El monje chino

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  Cuando vivía en China, una vez me enoje muchísimo con mi ahora ex. Me salí de los departamentos donde viva y me fui a caminar a una montaña cercana que tenia una especie de templo en la parte más alta. Siempre iba a ese lugar a olvidarme de todo, porque nunca había gente y la vista era hermosa. Ese día ya era de noche y no se veía nada, pero no sabia a dónde más ir a llorar, así que con la luz de mi celular recorrí toda la montaña hasta que llegue al templo. Me acurruqué en una banca de madera muy vieja y llore hasta quedarme dormida. Entre sueños escuché los pasos de alguien entrando al templo, y sentí como se sentó a mis pies en la misma banca y puso su mano en mis pies. Apenada me paré de golpe para disculparme por haberme dormido allí, pero al incorporarme no había nadie. Nunca he sentido tanto miedo y tanta paz al mismo tiempo. Después de contarle la historia a mis amigos chinos me dijeron que nadie subía allí por esa misma razón.  

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