Vigilado

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 Simon sabía que algo andaba mal, su instinto se lo decía y por lo general trataba de confiar en el. Desde que había salido de casa de  Clary algo lo venia siguiendo, ¿cómo estaba seguro de ello?, no sabría decirlo con exactitud pero la sensación no lo abandonaba y era como un frió que le recorría la espalda y le tenia los nervios alterados, sus sentidos se habían agudizado mucho más, haciendo que cada fragancia, cada ruido, cada leve movimiento lo hiciera detenerse a vigilar su alrededor. Tal vez estaba exagerando pero ya había sido sorprendido demasiadas veces con la guardia baja para que esa fuese otra de esas ocasiones. 

Aún así siguió caminando, después de todo sólo faltaban unas cuadras para llegar a la estación del metro, no era demasiado tarde y allí se sentiría más seguro, por lo que  apuró el paso decidido a correr si era necesario, sólo faltaba una calle, ¿lo malo?, estaba oscura, sola y cubierta casi en su totalidad por frondosos árboles que no dejaban pasar la luz de la luna que se asomaba esa noche; era el último reto, si su corazón aún latiese estaría como el motor de un carro de carreras, odiaba la sensación, le oprimía el pecho y lo dejaba vulnerable pero no podía hacer nada por ello. 

Pisó la esquina y se detuvo de nuevo, miró en su periferia, todo seguía normal , nadie estaba por allí o al menos nadie que el notase, se apoyó en las puntas de sus pies y respiró hondo, tensó sus hombros y piernas, como preparándose para una verdadera maratón, contó hasta tres en su mente y al llegar al número final corrió, corrió como si su vida se fuese en eso, corrió como creía nunca lo había hecho , lo hizo sin mirar atrás sabiendo que lo que sea que lo vigilaba estaba allí pisando sus talones. A Simon no le importó, unos cuantos metros y estaría en la seguridad de la estación, cinco pasos, cuatro pasos, tres pasos, dos pasos... algo se aferró a su chaqueta de forma violenta, algo que intentó llevarlo hacia atrás quien sabia para qué, y lo hubiese conseguido si no fuese porque la fuerza y voluntad de Simon le dieron el impulso para hacer un último esfuerzo y liberarse de aquello que quería quebrantar la precaria estabilidad que había conseguido en su vida, dio un salto hacia delante y prácticamente voló por las escaleras cayendo de espalda en el suelo de baldosas blancas de la estación, estaba seguro que si hubiese tenido todavía la necesidad de respirar estaría ahogándose ahora mismo por el golpe. 

Varias personas se acercaron para ayudarlo, incluso lo ayudaron a ponerse de pie y le preguntaron por su estado, cosa rara en Nueva York donde cada quien se ocupaba de sus asuntos, Simon ignorando lo demás solo pudo mirar la cima de las escaleras... no había nada allí, ni una sombra... nada... sacudió su cabeza y agradeciendo a las personas que lo auxiliaron paso de largo al interior del túnel mientras arreglaba su desordenada ropa dándose cuenta que su chaqueta estaba rota allí donde sea lo que fuese aquella presencia lo había atrapado, torció su boca en una mueca de inconformidad, aquella prenda era su favorita; aun así decidió dejarlo pasar, ya qué, luego lo arreglaría, por ahora lo importante era que estaba bien aunque no tuviese ni idea de que era eso o ese que lo quería. Con un suspiro pesado empezó a caminar preocupado ya por no perder el tren.  

Simon Lewis - One shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora