Konkurrent 无辜: KOOKMIN

ｙｏｕ ａｒｅ ｖｅｒｙ ｃｕｔｅ!

—¡Bien chicos —la mayor de ahí habló mientras veía como todas las pequeñitas cabezas se movían para ponerse en fila —, hoy jugaremos en parejas! Será un pequeño circuito pero deben ser de a dos.

Ella siguió explicando mientras que no notaba como un pequeño faltaba en esa fila, si no que estaba en la parte de atrás arrugando su larga camisa, la cual le llegaba hasta las rodillas. Le gustaba usar cosas grandes porque sentía que así se veía más delgado, ya que si Jimin se miraba frente al espejo, lo único que pensaba era en insultos sobre su peso, todo eso a la corta edad de siete años. Frunció el ceño y sus pequeñas piernitas retrocedieron un poco, iba a huir de ese lugar pero alguien se lo impidió.

Unos delgados brazos rodearon su rellenito cuerpo, haciendo que abriera su boquita para gritar, lástima que no pudo ya que evitaron eso tapándole la boca. Sintió un gran temblorcito en su cuerpo y lágrimas iban a salir.

—¡Mochi realmente grita por todo! —chillo el castaño frunciendo sus cejas —. Tranquilo, tranquilo. Sólo te quería decir que me gusta tu atuendo de hoy, se te ve bastante lindo...bueno, a todo se le ve lindo a Jimin, da envidia pienso yo y ¡Oh! Apuesto a que debo de estar hablando cosas raras, espera ¿es raro decir qué un chico es lindo a otro? Hum, rarito es que piense tanto las cosas que quiero expresar — puso sus manitos en la cintura mientras su mirada era penetrante en un punto del suelo.

Jimin le miró como si Jungkook fuera un bicho raro. Se supone que cuando llegó, apenas y podía hablar de lo tímido que era, aunque siempre llamó la atención de todos porque les parecía un chiquillo 'cool'. Jungkook usualmente no contestaba a lo que decían, sólo se encogía en su pequeña silla color rojo bastante apenado de no poder terminar su dibujo de él y otro chico del aula. Usualmente terminaba tomando su pequeño dibujo y se iba a un rincón del lugar, sacando uno de las almohadas que había ahí para estar cómodo y terminar su obra. Jimin sentía una pizca de envidia.

Él la única atención que recibía era para burlas sobre su peso y sobre la fea que era su ropita. Se sentía mal ya que su madre se la compraba con mucho amor, incluso ella aún cuando no tenía mucho dinero, trataba de comprar todo lo que Jimin quería. Tenía ganas de llorar por lo feo que hablaban sobre su gusto de vestir, sentía que ofendían a su madre. Recuerda cuando una vez empujó a un niño mayor, porque dijo que su playera de perritos era fea, y esa misma era la playera que su progenitora le dio para el día de su cumpleaños.

Y luego estaba Jungkook, quien todos halagaban. A quien escogían para todo.

Pero Jungkook un día se le acercó, casi tirando el dibujo que tenían sus pequeñas, encima del pequeño Park. Mostraba sus mejillas demasiado rojas, como si tuviera fiebre y fuera a morir por ello, el pequeño Jimin se alarmó ante las mejillas rojas del muchacho y se acercó más, claro que sólo recibió un chillido de Jungkook más un '¡Deja de ser tan adorable para Jungkook!'

Desde el día que le entregó su dibujo, que eran ellos mientras se tomaban de las manos, Jeon siempre se acercaba a Jimin para decirle cosas raras sobre su apariencia, además de que a veces hablaba en tercera persona. Jimin siempre escapaba del castaño porque le hacía sentir cosas raras en su estómago, y que su cara ardiera mucho. Pensaba que Jungkook tenía una clase de enfermedad y se la quería transmitir, ya que como era el menos valorado del lugar, nadie se iba a dar cuenta que después estaría muerto en su asiento color azul.

—Jungkook, no hagas eso —su voz era difícil de escuchar. Bajó su cabeza de forma dócil e inflo sus mejillas que volvían a estar rojas.

—¿Jungkook no debe hacer qué? —ahora se cruzaba de brazos y se agacho para tratar de ver el rostro de Jimin, cosa que no pudo, así que se tiró al pasto y rodó hasta chocar con los zapatos del otro castaño. Cuando sus miradas se conectaron, Jungkook sonrío muy feliz —. Wow...de verdad eres lindo ¿Sabes qué es lo que hago? Jungkook esta coqueteando contigo para así invitarte a salir —guiño, o bueno, eso trató ya que cerró sus dos ojitos.