Two Lost Souls Swimming in a Fish Bowl

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- Dos Almas Perdidas Nadando en una Pecera -


Se escucha un bipído repetitivo en la habitación cuando DongHae recupera la conciencia. A diferencia de la primera vez, no siente la necesidad de hacer preguntas porque sabe exactamente dónde está, y también está bastante seguro del por qué está ahí. Parpadea un par de veces, y suelta un quejido cuando siente un agudo dolor en su espalda al tiempo que escucha la puerta abrirse y cerrarse.

— Hae.

Un hombre anciano, de pelo cano, que lleva un par de lentes, se acerca a DongHae con una canasta de frutas y la deja en una de las mesitas que se encuentran a los lados de la cama para luego sentarse y ponerse cómodo en la silla frente a la mesita. Apoya su mano sobre la de DongHae.

— ¿Cómo estás?

DongHae da vuelta su mano de manera que su palma se encuentre con la del otro hombre y rodea con sus dedos la piel suave y arrugada; la sensación de aquel roce, hace cincuenta años atrás, aún fresca en su mente. No es que quisiera que aquellos momentos volvieran —ambos habían disfrutado de su amistad al máximo y estaban bastante satisfechos con lo que habían creado—, pero por supuesto, es inevitable que esos días de juventud vuelvan a su mente. DongHae le sonríe a su amigo y contesta:

— Ahora estoy bien HyukJae. Gracias por visitarme.

— Estás siendo un tonto nuevamente, pez seco —dice HyukJae en un tono ligeramente burlesco—. ¿Por qué no habría de visitarte? Este no es el primer ataque que has sufrido este mes...

— Sí, este es el tercero —dice DongHae suavemente. Siente los dedos de HyukJae masajearle la mano—. Pero de verdad, no tenías que haber venido; tu hija acaba de llegar de Japón ¿no?

HyukJae asiente.

— Cenamos juntos ayer por la noche así que no hay problema con que esté aquí. Ella va a venir a visitarte más tarde ya que aún hay un par de cosas de las que tiene que ocuparse en su nueva casa.

— Crecen demasiado rápido. La última vez que la ví ella estaba en la universidad, desesperándose por un chico flacucho que—

— Que creció para ser uno de los mejores ingenieros en el campo, con el cual está felizmente casada y quien le ha dado dos hermosos hijos —continuó HyukJae, que estaba bien al tanto de que su mejor amigo odiaba al chico desde el momento en que la hija de HyukJae le había ido a llorar a su abuelo Hae por él—. Dudo que esta tarde la acompañe a visitarte.

— Si es realmente inteligente sabrá qué hacer y qué no —dice DongHae y le da un apretón a la mano de HyukJae—. Hyukkie, ¿compraste manzanas?

— Manzanas, naranjas, uvas y duraznos —HyukJae le suelta la mano a DongHae y se levanta para buscar entre la canasta de frutas—. Y frutillas para mí.

Saca un par de manzanas y una bandeja de frutillas envueltas en nylon y las lleva a la pequeña cocina que tenía la habitación. Con un cuchillo que encontró allí, corta las manzanas en pequeños trozos y, luego de lavar por unos momentos las frutillas, les remueve la parte superior llena de hojitas. Acomoda las frutas en un pequeño recipiente y regresa con DongHae.

— Es mejor que comas —y usa su mano derecha para tomar un pedazo de manzana y dárselo a DongHae en la boca, quien muerde la mitad—. No quieres volver a este lugar pronto.

— ¿Dónde está SunYe? ¿Está con los niños?

HyukJae asiente.

— Ví a Tian y a Hai con ella, pero aún no he visto a Yun.

— Debe estar encargándose de la cuenta del hospital —DongHae tose y HyukJae le soba el pecho para aliviarle el dolor, espera unos cuantos segundos hasta que DongHae abre la boca y se come la otra mitad del pedazo de manzana. HyukJae le da un mordisco a una gran frutilla y DongHae abre la boca nuevamente con la mirada clavada en la fruta mordida. Al principio HyukJae se sorprende, pero luego una sonrisa se abre paso sobre su rostro.

Puede que DongHae sea un jubilado de 70 años, con una esposa y tres hijos que han crecido y ahora tienen sus propias familias, pero él mismo no ha crecido, y HyukJae está agradecido. Tal vez las manecillas del tiempo jamás se han movido, o no tanto, por lo menos. Suspira y deja que DongHae se coma el resto de la frutilla.

— Hyukkie…

— ¿Sí, Hae?

DongHae se traga lo que tenía en la boca: — Juguemos al juego del “Y si…”.

— ¿El juego del “Y si…”? ¿No estamos muy arrugados ya para eso?

— Pero no puedo siquiera recordar la última vez que lo jugamos. Vamos Hyung, por los viejos tiempos.

HyukJae se mete una frutilla a la boca y la come rápidamente.

— Bueno, está bien. ¿Quién va primero?

— Yo primero —contesta DongHae con una pequeña sonrisa—. Mm… ¿Y si nunca nos hubiésemos conocido? ¿Qué sería diferente en tu vida?

HyukJae hace una pausa para pensar, sin mirar nada en particular mientras que DongHae infla los cachetes, un hábito —junto con el de hacer pucheros— que no lo ha dejado con el pasar de los años. Levanta ambas cejas y espera una buena respuesta cuando su amigo se vuelve hacia él una vez más.

— ¿Qué te gustaría escuchar? ¿La respuesta graciosa o la respuesta seria?

— ¿Qué? Eh… ¿por qué hay dos respuestas? Una Hyukkie, sólo una —dice DongHae, alargando la última sílaba hasta que esta se convierte en un lloriqueo, y HyukJae apenas puede creer que un ciudadano mayor pueda aún salirse con la suya con verse tierno al hacer tal cosa.

— Respuesta seria entonces —dice HyukJae derrotado. Se limpia los dedos con un pañuelo y responde: — Si no te hubiese conocido no estaría donde estoy ahora. No hubiese sido parte de Super Junior de no ser por ti… me hubiese dado por vencido durante nuestros días de entrenamiento.

— ¿Qué quieres decir? ¿Qué tengo yo que ver con eso? —pregunta DongHae frunciendo el ceño.

— Bueno, para ser sincero, hubo muchos momentos en los que me quise rendir; dejar todo, la compañía y el entrenamiento. Ese deseo aumentó especialmente cuando JunSu fue escogido para hacer su debut y yo no. Me sentí muy mal al respecto, a pesar de que fuese mi mejor amigo. Estaba… celoso pero más que eso, estaba decepcionado de mi mismo; pensé que nunca sería lo suficientemente bueno como para ser elegido entre todos los demás. Pero… tú estuviste ahí —los ojos de DongHae se abrieron un poco más— ¿Te acuerdas de lo que sucedió?



— ¡Hyung! ¡Hyung! —llamó un DongHae joven y saltarín, a la vez que salta sobre la espalda de HyukJae, con, según parece, un panfleto en la mano— ¿Estás libre?

HyukJae se aparta de DongHae, tratando de que el otro no vea su rostro.

— No, no estoy libre Hae, así que déjame solo por favor.

— ¿Qué? ¿Por qué? —pregunta DongHae sin moverse de su lugar, pero siguiendo al otro con la mirada. Hace un puchero, pero el mismo desaparece rápidamente cuando escucha un sollozo proveniente de HyukJae. Suelta un jadeo ahogado al darse cuenta de la situación y trota hasta pararse al lado de HyukJae, quien tiene la cabeza gacha, al punto que su mentón conecta con su pecho. DongHae toma a su amigo por los hombros para evitar que siga caminando y se le parte el corazón cuando HyukJae levanta la mirada hacia él con el rostro sonrojado y bañado en lágrimas— Hyung…

— JunSu… debutó…

Y eso es todo lo que DongHae necesita escuchar para rodearlo con los brazos en un abrazo apretado, un intento desesperado por calmar ese cuerpo delgado y tembloroso. La frente de HyukJae presiona dolorosamente contra el hombro de DongHae y su agarre sobre los brazos del mismo es demasiado fuerte, pero DongHae se lo permite; tal vez así, el dolor de HyukJae se le transfiera a él.

El menor nota que los demás trainees comienzan a notar su presencia, así que suelta a HyukJae, lo toma de la mano y lo guía fuera del edificio a través de la puerta trasera para luego bajar los escalones hasta llegar a la vereda.

HyukJae se seca las lágrimas con el dorso de su mano y mira de un lado a otro, con su brazo estirado debido a que DongHae está caminando más rápido de lo habitual. El mayor mira hacia el frente y nota que se están aproximando al área cercana al edificio de la SM Entertainment, donde abundan las tiendas y los puestos. DongHae no dice una palabra hasta que llegan a un establecimiento que HyukJae nunca ha visto antes.

Es ahí que su amigo se vuelve hacia él y dice con una sonrisa brillante: —Ya estamos aquí así que no puedes escapar.

— ¿Qué—?

DongHae levanta el panfleto que tenía en la mano.

— Abrieron ayer e iba a invitarte para que vinieras conmigo, pero estabas muy ocupado entrenando —DongHae usa su mano libre para abrir la puerta de vidrio del lugar—. Pero ahora no tienes nada que hacer, ¿no es cierto? ¡Nuestra cita puede comenzar!

— DongHae, yo de verdad—…

— ¡Bienvenidos a Mean Cream Machine! —Saluda la chica tras el mostrador. HyukJae suspira; ya los vieron y sería grosero irse en ese momento— ¿Qué les gustaría ordenar?

— Elige dos sabores Hyukkie —susurra DongHae— Pidamos el de un cuarto.

HyukJae entrecierra los ojos para ver el menú. Sus ojos luego se abren como platos y, parándose frente a DongHae y dándole la espalda a la señora para que así no vea su rostro, le susurra silenciosamente: — Es demasiado caro. No traigo dinero en estos momentos.

La sonrisa de DongHae sólo se ensancha.

— No llenes esa pequeña y tierna cabeza tuya con preocupaciones —dice para luego inclinarse hacia él y darle un pequeño beso en la punta de la nariz, haciendo que HyukJae se sonrojara por la vergüenza y la sorpresa—Yo pago.

— ¿Por qué hiciste eso? —demandó saber HyukJae, aún sonrojado. Se pasa la palma de la mano por el lugar sonde fue besado y mira feo la nuca de DongHae, porque su dueño está ocupado espiando por el cristal, buscando un buen gusto de helado que poder devorar— Eres tan desagradable.

— Y tú eres hermoso, así que pide de una vez —dice mientras toma a HyukJae por la muñeca y le apunta una mezcla de un poco usual color azul con la etiqueta de “True-Blue Berry” y otra de apariencia más normal con la etiqueta de “Chocolate Meltdown”— Yo quiero esos dos, ¿y tú?

HyukJae revisa sus opciones, con el sonrojo aún persistente en sus mejillas.

— Mm… yo voy a querer el de “So, so, so Strawberry” y el “Fake Cheesecake”.

— Gran elección —dice la señora tras el mostrador y empieza a tomar grandes cucharadas de cada sabor para ponerlas en tazas de un cuarto. HyukJae y DongHae tratan de no reír ante la mutua sospecha de que la señora tiene que decirle eso a cada cliente, incluso si en el fondo piensa que sus papilas gustativas son una porquería—. Aquí tienen —dice.

DongHae toma su taza luego de pagar y HyukJae toma un par de servilletas y dos pequeñas cucharas amarillas de plástico. Ambos se sientan en una esquina escondida de la tienda donde la gente no puede verlos, a pesar de que no son grandes estrellas ni nada por el estilo. No aún por lo menos.

— Bien, vamos al centro de juegos —declara DongHae al segundo en que se les acaba el helado, logrando que a cierto trainee bailarín de alto rango le duela un poco el estómago—. Escuché que hoy pusieron cinco juegos nuevos.

— Pero Hae… —y HyukJae no alcanza a terminar su frase de protesta porque DongHae lo está arrastrando fuera de la tienda, lanzándole una pequeña mirada a la señora que les ha dicho adiós.

Siete minutos más tarde, están gritando y maldiciendo mientras que sus ojos están pegados a la pantalla y sus dedos presionan los botones y tiran de los joysticks con locura. Una hora después, están muriéndose de la risa en la librería leyendo algunos cómics (sin que les importe la mirada de los demás clientes ni la de los vendedores) y casi babeando por sus sunbaes, quienes parecen haber masterizado el arte de cubrir su ser usualmente extraño para reemplazarlo por aquellas imágenes perfectas.

DongHae le lanza una mirada disimulada a su amigo cuando éste está leyendo una revista llena de fotos de ídolos, y se le hincha el corazón cuando el otro nota algo interesante y sonríe mostrando las encías. Las lágrimas de HyukJae han cesado… y todo es gracias a DongHae.



— Sólo sabía que estabas molesto, no celoso —dice DongHae—. Pero está bien Hyukkie. Debutamos, ¿no es cierto? Y juntos además. Dime que estás feliz por que eso pasara.

— Estoy feliz y aliviado —dice HyukJae, y toma otro pedazo de manzana, uno más pequeño que el anterior, y DongHae lo come por completo—. No puedo imaginarme el haber sido ubicado en otro grupo. De haber sido así, hubiese resultado ser una persona completamente distinta. Bien, mi turno, ¿no es así? —DongHae asiente— Veamos… —dice mientras se muerde despacio el apenas reseco labio inferior y piensa en una pregunta que a DongHae le cueste responder— ¿Y si… yo hubiese nacido mujer?

— ¿Y qué si hubieses nacido mujer?

— Si hubiese nacido mujer, ¿…habrías salido conmigo?

DongHae guarda silencio por unos segundos y una sonrisa divertida se dibuja en el rostro de HyukJae, pero ésta desaparece ni bien DongHae contesta.

— Por supuesto, pero hubiese salido contigo así como eres si en el pasado me lo hubieses pedido.

— ¿…Q-qué?

DongHae pone entonces aquella expresión suya de dije-algo-malo-acaso-porque-para-mi-sonó-bien.

— ¿Por qué no habría de hacerlo? Me gusta todo de ti, por eso nunca he dejado de seguirte.

— Pero soy hombre, DongHae.

— ¿Y? Eres un ser humano, ¿no? Si fueses un mono o algo más y saliera contigo, eso sí estaría mal.

— ¿Y qué pasa con las demás personas? ¿No te preocupa lo que diría la gente?

— Dudo que los tome mucho en cuenta porque estaría enfocado sólo en ti.

El rubor invade el envejecido rostro de HyukJae como no lo ha hecho en mucho tiempo al escuchar la declaración de DongHae; baja la cabeza y se mete una gran frutilla entre los labios con la ayuda de su pulgar.

DongHae y sus frases accidentales de conquista: mortales en ese entonces, incluso más mortales ahora.

— Hyukkie, manzana —dice DongHae son una sonrisa inocente. Mientras alimenta al hombre enfermo, HyukJae recuerda un pequeño momento que involucraba a DongHae y a la palabra “novia”.



— Entonces, ¿… las fanáticas ya lo aprobaron?

— ¿Aprobar qué?

DongHae se mete descuidadamente una cucharada de cereal a la boca, provocando que una pequeña cantidad de leche resbale hasta su mentón.

— Nuestro matrimonio.

HyukJae se congela justo cuando tomaba algo de arroz entre sus palillos; se aclara la garganta y, estirándose un poco, limpia con su pulgar la leche que DongHae tenía en el rostro.

— Eso fue una broma Hae —y se besa el pulgar para quitar la leche en vez de limpiársela con una servilleta—. Ya sabes que las fans enloquecen por esas cosas.

KyuHyun, que había estado comiendo felizmente mientras veía aquella escena que las fans matarían por saber, habla: —las bromas siempre tienen algo de verdad, y hay que ver para creer.

HyukJae y DongHae se voltean a mirarlo; el primero levantando una ceja, y el último alzando ambas. KyuHyun sonríe.

— Sólo para darles mi opinión acerca del asunto, creo que las fans no sólo aprobarían su matrimonio, sino que también estarían más que dispuestas a pagar la ceremonia de boda. Ah, y también por la luna de miel, así que, si yo fuese cualquiera de ustedes, comenzaría a planear para que las fans puedan ir arreglando todo.

{Eunhae} Two Lost Souls Swimming in a Fish BowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora