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Ya me había adaptado (cosa que se me da muy bien desde tiempos inmemorables) a la nueva forma de vida. Incluso mis amigos y mi familia lo habían conseguido. Ya estábamos todos en la máxima "normalidad" posible, pero tenía que llegar él, justo ese día.

Hoy era el cumpleaños de mi abuela, ya hacía un año que había sucedido todo, estábamos celebrándolo toda la familia en el Hyde Park y de reojo cuando mi yaya está a punto de soplar las velas, veo que viene corriendo, repito: corriendo! COMO ES POSIBLE, nonononono (me repito una y otra vez) no se le ve la cara, pero resalta la sudadera roja que lleva puesta. Cada vez se va acercando más y más. Hasta tal punto que llegamos a respirar el mismo aire, algunos podrían pensar que es un acto romántico pero no lo es ni por asomo. Nos estamos retando con la mirada, a ver quién la aparta primero, a ver quien habla primero.

Y el... ¿porqué camina?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora