El reino de los espiritus

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Cuando termino, ya era de noche y salí rumbo a la casa. Pero cuando llegue la casa estaba triste, Beatriz y Aron lloraban.

Había llegado demasiado tarde. Kamila había fallecido, a pesar de todo el esfuerzo que hice para traer los medicamentos.

Pero ahora tenía que pagarle al doctor, pero el dinero no alcanzaba. Yo estaba petrificado por lo que había pasado no podía moverme y tenía un puñado de medicamentos en la mano, que se callaron al suelo, el doctor observo los medicamentos y rápidamente se dio de la calidad de los medicamentos que tenía en mi mano; el cual le entro la curiosidad al doctor de saber cómo las conseguí estas medicinas.
Aron, se paró y menciono.
- No importa como las consiguió, mi hermano, ahora son nuestras; si usted las quiere debe de pagar un precio.

- Me encantaría, aceptar este trueque pero está cantidad no va a cubrir el costo de mi visita.

- Cuanto es lo que le falta.

- con tres puños más de medicinas parecidas quedaría saldado nuestra cuenta y te pagaría 100 bits más.

Mencionando en un tono burlón como si estuviera seguro que no voy a conseguir lo suficiente para pagar su deuda.

Pero metí mi mano en los bolsillos para buscar la bolsa pero en vez de eso sacaba más medicinas llegue a sacar 4 puños de medicamentos de distintos colores y formas.
No sabía para que servían pero el doctor se mostró fascinado con ellas.

- Con esto está más que saldada nuestra cuenta. Quitando de la mesa una cantidad de medicamentos; lo cual puso nervioso al doctor.

- El doctor tosía un poco aclarando la garganta. Pero para que quieres tantas.

- Bueno, para algo servirán. Con la mirada fija en el doctor.

- Está bien te daré 100 bits más.

- Solo 100 bits, creo que otras personas me podrán ofrecer más.

- Está bien te daré 500 bits, los 100 bits que le prometí aquel niño y nuestra cuenta queda saldada.

- Me parece un buen trato.

El doctor saco una pulsera, marco unos botones y puso su mano sobre la mesa y al sacarla estaban 6 monedas doradas medias transparentes. Estas monedas son bits dorados que equivalen a 100 bits cada una.

Yo solo había visto bits diamantes, en esos tiempos, móneras con un brillo muy especial.

Después de ello, se fue el doctor metiendo todos los medicamentos en su maletín.

No me hicieron más preguntas todos estaban muy tristes por la muerte de Kamila.

Yo me sentía impotente, comencé a llorar.

- Si, hubiera llegado a tiempo. Ella, no estaría...

Sentí un duro golpe en mi mejilla. Mamá Ana me había dado una cachetada lo siguió con un abrazo.

- me dijo, no se culpe gracias a ti. Ella podrá tener una despedida.

Aquella noche todos se fueron a su cuarto, nadie dijo nada, nadie hizo ruido la noche sólo se escucharon los llantos ahogados de mamá Ana.

Al día siguiente fueron a comprar unas flores, un vestido, un cajón y una lápida con el dinero que nos dio el doctor.

Después de eso ella estuvo encerrada en su cuarto hasta que el dinero escaseara, regresando a su trabajo; ella vendía su cuerpo para poder sustentar los gastos de sus hijos amados.

Drossella y DranzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora