Nota:
Quiérete, aunque no sepas cómo.
…
13.
No suelo creer en la suerte, de hecho, nunca me ha llamado la atención el significado de una palabra que es veneno y antídoto a la vez. Veneno porque te quema, te quema las entrañas cuando empieza a aparecer en tu vida y antídoto, porque te salva del naufragio de una vida repleta de vaivenes llamados suerte.
¿Sabes? Lo bueno suele pasar una vez, lo malo es querer repetir, caer en esa estúpida rutina de creer que todo lo malo tiene una parte buena, que sale a flote y reluce entre tanta mierda. Y no, el fallo no está en buscar el amor, el problema es buscar alguien a tu medida.
Supongo, que es ahí donde empieza ese gran dilema en el que queremos encontrar la suerte para poder hallar el amor, o, querer buscar amor para poder tener suerte.
No, no se trata de encontrar amor o suerte, se trata de encontrarse a uno mismo dentro de tantas lagunas para poder dar todo de ti, todas esas partes magníficas que aún no has descubierto por centrarte más en personas ajenas a tu vida, que en lo más importante; en la persona que has sido, que eres y que puedes llegar a ser.
Seguramente, tú, yo, el mundo, construimos un laberinto sin salida asemejando la palabra suerte única y necesariamente con la irónica compañía de una persona, un alma gemela que, intermitentemente y sin remedio, irá haciendo y comenzando una guerra sin cuartel que nos atrapa en un círculo vicioso del cuál deberíamos, pero no queremos salir por el hecho de creer que hemos encontrado el tesoro detrás del arcoíris, la cura a todos nuestros problemas. Tenemos que despertar, hacernos a la idea de que nadie es indispensable, de ser así, estaría limitando tus ganas de vivir, meternos en nuestra cabeza llena de dudas y preguntas que, si dejamos que una persona sea indispensable en tu vida, nunca serás feliz del todo. Aprende a diferenciar entre lo que ha estado y siempre estará en tu vida, y lo que entra y sale como si de un boomerang se tratara. Tú eres con quien pasarás el resto de tu vida, date la oportunidad que te mereces y sé feliz de la única manera posible para encontrar esa felicidad que te acompañe cada día de tus días.
La suerte, así como la felicidad, no hay que buscarla, la tienes, ha estado siempre dentro de ti, lo único que tienes que hacer es desalojar tu cuerpo de todo aquello que te aferra a la necesidad y la creencia de tener a una persona para poder conseguir todo eso que, de alguna manera u otra, viene contigo de fábrica.
Y no, no digo que no necesitemos a esa persona especial o que entremos en un bucle solitario con nosotros mismos por el resto de los días. Lo que digo es que vivámonos, porque el tiempo pasa sí, pero no limita, así que desabrochemos todos nuestros miedos y metámoslo en la lavadora para limpiarlos y sacar oportunidades, que bien que nos hacen faltas.
Y lo que más me gusta, tal vez, sea que no tenemos etiqueta y que somos todo eso que queramos ser.Posdata: Sé feliz, tan feliz que ni sepas el porqué.