Abrió sus ojos verdes reconociendo el lugar. Diablos, sí que se pasó la noche anterior... o esa misma madrugada. Poco le interesaba, él sólo sabía que estaba cansado, pegajoso en ciertas zonas y que la luz del día era cortada por las cortinas. Suspiró mientras se movía en aquella cama, gracias al cielo no le habían aprisionado como a un muñeco. Su sometedor nocturno, quien le partió allí atrás, estaba aún reposado en la almohada a su lado, se mantenía con ese rostro y ese cabello levemente desordenado, malditamente atractivo, pero para Lambo sólo era... Reborn. Se levantó sin importarle si se caía y armaba alboroto, tenía cosas que hacer. Sus piernas le temblaron como gelatina, maldijo entre dientes mientras ubicaba al menos su ropa interior porque la volvería a usar. Se metió al baño y dio una larga ducha cálida que limpió cada líquido seco sobre su cuerpo, se quitó esa sustancia de su entrada, quitó las evidencias de esa noche. Bostezó hambriento y salió sin secarse el cabello, sólo tomando una toalla para enrollarla en su cintura
Lambo estaba impresionado porque el otro ni se mosqueó, seguía recostado como un dios griego sin molestarse por su alrededor, hasta pensó que estaba muerto hasta que lo escuchó suspirar. Se vistió con calma, se metió los jaboncitos que encontró en el baño a los bolsillos y sonrió, se fue sin decir nada porque no le debía nada a nadie. Ya hizo lo que tenía que hacer, pero antes de abandonar todo recordó que debía llevar evidencia. Volvió y se tomó una fotografía en la ventana, una que mostrara la mordida en su cuello y otra, pero con mucho cuidado de no despertar al bello durmiente, se la tomó junto a Reborn y al acabar casi le da un infarto al verlo moverse, pero logró salir con rapidez a pesar de que le temblaban las piernitas. Huyó como cualquier ramera que acabó su servicio, que feo sonaba, pero la situación lo ameritaba. Se pasó de verdad.
Llegó a casa siendo recibido por una animada I-pin que cocinaba usando una camiseta larga y amplia que usaba de pijama cuando hacía calor. Ella cantaba con música de fondo y al verlo llegar casi se le cuelga del cuello de no ser porque Lambo cayó al suelo porque sus piernas no soportaron la tensión. Diablos, le dolió caer sobre el sofá con I-pin encima, le dolió más cuando empezaron a revisarlo buscando evidencias de la noche pasada. Lambo escuchaba esos grititos de fanática de una cantante de pop y se reía, la pelinegra no tenía remedio. Al final le dio el celular e I-pin saltaba viendo al objetivo de la noche. Se dieron un beso largo en los labios y después sirvieron el rico desayuno. Así de simple, nada raro y esperaba que... ¡Al diablo! La vida lo odiaba
—¿Qué puedo servirle? – Lambo escondió sus marcas como pudo y ya estaba trabajando tras descansar todo lo que debió para poder pararse bien – tene... oh diablos – se quejó cuando vio al cliente
—Qué reacción – el azabache de patillas estaba sentado en la mesa, sonriendo al ver el pánico de Lambo – bien... hasta ingresé aquí, y eso que no parece un lugar decente
—La comida es deliciosa, por eso siempre está lleno en las horas pico – Lambo bufó, pero no le importó nada y siguió el protocolo – tenemos un especial que le encantará, la lista de sopas es variada y... – le entregó el menú y señaló algo mientras sacaba su libretita y preparaba su bolígrafo
—¿Por qué te fuiste sin decir nada, Lambo?
—Estoy trabajando, no hablaré de eso – dijo mientras esperaba la orden – ahora... siga, ¿qué desea? – sonreía forzadamente porque si no su jefe le daba bronca
—No soy de relaciones de una noche
—Yo creí que si – dijo mirándolo de refilón mientras veía entrar a dos personas más. No era nada raro porque dentro de poco vendrían más – ¿puede apresurarse, Reborn-san? Si es su verdadero nombre
—No tengo amantes casuales. Si los elijo serán míos y...
—Mala suerte. Eso fue un revolcón y nada más – Lambo se había inclinado para susurrarle a su cliente mientras le quitaba el menú – bien, le serviré el especial. Sale enseguida – y sin más se alejó con rapidez a atender la siguiente mesa
Lambo nunca se imaginó que se metería en un lio con el hombre que se acostó sólo por... diversión. Tal vez no debió confiarse tanto, pero ni modo, las cosas no cambiaban sólo por eso, así que siguió con su vida, pero Reborn era hombre de orgullo y al parecer no aceptaba un NO por respuesta. Lambo se asustó al verlo a la salida de su turno, obviamente le volvió a decir que no le interesaba saber más de él y le rehuyó. Fue fácil cuando llegó I-pin y... ¡ni madres! Reborn, aun con su amiga al lado, lo enfrentó. I-pin empezó a reírse en cierto punto, después de todo Reborn no limitaba sus verdades, dijo claramente que Lambo iba a ser suyo porque así lo decidió. El ojiverde en cierto punto se empezó a reír también, pero después de discutir un poco, nada lo haría cambiar de opinión. Lambo no quería salir con ese hombre y ese hombre quería atarlo como a una mascotita de pareja... ¡qué horror!
¿Cuánto duró esa insistencia? Lambo ya contaba ocho días en que su cliente favorito venía a almorzar y le jodía la vida, porque no quería saber del tema. Cada vez le era más difícil rehuir a ese hombre y toda la culpa la tenía su amiga, porque ella planeó cada cosa que pasó. I-pin le daba miedo en ocasiones, esa fue una de ellas. La pelinegra le contó lo que hizo para que todo sucediera. Primero, Reborn había pasado por el restaurante mientras consumía un látex en un envase térmico, I-pin se había obsesionado con el azabache y lo demás fue buscar coincidencias de lugares, por eso no estaba cuando esos tipos lo habían perseguido en el centro comercial. Ella había localizado a Reborn con anticipación, lo investigó y hasta le había hablado en una ocasión. En pocas palabras, I-pin planeó todo y como acto final, la propia I-pin le había dicho a Reborn en qué discoteca podía encontrar a Lambo
I-pin aquel día había salido con la chica castaña y vio a Reborn por el lugar, porque obviamente ella conocía de la rutina del hitman que solía beber en algún bar cercano. Sutilmente había empujado Reborn a todo eso y Lambo no se creía cómo diablos hizo aquello. En conclusión, fue la pelinegra que le empujó a acostarse con ese azabache de patillas que ahora era como un acosador, más bien dicho, era un riquillo con el ego herido por el rechazo. Lambo hasta se acostó con Reborn una vez más para ver si así lo dejaba en paz, pero ocurrió lo contrario. La insistencia aumentó hasta ser un fastidio total, pero el ojiverde no quería nada serio. Lo que quiso ya lo obtuvo y sólo deseaba seguir adelante... ¡pero no! ¡No le hacían las cosas fáciles!
—¡Basta, en serio! Me está estresando este asunto de la persecución – se quejó Lambo una de las veces que ya cansado aceptó una especie de reunión. Era la tercera semana de esa asquerosa situación y él mismo citó a Reborn en la plaza cercana al restaurante, estaba vacía a esa hora por los trabajos de oficina así que aprovechó la privacidad
—Muchacho, cuando yo elijo a alguien lo tengo sea como sea – a Reborn le había gustado Lambo y juraba que lo iba a someter
—Pues conmigo se equivocó
—Lambo, empezarás a salir conmigo – fue la orden seria de aquel hombre de porte elegante y fedora bien cuidada. Reborn le agarró el brazo a Lambo y sus ojos hicieron contacto directo
—¿Cree que por darme una buena noche aceptaré así porque si? – se quejó frunciendo el ceño y soltándose del agarre – váyase al infierno... ¡no quiero nada y no me va a obligar!
—Sigues saliendo como una puta, no lo harás más... eres mío, Lambo, que eso te quede claro
—Eso me ofendió – se quejó, pero solo fingió enfado porque la verdad esos celitos raros de ese hombre le dieron risa – pero déjeme decir algo. Yo no soy suyo... no seré suyo y si por mí es, jamás aceptaré ser suyo
—No te lo estoy preguntando, te lo estoy informando. Sólo debes acoplarte a mis demandas y será sencillo, caso contrario usaré otras maneras de convencerte
—Estoy casado — suspiró con cansancio, decidió soltar la bomba final
—No me vengas con mentiras
—Es en serio — miró a Reborn a los ojos y con seriedad afirmó — Estoy. Casado.
Continuará...
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Sólo quiero una cosa de ti
FanficLo que yo haría por aquella persona no tiene límites, pero a veces puede llevarme a problemas inentendibles, incluyendo el involucrarme con quien menos desearía. Sin embargo, finalmente acabo sonriendo a pesar de todo. Así es esto. Los personajes de...