévame a casa, ¿si?

Las palabras de Niall llegan a mi cerebro en una nube fogosa y dispersa, el mensaje detrás de las mismas es indescifrable. Todo carece de sentido cuando la punta fría de un machete se ancla a mi espalda baja. Un par de labios fríos se pegan a la piel empapada de mi nuca y una voz morosa me susurra siniestramente, tomando como audiencia a mis oídos.

—Tu ausencia estimula mi sangre. Kiss or Kill. Besa al diablo o muere en el intento, peluchito.

La insinuación de las palabras recitadas detona en un dolor punzante e enceguecedor, el cual se infiltra como lava ardiente por mi piel.Todo se sume en una negrura espeza y sileciosa y simplemente, me dejo llevar, bajo el filo del machete que se hunde en mi carne.

L͓̽u͓̽r͓̽e͓̽ M͓̽e͓̽ I͓̽n͓̽ (Larry AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora