Dentro De Mi Mente

Nota: esto es algo personal, no es ficticio. No lo hago para llamar la atención ni nada de eso, simplemente porque me hace sentir mejor. También es una explicación mas detallada de por qué no he estado actualizando tanto este último tiempo.

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Las personas le tienen miedo a lo desconocido, a lo diferente. Ese miedo no les permite comprender eso que los atemoriza, a veces hasta el punto de parar por completo sus vidas. 

Después de estar paralizada por ese miedo durante tanto tiempo, me atrevo a enfrentarlo y decido querer saber sobre él: qué es, por qué hace lo que hace, entender más sus razones para poder saber cómo actuar cuando se presenta y amenaza con transformar mi vida en un infierno. 

No estoy siendo valiente. Todavía tengo miedo, pero las ganas de querer dejar de sentirme como que ni siquiera merezco respirar el aire a mi alrededor son más fuertes. 

No es sencillo. Me siento y respiro agitadamente. Mi mente a veces se vuelve un lugar oscuro, lleno de pensamientos negativos y ajenos. ¿Por qué ajenos? Porque no se originan en mí sino que son insertados allí. Una voz dice en mi cabeza "no eres suficientemente linda, no eres suficientemente flaca, no eres suficientemente inteligente, no eres suficientemente buena como para hacer las cosas que quieres hacer" y lo repite tantas veces que termino creyendo que lo soy. Sin embargo, el pensamiento no nace en mí. 

Siento que a todo el mundo le va mejor que a mí. 

Siento que no merezco que me vaya bien. 

Siento que soy un fracaso porque hoy en día no he llegado a ser lo que mi familia quería que fuese de mí. He tenido que dejar mis estudios para trabajar y no he podido mantener el ritmo con ambos.

Siento que no sirvo para hacer nada porque siempre hago enojar a alguien con lo que sea que hago, incluso si lo hago con buenas intenciones. No basta. 

Siento que no puedo darles la felicidad y el amor que las personas que quiero merecen. 

Siento que yo no merezco la capacidad de poder querer a alguien. 

Siento que no merezco que alguien me quiera porque soy una pérdida de tiempo. 

Siento que alejarme de las personas es la mejor opción y que no van a tener problema en acostumbrarse a mi ausencia. 

A veces siento que ni siquiera Dios me quiere y no tendría por qué hacerlo. 

Es triste, sumamente triste sentir que no mereces que alguien te quiera y que no mereces querer a alguien. 

—¿Por qué haces que me sienta así? 

Silencio. Después de una dolorosa puntada en mi pecho, hay respuesta. 

—Porque es la verdad. 

Es una voz suave como una caricia. No es agresiva aunque me haga pensar y a veces ser agresiva conmigo misma. A pesar de su disfraz de serenidad y compasión, sé lo que hay debajo de todo eso. 

—Dios me hizo con todo lo que necesito para ser perfecta en todo sentido. No importa si no mido un metro setenta de altura, si no uso talla XS o si mi rostro no es pequeño y mi piel suave y tersa. Dios no creyó que necesitaba nada de eso para ser perfecta para Él. ¿Por qué me haces creer que no es así?       

—Sólo quiero que veas la verdad por más dolorosa que sea y cuanto antes la aceptes, será mejor. Dejarás de pensar en cosas sin sentido como el amor y la felicidad. No fuiste hecha para eso. Sólo fuiste hecha como un castigo para las personas que te rodean. ¿O acaso no las haces enojar y molestarse con las cosas que haces? 

Bajo la vista y unas lágrimas mojan mi brazo. 

—No eres una buena persona, acéptalo.

Quiero recordar cuando no había ninguna marca en mi brazo, pero en su lugar, recuerdo por qué están allí y cómo me sentí en cada ocasión. Todas esas veces sentí que era lo que merecía. "Soy una mala hija, soy una mala hermana, soy una mala amiga, soy una mala persona" y esa maldad, esa fealdad debía ser expuesta en mi exterior. 

Alguien que no pase por lo mismo, no lo entendería. Las personas que me aman pueden que no lo entiendan y se enojen conmigo, sin embargo eso no significa que no me amen. 

—No eres una buena persona, no te aman. Nadie te quiere cerca, niña. 

Es una guerra de pensamientos que cambian mis estados de ánimos tan repentinamente que asusta. Y nadie más que yo misma puedo contra ello. Darle batalla sin descanso. 

Mis demonios internos sólo quieren aislarme y hacerme creer que soy algo que no soy. No soy lo que padezco. Soy más que eso, pero como la vida misma, hay días en los que mi escudo y mi espada son fuertes como el titanio, y hay otros días en los que simplemente no puedo tomarlos y así protegerme de mis demonios. 

Algunas heridas de esta guerra interna que sufro están en mi interior y otra fracción está expuesta en mi exterior y mal  juzgadas por personas que no conocen mi historia. Por eso, la próxima vez que veas a alguien con cicatrices autoinflingidas, por favor, no los juzgues pensando que es una persona cobarde, que es exagerada o mal agradecida. Muchas veces, las personas que se lastiman a si mismas no les falta nada hablando materialmente, sino que es algo más profundo lo que anhelan y no pueden tener, como el amor y el cariño de alguien importante en su vida que se lo niega bien porque esa persona ya no está o porque está presente pero por propia elección no se lo da.

No los hagan sentir que está mal lo que hicieron (lastimarse a sí mismos físicamente) o lo que hacen si lo siguen haciendo, ya saben que está mal. Sabemos que está mal, que sólo es un alivio temporal a lo que sentimos porque ni siquiera es una solución. Sólo es... alivio al sentir y ver el dolor que sentimos por dentro. 

Si quieren ayudar a alguien que esté pasando por algo así o si alguno de ustedes está pasando por algo así, primero quiero decirles que me duele en el alma porque sé lo que se siente. Desearía que nadie se sintiera así. Háganles saber que pueden contar con ustedes si se sienten mal, que pueden hablar con ustedes o incluso ir a verlos. Cualquier cosa que los aleje de la necesidad de encontrar esa distracción, ese alivio en cortarse o quemarse. A veces lo único que necesitan es a alguien con quien hablar para evitar escuchar esa voz en su cabeza que sólo dice cosas que los llevan a creer que son algo que no son. 

Si todas esas veces que me sentí miserable hubiese tenido a alguien con quien hablar, ahora no tendría que usar mangas largas todo el tiempo.