|once|

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Mi cabeza dolía y tenía unas ojeras enormes que estába cien por siento segura que no las podría ocultar con maquillaje, suspiro frustrada hoy era la obra y mi mente estaba lejos de memorizar las últimas líneas,estaba más bien en vagos recuerdos de lo qué pasó hace dos dias.

~.

-¿segura señorita qué no quiere levantar cargos?-jugaba con la manga de mi suéter y procesaba todo lo que acababa de pasar hace una hora-señorita.

-¿hum?-¿si o no? ¿Si o no?,¡si seré estupida!-si segura.

Manuel fue liberado sin ningún cargo y yo me limité a irme a casa a llorar tranquila,se acercaba la obra y quería hacerla para poder alejarme de una vez por todas de el.

¿ En que momento se volvió tan tóxico lo nuestro?

~.

Tome más de tres pastillas para el dolor y no parecían hacer efecto,¿en serio cabeza? Hoy es la obra apiádate de mi.

-hija- la cabellera rubia de mi mamá se asomó por la puerta- sol esta acá- aparece sol con una bolsa color azul en su mano- voy a tu obra apenas salga del trabajo ¿bien?-le asentí mientras me frotaba la cien.

Se fue dejándome sola con mi querida amiga.

-me contaron lo de Manuel....¡eve por qué no me dijiste apenas paso!-le hago seña que baje un poco la voz-perdon ¿te duele la cabeza?-asentí- toma algo, en menos de dos horas es la obra.....hablando de eso- ya va a empezar- ¿Manuel va ir?.

-espero que si por qué no por nada no levante cargos en su contra-sonrío con ironía-agarro tres pastillas más del frasco que le saque a mi mamá de su pieza, ya había perdido la cuenta de cuántas había tomado en la mañana. Me sentía mareada y el dolor de mi cabeza todavía no paraba.

¿Que mierda me pasa?

Sol se fue dejándome la bolsa azul la cual contenía una peineta muy linda con piedritas brillantes de adorno.

Siento que tocan la puerta pero hago caso omiso al golpeteo.

Estaba vestida y sólo faltaba ponerme la peineta por lo cual voy al baño, no sin antes meterme cuatro pastillas más a mi sistema ¿no serán muchas? El dolor era insoportable y no quería ir de malas a la obra.

El mareo no paraba y el dolor menos.

Los golpes se hacían más fuertes en la puerta ¿quien carajos es?

Como pude agarre la peineta,el frasco con pastillas y fui al baño ignorando los golpes de la puerta, si es mi mamá tiene su llave. Puede entrar.

Entre al baño y me puse al frente del espejo para ponerme la peineta, nunca me vi tan destruída en mi vida como ahora.

Y empezó.

Sentí como si tiraran diez mil kilos de ladrillos encima mío y después de eso vi todo negro, lo ultimo que recuerdo es ver un par de pies corriendo a toda velocidad hacia mi.

Cosas que pasan (Manuel vainstein//replik) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora