El Accidente

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Desperté aturdido. Mi cabeza parecía fuera de su lugar y a punto de estallar.

"¿Dónde estoy?" me repetía, no sé si en voz baja.

Miré a mi alrededor pero todo estaba borroso y me rodeaba un bullicio ensordecedor. Poco a poco mi vista se fue aclarando y podía distinguir figuras negras conversando entre sí. Me hacían preguntas que no sabía responder.

- ¿Estás bien? - repetía una sombra tras otra.

De pronto noté el duro concreto bajo mi cuerpo. Tanteando un poco con las manos la superficie, caí en la cuenta de que estaba acostado en el pavimento.

"¿Por qué?" me pregunté aún confundido.

Las figuras oscuras empezaron a ganar claridad y color. Una chamarra azul, una gorra de rayados, una persona hablando por teléfono y preguntándome mi nombre.

- Dany, mi nombre es Dany - respondí casi mecánicamente. "¿Lo dije bien?"

El suelo comenzaba a calarme y la pierna me incomodaba. Sentía una punzada que no lograba sacudirme, así que, aún un poco confundido traté de levantarme pero una mano grande en el centro de mi pecho me lo impidió.

- No te muevas - me dijo el dueño de la mano mientras me empujaba de vuelta al suelo - sufriste un golpe muy serio, lo mejor será que esperes a la ambulancia antes de moverte.

"Ambulancia" repetí quedamente "¿Qué sucedió? ¿Por qué estoy en el suelo?"

El chico me miró a los ojos y abrió la boca para responder pero fue interrumpido por una chica al gritar su nombre.

- ¡Ya voy! - gritó el chico en respuesta - Dany, no te muevas, ya regreso contigo.

Sentí su mano abandonar mi pecho y seguí su figura con la mirada. Lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos y desarrollaba dificultad para respirar. Mi ritmo cardíaco se disparó y solté un grito cuando un agudo dolor se detonó en la punta los dedos de mis pies y se subió desgarradoramente hasta mi cadera. Traté de alcanzar mi rodilla con las manos pero algo sostuvo en el suelo mi cabeza haciendo presión en mi frente. Yo seguía ahogado en mis gritos luchando por alcanzar mi pierna.

- Necesita ser sedado - exclamó la chica por encima de mi cabeza - ¿Dónde está la ambulancia?

De un momento a otro todo dejó de sentirse real. El dolor, mis llantos, la gente, las luces intermitentes e interminables azules y rojas se fueron fundiendo en una sensación de surrealismo. Pese al insoportable dolor, mi respiración se fue tranquilizando y mis gritos se atenuaban. A lo lejos podía distinguir una sirena aproximándose lenta pero constante.

- Todo va a estar bien - me repetía la chica al oído - aguanta, ya viene la ayuda.

Sentía que respondía de forma clara y tranquila con un "lo sé" mientras el sonido de la sirena se percibía cada vez más cerca pero no parecían entenderme. La voz de la chica se escuchaba con mayor angustia lo cual debía sin duda preocuparme, pero no encontraba en mi ya ni una gota de intranquilidad. Buscaba sus ojos y sonreía con la mayor fuerza de la que era capaz pero no conseguía mitigar su creciente frustración.

- Lo siento, de verdad - murmuré - no sé qué hacer porque no sé qué está pasando.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el ambiente fue bañado con luces rojas parpadeando. Se escucharon un par de voces nuevas pero me parecía imposible distinguir lo que decían tan lejos de mi.

- ¿Qué sucedió? - preguntó una de las voces nuevas acercándose apresuradamente.

El baño de luz que parpadeaba incesante me cegaba así que opté por cerrar mis ojos. Mis labios sentían salados al humedecerlos con la lengua. Fui consciente de las lágrimas que escurrían por mis mejillas, había estado llorando. Sentí al instante una paz profunda.

- Una camioneta - relató la chica que para ese momento ya había cedido mi frente a uno de los recién llegados - venía muy rápido por esa calle - hizo una pausa como si tratara de recordar a detalle el evento - este muchacho, creo que se llama Daniel, iba cruzando por esta otra calle, por acá - volvió a hacer una pausa y continuó - creo que el conductor lo vio muy tarde porque se escuchó que pisó el freno con fuerza. Yo lo vi dar una vuelta muy rápida y muy cerrada. Intenté gritarle, realmente lo intenté.

- Hay demasiada sangre - comentó uno de los recién llegados - este torniquete no funcionó.

Mi respiración era cada vez más lenta y me sentía somnoliento. "¿Me puedo dormir?", quise preguntar pero no tenía intención de interrumpir lo que sea que estuvieran haciendo, parecía importante.

- Y esto, ¿cómo pasó? - preguntó una de las voces nuevas.

- A la camioneta se le cayeron esa lámina y esos tambos de allá. La lámina - la chica hizo una pausa larga y comenzó a llorar - la lámina - continuó - le pegó en la pierna muy fuerte y se la partió en dos - su voz se quebró una vez más - nadie de nosotros supo qué hacer.

"Parece un relato triste" pensé.

La somnolencia me vencía, las voces se desvanecían, las luces cegadoras se apagaban. No tenía nada de malo dormir un poco, mañana me enteraré de todo. Y cedí.

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⏰ Last updated: Nov 19, 2017 ⏰

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