Capítulo IX

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El viento agitaba los arboles cuando cerré la maleta con Newt adentro, observe mi casa destruida y tuve la seguridad que el único buen recuerdo formado allí seria el día que lo conocí. Los vecinos más próximos quedaban a una distancia considerable pero el estruendo sin duda los había despertado porque uno por uno fueron prendiendo sus luces.

—Adiós—pronuncie mientras trataba de evocar mis clases de aparición— ¿Qué es lo peor que puede pasar?—sonreí intentando inútilmente de relajarme—Solo que una parte de mi cuerpo se quede atrás—sonreí—pequeñeces—sujete la maleta con fuerza mientras cerraba mis ojos buscando entre mis recuerdos un lugar donde aparecer mi antigua casa apareció como una luz, vi las calles, vi un callejón—Devon—sentí una presión en el pecho y al abrir mis ojos estaba en un callejón oscuro y húmedo—Completa—confirme al revisarme.

Abrí la maleta e ingrese, Newt estaba profundamente dormido con la cachorra al lado—Hola pequeña—pronuncie mientras cargaba con dificultad a Newt, la cachorra se estremeció cuando lo aleje—está bien—afirme—estarán bien—el aroma dulce de Newt y la calidez de su cuerpo me invadieron haciéndome estremecer mientras subía las escaleras—No me arrepentiré.

Cerré la maleta y trate de caminar arrastrando a Newt pero mis brazos cedían ante su peso, cuando cai de rodillas supe que no podría continuar, no sola—¡Ayuda!—grite, la gente pasaba—¡Por favor!—un señor volteo y comenzó acercarse, sujete la maleta con fuerza—Ayuda.

—Parece que a tu novio se le paso las copas ¿no? —Sonrió sosteniendo a Newt por el otro brazo—¿A dónde lo arrastramos, pequeña?—sus ojos verdes me estudiaron esperando una respuesta.

—Un lugar para descansar.

Asintió—¡Bien! Conozco uno cerca la dueña es una señora muy dulce, te agradara—murmure un agradecimiento y empezamos a caminar.

El lugar era pequeño, de dos pisos y tenía la apariencia de haberse inaugurado recientemente, entramos a la recepción donde una anciana se acercó alarmada—¿Están bien?

—Lo están, señora Ana—respondió el señor, la señora volteo a verlo inquieta— ¿Dónde lo dejo?

—Habitación 2A—respondió la anciana suspirando—siéntate pequeña—asentí, sin ningún problema el señor llevo a Newt, a una de las primeras habitaciones del pasadizo, luego de unos segundos salió.

—Duerme como un bebe—afirmo—bueno me voy señoritas, me esperan—se acercó a la puerta, volteo a vernos una última vez, deteniendose a mirar por un instante a la anciana y se fue.

—Estas sangrando—voltee, las manos suaves de la anciana tomaron mi muñeca herida—Te curare.

Negué—No deseo ser molestia, señora—pronuncie—se sanara rápido, es solo un rasguño.

— No es molestia, y tomare eso como un si—se paró volviendo a su pequeño mueble al encontrar el botiquín regreso a mi lado —Bueno empecemos.

Sus manos comenzaron su labor, las arrugas en su rostro eran las pruebas fehacientes de que el tiempo había pasado por ella sin embargo había cierta sutil delicadeza en sus facciones, enigmática bondad reflejada en sus ojos avellana —Listo—pronuncio mientras daba el ultimo apretón a la venda—En el armario encontraras cobertores espero que..

—No dormiré aquí, me voy—interrumpí— ¿Lo cuidaría por mí?


****

Newt

— ¿Esta despierto?— la voz detrás de la puerta logra apartarme de mis pensamientos—Traje el desayuno—me pare del suelo tomando mi maleta, escucho el tintineo particular de algo que ha llegado al piso al bajar la mirada logro vislumbrar un collar plateado y un dije de corazón.

Siempre te amaré... //Newt Scamander y tu//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora