XIX

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El puño de Yixing se cerró con fuerza mientras los ojos se le llenaban de lágrimas que se resistía a dejar salir. No lo podía creer... no le cabía en la cabeza el cinismo del infeliz frente a él. 

—Yixing yo... tenía que verte —comenzó y la sangre le hirvió al chino mientras veía al tipo sonreírle como si nada hubiera pasado— tenía que decirte algo.

—¿Qué has venido a hacer aquí, Baekhyun? —preguntó con voz dura mientras la primera lágrima se deslizaba por su mejilla. El más bajo estiró en un instinto la mano hacia su rostro, pero Yixing retrocedió un paso dentro de la casa de los abuelos. Tuvo ganas de cerrar la puerta en ese instante, de gritarle a Byun Baekhyun que se largara de una vez, que ya no podía hacerle más daño, que era inútil... pero su mano tan solo se aferraba al marco de la puerta con tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos.

No había soltado esa puerta desde que abrió y lo vio parado allí. Maldijo a su suerte y se maldijo a sí mismo ya que esa mañana había decidido quedarse a vigilar la casa en lugar de acompañar a sus abuelos a la ciudad a hacer las compras, así Baekhyun habría llegado a encontrar una casa vacía y se habría ido... 

—Yo... yo... no lo sé exactamente. Tenía que venir, eso es todo lo que sé—. Yixing respiró profundo y sintió vergüenza cuando al dejar salir el aire, tembló entre sus labios. —Perdóname, Yixing. En verdad soy un idiota. 

Yixing negó con la cabeza. 

—El idiota fui yo. No debí quererte, no debí pensar que querías estar conmigo de verdad... Pero yo no me voy a disculpar por eso, porque ya he pagado por mi error. 

—¡Sí quería estar contigo! Pero me dejé llevar cuando vi a Sehun y... y todos los recuerdos... Él era la única persona a la que había amado. —Yixing bajó la mirada, Baekhyun dio un paso adelante y acercó con cautela la mano derecha hasta el puño cerrado del pelinegro, lo rozó con las yemas de los dedos y se le hizo un nudo en la garganta cuando Yixing retrocedió un paso más—. Lo era... hasta que me di cuenta que te amo a ti, hasta que empecé a odiarme por el daño que te hice... hasta que tuve que rogarle a Luhan por que me dijera donde estabas... hasta que abriste la puerta y me temblaron las piernas... Yixing, te amo. Eso vine a decirte, por eso vine hasta aquí. 

—Basta...— susurró y Baekhyun retrocedió despacio. —¡¡Deja de decirlo, maldita sea!! —gritó— No me digas eso ya... detente.

—Yixing...

—Vete, Baekhyun... por favor, vete. Hazlo antes de que empiece a creerte—. A Baekhyun se le vino el mundo abajo cuando Yixing volvió a mirarlo y notó esas lágrimas contenidas a la fuerza, iguales a las que había visto esa noche en su habitación cuando, igual que ahora, parecía suplicarle que se fuera. 

—Perdóname, Yixing...—volvió a decir mientras retrocedía un par de pasos. Yixing resistió el impulso de detenerlo, de decirle que él también lo amaba y besarlo... Casi corre a él cuando notó esas lágrimas que rodaban en las mejillas de Baekhyun. Sin embargo, cerró la puerta. 

****

El licor pasó más amargo que nunca por su garganta. Apretó los ojos con fuerza y sacudió ligeramente la cabeza mientras dejaba el vaso vacío sobre la barra del bar. Una oleada de nauseas lo invadió y trató de respirar hondo mientras se resignaba a los efectos del alcohol provocados en sus sistema. 

—¿Puedo ofrecerle algo más? —preguntó el amable sujeto detrás de la barra en un decadente inglés, Baekhyun levantó el mentón y lo miró por algunos segundos en silencio. 

—Uno más—. Respondió con su inglés igual de torpe y además atropellado por el alcohol mientras señalaba con su índice el vaso de vidrio vacío. El hombre de cabello castaño asintió y Baekhyun volvió a bajar la mirada. —Yixing...— suspiró por enésima vez y se limpió otra vez los ojos con el dorso de la mano. 

Lose controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora