—Vas a ver como te va a encantar vivir en Londres, Sky—menciona mi madre cuando despegamos en el Aeropuerto Internacional de Londres; Heathrow, así mismo toma a los gemelos uno a cada lado de su mano—. Ya te inscribí en tu nuevo colegio, los señores Harper han sido tan amables de permitirnos vivir en su hogar mientras yo trabajo para ellos.
No respondo, me limito a mostrar una pequeña sonrisa no del todo sincera. Sé que el vivir aquí es una gran oportunidad para mí y mi familia, pero aún así dejar atrás Boston no es nada fácil. Sin embargo; tratare de mostrarme positiva por mi familia.
Permitanme y les doy una brebe explicación de cual es el dichoso trabajo de mi madre que nos saco fuera del país:
Los Harper, la familia de empresarios más adinerada de Londres y toda Inglaterra, después de un pequeño inconveniente que tuvieron con el personal, problema del cual se desconoce por completo. Hizo que todos fueran despedidos. Se inició la búsqueda de empleados nuevos capacitados para el trabajo, mi madre en secreto (sin habernos dicho antes a nosotros) se postuló para ser la chef de los Harper. Cabe destacar que antes de tenernos a nosotros sus hijos una joven adolescente llamada Josphine Carpenter, amante de la comida y todo lo referente a ello soñaba con ser una gran chef en un futuro, cada comida que creaba era como probar un pedazo de cielo—palabras de mi padre no mías—y daba honor a ello ganando incontables competencias culinarias y trabajando en restaurantes famosos de Estados Unidos. Era muy joven y sorprendía a todos aquellos que probaban su comida el sueño que tanto anhelaba al fin lo había cumplido luego nací yo y mis padres estaban más que felices, tenían todo lo que podrían haber deseado.
Pasaron unos cinco años después de mi nacimiento y le habían ofrecido a mi madre un puesto como chef principal en el restaurante más aclamado de París días después llego la bendición los gemelos. Entonces eligió a su Familia antes que el sueño de su vida y paso todo lo que paso hasta llegar aquí.
La señora Harper estaba encantada con los platillos de mamá, tanto qué permitió que ella y su familia vivieran en su hogar para facilitarles las cosas.
Un señor con traje esperaba afuera con un cartel en las manos el que tenía escrito con marcador negro "Familia Adams"
Caminamos hacia él
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Dulce Venganza
RomansaUn corazón roto. Un alma destrozada. Odio. Rencor. Venganza. Y no una venganza cualquiera si no una Dulce Venganza. Esos son los pensamientos que tiene Angélica Swan desdé aquel día, aquél día en el que dejo de creer en aquel sentimiento maravillos...