Cuatro Espadas

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El frío gobierna las tierras de los fuertes hombres. Según las historias, el Norte es un lugar amenazador lleno de tinieblas, donde se resguardan monstruos y muchos misterios. Durante una época, malos presagios sucedían en aquellas tierras norteñas, las cosechas no llegaron a florecer, los animales iban cayendo uno a uno, el hambre aumentaba cada vez que más se acercaba el crudo invierno...y la muerte empezaba acosar.

Ante la situación, los hombres del Norte se concentraron en una gran reunión. Allí, los cuatro líderes de grandes aldeas norteñas decidieron viajar hacia las tierras del Sur para pedir ayuda, la travesía era muy peligrosa debido a que debían pasar por sitios prohibidos. Por ello, a aquellos cuatro hombres se le otorgaron cuatro espadas. Nacidas de la misma magia. Éstas escogían a sus dueños. Quien empuñara estas espadas un gran poder obtendrían. Una de las cuatros espadas era más poderosa que las demás, ésta elegió al joven guerrero Darag, líder de las tierras de Naeyar, quien le puso el nombre de Tyrfing.

Atravesaron lugares inhóspitos, sitios donde ningún hombre se atrevería a ir. La magia de aquellas espadas iban provocando que aquellos hombres, poco a poco, corrumpieran sus corazones, excepto Darag, él se resistía al poder que Tyrfing le ofrecía. Al llegar a las tierras sureñas, Shanodra, pidieron audiencia con el rey. Fueron recibidos con los brazos abiertos. El rey, llamado Rhaevi, atendió a sus súplicas.

Rhaevi manisfestó que si les ayudaban debían de pagar el doble de impuestos y ofrecer una gran parte de sus tierras a cambio de la ayuda. Darag se opuso a aquella proposición al instante. Ante esto, el rey ordenó que mataran a aquellos hombres. Gran cantidad de soldados ejecutaron las órdenes del rey pero ninguno conseguía matar a ninguno de aquellos hombres norteños. Rhaevi, asustado, mandó a todos sus hombres a luchar contra ellos. Los cuatro hombres no podían con tantas personas, aunque tres de ellos estuvieran utilizando los poderes que las espadas les ofrecían. Darag como último remedio se entregó finalmente a Tyrfing...

En aquel día el pueblo esperaba la salida del rey y sus invitados en la entrada del lugar, pero los únicos que salieron eran  cuatro hombres. Estaban recubiertos de sangre y sus espadas estaban desenvainadas. Uno de ellos, llevaba la cabeza del rey en una mano, se acercaba con firmes pasos, éste era el único que tenía la capucha puesta. Se detuvo ante el pueblo, quienes estaban temerosos ante aquel hombre. Pasó lentamente su mano para quitarse su capucha y observó ferozmente al público que le miraba. Era el joven guerrero Darag. Sus ojos se habían transformado en los de un dragón, los cuales eran amarillos con algunos tonos anaranjados. El reino se arrodilló ante ellos, tenían el control de Shanodra.

Fueron bendecidos como los Hijos de la Muerte. A cada uno se le concendió un título y un soberano. Agardon, hijo del Oso, su espada le concedió la fuerza de diez hombres, rey de las tierras del Este. Zibor, hijo de la Serpiente, se le concedió la capacidad de escuchar los pensamientos, rey del Sur, donde se encontraba Shanodra. Vyrnis, hijo del Cuervo, tenía la habilidad para cambiar la apariencia física y transformase en otra persona, rey del Oeste. Por último Darag, él era el más poderosos de todos ellos, su poder no se podía predecir, pero el que más destacaba era el control que tenía sobre el Fuego, por ello fue bendecido como Hijo del Dragón.

Hay varias historias sobre que cada uno de ellos podían transformarse en dichos seres, haciendo que temiesen más la figura de Darag, algo que le molestaba ya que él solo quería la tranquilidad y protección de su pueblo. Éste rechazo ser rey absoluto ya que el poder era algo que despreciaba, por ello se retiró al Norte. Rechazó ser el gobernante de aquellas tierras por lo que varias guerras acontecerían...

Tras varios años, todo el mundo seguían temiendo y alabando la figura de Darag ante que las figuras de sus reyes, quienes deseaban ese privilegio. Consumidos en la envidia se aliaron contra Darag. Mientras tanto, en Naeyar, se convertía en un lugar donde gobernaba la paz y la armonía, Darag había usado su magia para hacer el bien y no como los otros, quienes la usaban como un arma.

Los reyes formaron un gran ejército que marcharía sobre el Norte, buscando la destrucción de éste y la muerte de su líder. Como último remedio Darag se preparó para la batalla. Mucho se cuenta de esa batalla, en aquel día en el cielo se podían distinguir la misma muerte sobrevolando aquellas nubes formadas por llamas y cenizas. La batalla estaba casi ganada por los norteños cuando secuestraron a la amada del poderoso Darag.

Los tres reyes salieron al campo de batalla con una dama, la cual llevaba pegada al cuello una daga. Darag con su ostentosa armadura, de la cual emanaba como una especie de pequeña niebla oscura. Su armadura le protegía por completo, además, llevaba una capa negra, la cual estaba destrozada. Lo único que destacaba era los brillantes ojos amarillos, los cuales presentaban ira y cansancio. Ante estos, el fuego y la sangre se esparcía por todo aquel escenario.

Los tres reyes ofrecían un intercambio, Tyrfing a cambio de la chica. Darag hizo el trato con ellos. Estos se retiraron a sus dominios sin saber que el poder de Tyrfing había sido completamente entregado a Darag, conviertiéndola en una simple espada a manos de cualquier persona, excepto en las de Darag. Éste comprendió que cuando descubriera la verdad sobre Tyrfing, irían a buscarle, por ello partió hacia las montañas de Rhodasand, alejando así el peligro de su familia y de su pueblo.





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