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el rubio no quería permanecer ahí parado como idiota, corría el riesgo de ser descubierto por sus vecinas y quedar como un enfermo acosador frente a ellas, ¡y frente a la chica linda del cabello azul!

bufó y se alejó de su ventana con suma lentitud, después tirarse (literalmente) a la cama. casi caía al suelo, casi.

pasaron varios minutos y él solo se limitaba a observar el techo, sumido en sus pensamientos.

"¡joe! ¿podrías bajar un segundo, cariño?" le gritó su madre desde la primer planta de su casa.

él ni se movió, no tenía ganas de salir de su habitación si quiera, por lo que fingió estar dormido.

pensó que, si realmente fuese importante, su madre iría a buscarlo, como las otras veces.

"está bien si no quieres venir, jovencito. ¡podrías solamente gritarlo!" su madre entró a la habitación, una mueca de enfado estaba plasmada en su rostro. "como sea, quería avisarte que iré a darle la bienvenida a los nuevos veci-"

joe se levantó de un salto de su cama, sorprendiéndose así mismo de su fuerte necesidad por conocer a la misteriosa chica, por saber por lo menos su nombre.

se colocó sus tenis favoritos, abotonó su camisa azul de cuadros y trató de peinarse inútilmente el desorden que era su cabello con los dedos. volteó a verse al espejo, corroborando que no faltase nada respecto a su apariencia. le sonrió a su propio reflejo, se veía muy bien.

la madre de joe lo observaba burlonamente desde el marco de la puerta, ella sabía que su actitud se debía a alguien en especial; ya saben, la intuición de una madre.

la señora keery tocó el timbre dos veces seguidas, bajo la impaciente mirada de su único hijo. ambos permanecían callados, joe flexionaba su pierna de arriba abajo, nervioso.

pasaron algunos segundos, que parecieron horas para el muchacho, cuando por fin se dignaron a abrir.

una de las mujeres castañas y rellenitas los miró con una ceja alzada, pronto reemplazando su expresión despectiva por una sonrisa, a simple vista, forzada.

"¿qué se les ofrece?" preguntó la mujer.

joe notó que no era americana por su acento. sospechaba que se trataba de una ¿alemana? pero no lo sabía con exactitud, era malo en ese tipo de cosas.

"uhm... solo pasábamos a darles la bienvenida al vecindario" dijo la señora keery, extendiendo una caja con galletitas con chispas de chocolate recién salidas del horno.

joe dejó de prestarle atención a las dos mujeres, ya que una delicada figura femenina se posó frente a sus ojos, detrás de la enorme mujer castaña. él casi olvidó cómo era que se respiraba. la chica del pelo azul era aún más hermosa de cerca.

con las mejillas ligeramente sonrosadas y una pequeña sonrisa en el rostro, joe alzó la mano, agitándola en el aire en forma de saludo.

la chica enarcó una ceja e hizo rodar sus lindos ojos azules, después se dio la media vuelta y desapareció por dónde había venido.

su sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco, hasta formar una mueca de desilusión. joe dejó caer su mano en su costado y agachó la cabeza, teniendo a sus pies en primer plano.

"no nos interesa hacer nuevos amigos" escuchó a la mujer de dudosa nacionalidad. "y si me disculpa..."

levantó su cabeza y alcanzó a ver como la mujer castaña le arrebataba la caja de galletas a su madre, para luego cerrarles la puerta en la cara.

la señora keery abrió su boca indignada.

"bien, pues espero que engorde más con esas galletas" bramó la mujer, con el rostro rojo de la furia.


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⏰ Última actualización: Nov 17, 2017 ⏰

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cold blue • joe keeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora