→Géneros:
Fanfic • Drama • Romance • ¿🍋?
→Argumento:
La academia Westerbell abre sus puertas a todos aquellos que estén interesados en aprender una de las danzas más delicadas y elegantes que se han podido crear, él ballet. Entrar es fácil, lo d...
Una chica con una abundante cabellera negra se encontraba recostada boca arriba con una coqueta gata de tonalidades grises encima suya juntando sus narices, creando leves (pero molestas) cosquillas causantes que de vez en cuando la joven reaccionará arrugando su nariz.
–Mmh... Mmmh... –
A los minutos de que esa incomoda sensación no parará, la chica se vio obligada a abrir los ojos para descubrir la causa de esto, pero solo se encontró con dos grandes ojos azules mirándole fijamente.
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– Buenos días Galina... Oye ¿Si sabes qué no es necesario qué me pongas tus frías patitas y tu húmeda nariz en la cara a diario...? Me puedo despertar por mi propia cuenta.–
Suspiro tranquilamente aun con los efectos de tener sueño, lo cual la hacia lucir como un zombie. Se tomo unos minutos para acariciar a su preciosa minina y darle los mimos suficientes como para que esta comenzará a ronronear a lo que la chica respondió con una agradable sonrisa. Con delicadeza la hizo a un lado, se sentó hasta tener las sabanas a la altura de su cintura y volteo a ver el reloj que estaba en su mesita de noche; este marcaba las 6:30 AM. Usualmente se despertaba a las 5:00 AM, ¡Tenia hora y media de retraso! Debía darse prisa o el tren que daba rumbo a su destino partiría sin ella.
– Oh damn... OH DAMN.... ¡OH DAMN! –
La joven pego un salto y se metió velozmente a el baño de su habitación, en 15 minutos ya estaba afuera portando una bata eligiendo el outfit que usaría ese día: Una camisa negra de tirantes con un jean gris ajustado, botines negros y una sudadera delgada gris equipada de una capucha con orejas de gato. Intercambio su bata por este atuendo apresuradamente y se colgó en un hombro la mochila que estaba en el perchero al lado de su cama antes de escapar como tapón de cidra de su habitación para después bajar corriendo las escaleras, tomar las llaves que estaban encima de la mesa del comedor y salir de su hogar por piernas.
Mientras corría su cabello se ondeaba con el viento, los cierres de su mochila chocaban entre sí, su ropa se sacudía junto a ella desarreglando su aspecto, algunas gotas de sudor recorrían su frente pero no le importaba, sus ojos estaban centrados al frente de su camino. Solo quería llegar a tiempo a la parada, era todo lo que le importaba ya que no podía llegar tarde y mucho menos perder una sola clase suya.
Después de un ajetreado recorrido por la ciudad logro llegar a la estación, coloco sus manos en sus rodillas en busca de un apoyo mientras recuperaba el aliento hasta que escucho el ensordecedor sonido del silbato del tren que anunciaba su llegada. La chica elevo la mirada, luego su cabeza y así hasta que se encontró nuevamente parada esperando a que se detuviera y se abrieran las puertas. Cuando logro entrar al vagón empezó a buscar un asiento agradable, obviamente no se iba a sentar al lado de alguien que no le diera la seguridad de que no intentaría algo. En fin, en su búsqueda logro encontrarse con una chica que en particular le llamo la atención, era algo linda en su opinión y en sus manos se podía observar un libro que le parecía muy familiar, demasiado a decir verdad; era uno de los libros que habían solicitado en la academia a la que asistía, claro, no los leía porque no le interesaba al mismo nivel que la practica física pero los identificaba.
Cuando tomo la decisión definitiva de sentarse ahí las luces desaparecieron, era obvio que estaban pasando por el túnel que habitualmente solía observar, así que para evitar accidentes como caerse o tropezar con los asientos tomo rápidamente asiento frente a la chica que había observado hacia unos segundos. Tenía calor, no lo iba a negar, haber corrido tantos kilómetros en tan poco tiempo para luego entrar a un espacio cerrado no le agradaba en nada. Para evitar esa sensación sofocante decidió echar su cabello hacia al frente para poder recogerlo en una coleta alta de una forma más cómoda pero antes de poder juntar todo en un puñado de cabello un escalofrío recorrió todo su cuerpo, producto del grito que había hecho la chica frente suya.
¡La había asustado! Claro, cualquiera se espantaría al ver de un momento a otro a Samara Morgan enfrente suya... Pero aun así, que terrible vergüenza haberlo hecho.
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Gracias por leer y perdonen mi retraso al actualizar. <3
Juro que me pondré más al corriente en cuanto a escribir.