Me pusieron el apodo de Luna, por pasarme ahullándole cada noche. Cubierta de humo y vapores, de sangre y lágrimas.
Después me llamaron lunática por no saber mantener amistades, amores ni a mi propia familia, por deshacerme de todo lo necesario y quedarme sin nada.
Intentaron que fuera un Sol que iluminara a cada paso y me quedé con la parte abrasadora, la que quema, la que arde, a la que no puedes acercarte ni quiere que lo hagas. La parte de las llamas, impredecible y destructiva.
Fui el huracán que te pasó por encima.
Actué como el mar en las tormentas, albergándote en el centro donde mi tempestad no pudiera tocarte,
pero te saliste de la línea que había dibujado para ti y ahora vagas por mis piezas rotas, por los cristales que dejaron en mí. Ahora soy tu destrucción.
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Por la madriguera
Short StoryEsta historia la cuenta mi soledad y es una birria que pienso modificar.