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— Mierda, Deán. Tenias que girar para el otro lado.

Exclamo Sam terriblemente irritado,por su parte Deán solo rodó los ojos,y mirándolo de reojo simplemente contesto

— No es momento de gritar Sam. El estrés es malo para el bebe.

— ¿¡Cual estúpido bebe!?

— Yo.

Sam resoplo,notoriamente enfadado por el hecho de que su hermano no se tomara con mas seriedad el caso.

Habían estado siguiéndole la pista a lo que creían era un nido de vampiros,pues era lo que dos cadáveres sin sangre y tres personas desaparecidas indicaban.

— Bueno, Sammy. — Exclamó Dean apagando el motor de su nena,mientras se detenían en una vieja y decaída granja abandonada.— Ya hemos llegado a vampirolandia.

Sam bufo.

— Seria mejor,si termináramos de una vez con el trabajo,en lugar de hacer bromas tontas.

— Relajate. ¿Cuanto llevamos haciendo esto? ¿Ocho,nueve años?

— Nunca serán los suficientes para aprender todo. — Dijo Sam bajando del auto. Dean solo rodó los ojos,y apretando el puñal entre las manos,bajo del auto siguiendo de cerca a Sam.

— Que comience la diversión. — Murmuro el rubio abriendo la entrada de el granero, la oscuridad los recibió,y el silencio los envolvió a en sus brazos.

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El metal rasgando la piel era el único sonido que se escuchaba,eso y las cabezas cayendo una por una,rompían el silencio de una manera escalofriante. Los falsos murmullos de las bestias se detuvieron,abatidas todas por solo dos cazadores,las cabezas de estos seres malvados se encontraban mirándoles,con sus ojos desorbitados y sin vida, y con la sangre chorreando,miraban desde el frío piso,cada paso de sus verdugos.

Los cazadores se miraron,habían acabado con el nido,pero para su desgracia,dos de las víctimas habían sido desangradas momentos antes de su llegada,y el tercero había sido convertido durante la batalla. No habían podido salvarlas.

Sam miro el cuerpo sin vida del joven de apenas 17 años que había sido convertido,sus mejillas seguían sonrojadas y sus ojos avellanas estaban vacíos,la vida había desaparecido de ellos,causándole un agrio sentimiento al cazador mas alto.

— Era solo un niño. — Murmuro cuando Dean hubo llegado a su lado,y poniendo una mano en su hombro este solo dijo:

— No podemos salvarlos a todos.

— Volvamos a casa.

Dean asintió,y después de quemar el granero,se marcharon dejando tras de si,solo humo y fuego.

El viaje de regreso fue largo y agotador,ninguno de lo dos hablo mientras estuvieron en el auto. Ni siquiera Dean,quien cantaba con el mejor animo cualquier canción de rock que escuchara por la radio,se atrevió a decir algo. A pesar de haber ganado,había en ambos una amarga sensación de derrota,una que les quemaba desde la boca del estomago y subía hasta su garganta,dejándolos mudos.

Ambos llegaron al búnker,y con el animo por los suelos,bajaron por aquella escalera que crujía bajo su peso,amenazando con desbaratarse si se atrevían a poner mas peso sobre ella;pese a todo,eso se había vuelto tan familiar,que se sentía como si fuera una señal de que ya estaban en casa.

Dean levanto entonces la mirada,y aquellos bellos ojos verdes que poseía,brillaron con indescriptible sentimiento de ternura cuando se encontró con una adorable escena: Castiel había tomado su laptop,y sonreía de vez en cuando frente a la pantalla. Se le veía emocionado,como un niño que a visto un dulce que le gusta y se entera que sus padres se lo compraran.

first rule of a hunter: duty before loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora