Four Seasons 《SeokJin》

Cuatro

Luego de lo sucedido, Seokjin encontró un momento para encontrarse con los tres chicos, estaban en las recámaras de la reina y ningún servidor del rey tenía permitida la entrada, aún así Seokjin logro escabullirse para lograr verlos.

-¿Qué haces aquí?- preguntó un chico ligeramente moreno.

Seokjin no contestó y se lanzó a él para abrazarlo mientras lloraba -Creí que habías muerto,Namjoon, mi padre me dijo que habías muerto. Creí que todos habían muerto.

Namjoon se apartó de él mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas, Seokjin sonreía al sentir los dedos de Nam recorrer su rostro -No estoy muerto, Jin, tuve que huir.

-¿Cómo llegaste con ellos?

-Después que tu padre se enterara de lo nuestro, tus hermanos me acompañaron y ayudaron a fingir mi muerte, sin ellos en verdad no estuviera acá. Fuimos vendidos, WangYeo no nos ofreció su ayuda.

Dos chicos entraron a la habitación y corrieron al ver a Seokjin.

-Jin- gritó un chico alto de cabello castaño

-Tae, Jungkook.

Los chicos se acercaron y lo abrazaron, por fin Seokjin podía reunirse con su hermano y con él. Tal vez esto significaba que la historia no era como la habían pensado y su destino no sería tan malo después de todo, el de ellos y el de los otros chicos tampoco.

-Entonces pones esto acá y listo- dijo Jin mientras le enseñaba a Jungkook a preparar comida. 

-¿Por qué estas en el palacio? -preguntó el niño. 

-Porque quería encontrarte. 

-Pero yo te encontré primero, Tiānshǐ - sonrió

Namjoon entró a la habitación donde se encontraba la cocina de su pequeña casa, designada por el rey. Seokjin sonrió al ver al chico. 

-Jungkook, ve a jugar con Tae- dijo Jin mientras apartaba la comida de Jungkook. 

-Pero quiero seguir aprendiendo. 

-Te enseñaré a cocinar más tarde- sonrió

Jungkook asintió y salió de la cocina en busca de su hermano. Namjoon se aseguró que nadie los viese y se acercó a Jin. Lo tomó por la cintura y comenzó a besar al chico, lo había extrañado todo ese tiempo. El beso comenzó a volverse cada vez más lleno de deseo. Namjoon se separó y tomó la mano de Jin para guiarlo a la recamara. La boda sería mañana, pero a Seokjin le importaba poco en esos momentos. 

-Ven acá- sonrió Jin mientras se acercaba a Namjoon. 

Comenzó a besarlo de nuevo, quería sentirlo, estar más cerca de él. La ropa del menor quedó en el suelo, junto a la de Jin. El castaño besaba cada parte del cuerpo de Namjoon, necesitaba recordar cada espacio, quería sentirlo. 

-Te extrañaba tanto- susurró Jin en el oído de Namjoon. 

Ese día Namjoon se entregó a Jin, dejó que fuese el chico quien llevase el control, no le importaba, lo amaba demasiado. Jin los cubrió a ambos con las mantas, para evitar que los niños pudiesen entrar y ver su desnudez. Esa noche, durmió junto a Namjoon sintiéndose más seguro que nunca.  

Muchas cosas pasaron desde entonces, Jungkook conoció a una persona que marcaría su vida para siempre. Park Jimin, a pesar de haberlo visto, el chico jamás pensó sentir tal afecto hacia el príncipe. 

Jungkook se enteró que no era hermano de los Kim, algo que ya sabía pero aparentó estar sorprendido. Las cosas en el palacio parecían empeorar, desde la violación de Yoongi hasta la muerte del rey. 

Namjoon había hecho acuerdos con uno de los clanes de la ciudad, lo nombrarían rey, pero luego del asesinato del mandatario de Silla, las cosas se apresuraron, hasta que un día, se hizo justicia y la nueva persona en la vida de Jungkook había logrado rescatarlos a todos.

- ¿Podrían ir a otro lado? Hay niños y por niños me refiero a mi- dijo Jungkook entrando a la habitación. 

Luego de la muerte de Soondeok y del nombramiento de un nuevo rey, los Kim, junto con la familia real se habían mudado a una pequeña casa a las afueras de Silla. Creciendo juntos, hasta que un día el reloj de Jungkook se detuvo a los dieciséis años. 

Jin se cubrió con las mantas, tapando su rostro mientras Namjoon reía, y es que, los chicos no perdían el tiempo para estar solos y hacer sus cosas; mientras que Jungkook no perdía la oportunidad para interrumpirlos. 

-Jungkook, ¿qué no deberías estar afuera con Minnie? - preguntó Namjoon

-Él esta con Taehyung y tengo hambre. 

-Creo que te enseñé a cocinar cuando eras un niño- contestó Jin

-Jin, por favor- rogó el chico. 

-Sal de la habitación, necesito cambiarme. 

-Pero no es la primera vez que los veo... 

-¡JUNGKOOK!- gritó Jin

El chico salió de la habitación mientras reía. Seokjin se levantó de la cama para cambiar su ropa, depositó un beso en los labios de Namjoon y salió de la habitación. 

-¿Sabes que esto será un desastre?- dijo Jungkook mientras ayudaba a Seokjin a preparar la comida.

-¿Contarles sobre nosotros?

-No, verlos renacer y hacer que se junten una y otra vez.

-Es nuestro deber

-Será difícil ver a Jimin y Taehyung partir- dijo Jungkook mientras observaba como los chicos corrían de un lado al otro.

-¿Cuál es tu relación con Jimin?- preguntó Jin observando al chico.

-No lo sé, me gusta, pero sé que a Tae también y me siento como un sucio por gustar de Tae cuando crecimos como hermanos, pero vi esto venir y no pude evitarlo, por más que traté de alejarme de ellos, la atracción por los dos es igual y me siento confundido, pero sé que Jimin será feliz con Tae y conmigo en sus otras vidas.

-Y luego los verás partir, como yo con Namjoon, será difícil al principio, Kook, pero podremos soporarlo- sonrió Jin

-Yo no pedí nacer- dijo Jungkook mientras se arrodillaba en el piso imitando el rostro de alguien llorando.

Seokjin golpeó la cabeza del chico con una cuchara de madera haciendo que se levantara del piso y terminara de ayudarle a preparar la comida.

-Tampoco pedí encontrarte, pero tus gritos de bebé llorón hicieron que me desviara en el camino.

-¿Cómo supiste que era inmortal?

-Tus ojos eran grises la primera vez que te vi, tal como los de muchas personas que han sido tocadas por el Todopoderoso. Luego me enteré de tus visiones y supuse que encontrarte en el camino no fue casualidad, sino algo del destino.

Jungkook sonrió y terminó de ayudar a Seokjin a preparar la mesa y colocar la comida. Era el día de decirles sobre su naturaleza. Los chicos estaban confundidos al principio, pero supieron aceptarlo con el paso del tiempo.