SUS BELLOS OJOS.

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¿Cómo olvidar ese día que te perdí?,
Lucias tan bella y yo un transeúnte más.
¿Cómo olvidar ese remordimiento que jamás me abandonará?,aún que ,tal vez, nunca lo sepas, en mi las ganas de ti, siempre estarán.
Cómo olvidar cuando llegué a esta ciudad,
Con aires de grandeza y las dos manos atrás.
Cómo olvidar el día que te conocí,
Sin vergüenza, acepto que por violar la ley iba a ser nuestro placer .
Tu defendías los derechos de la mujer,
Yo protestaba por las injusticias contra la naturaleza.
Recuerdo verte agobiada por la impotencia de ser ignorada. Yo a la distancia toda mi atención te regalaba.
Así, recuerdo que fue, en la salida de la comisaría, de coraje me llené para invitarte un café. Me miraste con indiferencia (lo entiendo no era la mejor ocasión ). Aún así, respiraste hondo y me diste tu número para luego, en una mejor situación volvernos a ver.
Cómo olvidar las sensaciones que invadieron mi cabeza, y la pregunta " acaso no es desmedida mi alegría ya que de volver a verte, con certeza no lo sé? "
Esa noche no dormí, no por vos, sino por mi. Por mi vida que estaba a punto de cambiar. Lo admito en el momento lo ignoraba, pero había algo que no me dejaba dormir.
Al día siguiente, en el trabajo, no me podía concentrar, me invadían nuevamente las cuestiones que me desvelaron en la noche anterior.
Sin más, al salir del trabajo en una esquina frente a un bar, estaba ella. La saludé sin vacilar y ella un trago acababa de pedir, me invitó a sumarme con ella a una mesita libre de prejuicios y obviedad.
Así fue, como aquel día, entre risas, charla, y miradas elegantes no nos pudimos separar.
Al cabo de unos meses ya nos encontrábamos viviendo juntos en una casa en plena ciudad , los ruidos eran insoportables, la delincuencia no se quedaba atrás. La policía, como siempre, para otro lado era su mirar.
Pero, aún así, cómo olvidar la felicidad que tenía de estar con ella . La miraba a los ojos y no existía nadie más. Me olvidaba del trabajo, la rutina y la superficialidad de la realidad.
Cómo olvidar esa pelea absurda que tuvimos por celos mutuos que nos terminó llevando a uno del otro lejos estar.
Orgullosos los dos, no dábamos el brazo a torcer, aunque, nos desvelábamos por volvernos a ver.
Comenzó a pasar el tiempo, los días se hicieron semanas y las semanas en meses sin tus bellos ojos poder admirar.
Cansado de esta situación, dejé mi orgullo de lado y decidí ir a buscarla.
Sin ella no podía estar.
Como olvidar todo el cortejo que realicé, no me jacto de Romeo, pero ella era todo para mi y sacaba lo mejor de mi ser, en otras palabras, se merecía el mejor romanticismo que un hombre pueda ofrecer.
Compré flores, regalos, le escribí una carta y a su casa se la envié. (Aclaro que no estaba intentado comprar su amor, ella no era esa clase de mujer ni yo esa clase de hombre ).
Me enteré que los obsequios en sus manos estaban porque por esas cosas de la vida, me llamó. Hablamos, volvimos a discutir. Me dijo que ella estaba confundida y, tal vez, ya el amor comenzaba a decaer.
Le insistí de vernos en aquella esquina, en esa mesita que la conocí. Aceptó con la única razón que tenía algo que contarme y que "ni se me ocurra no aparecer".
Con el corazón y la cabeza a mil, corrí a organizar todo para darle una sorpresa más (le propondría matrimonio). Para demostrar mi gran y verdadero amor hacia ella.
Habían pasado 3 meses desde nuestra separación, el desvelo volvía a mi y las ansias de volver a ver sus ojos que desvanecían al mundo.
La hora del encuentro se acercaba y mi corazón lo sabía, se agitaba, y la cabeza no daba tregua.
Salí corriendo de ansiedad, para llegar al tan anhelado lugar donde mi mujer me daba otra oportunidad.
Ahí me encontraba, al lado de la calle,besperando una eternidad un remis que me trasladara ha dicho mesita sin igual.
En la larga espera mi cabeza estaba con ella y mi mirada lejos rogando por sus ojos.
Perdido entre ensoñaciones, de repente, un grito en la calle me volvió a la realidad. Se trataba de una madre que desesperada gritaba, puesto que su hijo pequeño se había aventurado a cruzar la calle, en momentos inoportunos cuando los vehículos se acercaban a toda velocidad.
De pronto, un empujón de lo más profundo de mi alma, me llevó sin pensarlo, pues sentí que era mi deber y lo correcto que debía hacer, me aventuré a la calle sobre el niño que estaba a punto de ser alcanzado por un conductor extasiado de velocidad.
Una vez más sentía un desvelo. Para mi sorpresa y alegría, había logrado salvar al niño de una muerte prematura. Sin embargo, los gritos no cesaban, y ya la madre estaba con su amado hijo.
Sin sentirme héroe me paré y le pregunté a la mujer si los dos estaban bien, no entendía pues seguía gritando, esta vez llorando y mi pregunta no respondía, la gente se acercaba y nadie me respondía. Sin entender volví a mi espera, con ese desvelo que esta vez no me daba alegría, me sentía confundido, y volvía a mis ensoñaciones sobre los ojos de mi amada y su encuentro otra vez. Pero dichas ensoñaciones se teñían de nostalgia y desdén, y además interrumpidas por los gritos de esa mujer que ya con su hijo sano y salvo se encontraba.
No aguante más y salí corriendo a su encuentro, puesto que la hora de la cita se alejaba, corrí varias cuadras y para mi sorpresa no estaba agotado, Pero, si desilusionado ya que, ella ya no estaba o, tal vez, nunca llegó.
Desganado caminé por la ciudad toda la noche sin parar. Pensando sobre que hice mal, porque ella no apareció, porqué no hicimos las cosas bien desde un principio.
Sin respuestas regrese a mi casa (la cual, nuestro hogar solía ser) saliendo el sol.
Con asombro, veo que policías iban saliendo de mi hogar. Pensé "otra vez ,una vez más, en la comisaría Tendré que estar?!" No obstante, recordé con una sonrisa en el rostro, que gracias a eso, conocí a la mujer de mi vida.
Los agentes de la seguridad se alejaban ya de mi hogar cuando entré.
Pasando el umbral, me encuentro para mi sorpresa, a mi amada mujer. Pero desconcertado observé que lágrimas de sus bellos ojos no paraban de caer.
"Qué pasa?!" le pregunté.- No me respondió y comenzó a recitar unas frases en voz alta que estupefacto me quedé.
"Por qué no llegaste?!, por qué me abandonas así?! Tanta alegría tenía de volvernos a ver y aún más que quería hacerte saber que padres íbamos a ser?!" -Exclamó desconsolada mirando mi foto.-
Acá estoy,:mi amada -le dije. Pero ella seguía sin responder.
Tomó un cuchillo y sus venas certera y, lamentablemente, cortó. Y al grito de"Por qué no llegaste?!, mi vida con vos iba a volver"
Fue entonces cuando el desvelo se desvaneció , caí en la más terrible realidad, en la tarde al salvar a aquél niño mi suerte no fue la misma que la de él.
Horrorizado viendo la vida irse de mi amada mujer, sus bellos ojos se cerraron para no volver a brillar y el mundo desaparecer.
Cómo olvidar el día que te perdí, lucias tan bella y yo un transeúnte más.

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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