Durante nuestro pasar en la tierra es normal hacer lazos con la gente que nos rodea. Algunas veces estos son tan importantes en nuestras vidas que marcan un antes y un después. Unos son tan antiguos, otros no tantos, y tan apreciados por nosotros que nos es difícil romperlos. Sin embargo, el problema viene cuando confundimos los lazos de gran cariño con un simple aprecio. Y esta lección estaba por aprenderla dos jóvenes inglesas.
En un viejo anfiteatro se encontraba un grupo de actores y acróbatas, todos estaban atentos a lo que el dueño de ese pequeño teatro local les comunicaba, tal vez la noticia más asombrosa de toda su vida...
- Ladies y caballeros – anunciaba el pequeño hombrecillo, mientras hacia una reverencia muy desagerada- me complace decirles que hemos sido invitados a participar en un gran evento. Dentro de 30 días se celebrará el carnaval de nuestra ciudad, y el Conde nos invitó a ser parte del espectáculo que se dará en el Palacio de Winchester. Para esta ocasión tan especial, he pensado en realizar no sólo una representación teatral simple, sino que también incluiremos entretenimiento por todo el lugar. Para ello, necesito que todos den lo mejor en sus respectivos papeles y trucos- Tras terminar de decir esto, el hombre de baja estatura se dirigió hacia la pelirroja y pelinegra que estaban frente a él - Como sabrán, Sasha y Mikasa están por retirarse de nuestra pequeña comunidad. Pronto regresarán a su respectivos hogares, sin embargo, quiero preguntarles si cuento con ustedes para esta ocasión- La joven oji-café sin dudarlo asintió a tal propuesta - ¡Perfecto! - gritó el dueño extendiendo sus brazos al aire- Por esta razón daremos el mejor espectáculo que hasta la fecha hemos ofrecido, como forma de despedida de nuestras dos grandes compañeras, que digo compañeras, nuestras hermanas- Y justo esto era lo que ese conjunto de personas eran, ellos no eran un solo grupo de compañeros de trabajo, eran una gran familia.
Una hora después, en una tarde hermosa en el centro de Londres caminaban dos hermosas amigas. Disfrutaban de su tan merecido descanso tras haber finalizados sus estudios. Dos años atrás habían abandonado el seno familiar, para aprender de todo lo que una joven de buena familia debería saber, al fin volverían a sus hogares. Y como recompensa a sus años de esfuerzo se darían unas semanas para disfrutar de aquella ciudad antes de abandonarla.
Sasha, una joven de tan sólo 16 años, pelirroja, ojos cafés y piel morena, hablaba alegremente sobre sus futuras aventuras durante esas semanas, entre ellas el Carnaval. Ella junto con su mejor amiga, Mikasa Ackerman, una joven de 17 años, cabello negro y ojos grises que contrastaban tan bien con su piel blanca como la nieve, visitarían cada lugar turístico y además asistirían a cada baile, antes de partir de esa ciudad.
La joven azabache sólo se dedicaba a observar como su amiga de carácter más extrovertido hablaba exagerando los movimientos de sus manos y pies, mientras fingía como bailaba con lo que ella describía todo un galán. Y aunque algunas jóvenes dirigieran sus miradas hacia ellas, por la falta de recato de su amiga, debía admitir que aquella característica era la que más amaba de la pelirroja.
La joven azabache, a diferencia de su amiga, era de un carácter más reservado. Eso no significaba que no disfrutara de los grandes bailes que se celebraban. Sin embargo no era de su agrado que la trataran de cortejar los jóvenes que eran participes de ellos. Ella prefería pasar de ser inadvertida. Más, tal vez como broma, el tiempo se había encargado de darle tal belleza, ocasionado que captara más miradas masculinas de las que ella quisiera.
Mikasa llevaba conociendo a Sasha los mismos años que había dejado el seno familiar. Ambas se habían encontrado en el salón de arte de Miss Stale. Aunque no llevaran muchos años conociéndose el lazo que ahora las unía era de una verdadera amiga, más que eso, de una hermana. Y aunque a menudo la morena la metiera en situaciones comprometedoras, como aquella vez, la quería mucho.
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Amor y Amistad
General FictionEn una sociedad donde el estatus social lo es todo y el deber con la familia es primordial, Sasha y Mikasa tendrán que comprender a la vida y sobre todo a sus corazones, si quieren encontrar el amor verdadero.