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Cuervo. O Corvus corax.

Siempre se había sentido identificado con uno.

A primera vista, se le temía. Historias sobre él abundaban...

Pero siempre fue inteligente.

Los cuervos tienen una pareja toda su vida.











+ Alas.


Zash pensaba que las alas eran signo de libertad. Añoraba un par sobre su espalda desde que tenía memoria. Su abuelo materno Charls, desde muy joven le había enseñado en brazos y con una escopeta en la mano que de mayor, debía vivir feliz, apoyado en su religión y siempre respetando al otro. Un par de limpias palabras a su nieto mayor luego de dispararle a los cuervos sobre el maíz y darles justo en las alas.


¿Vivir una vida feliz?

Padres divorciados y violencia en medio. Donde siempre, el pagaba los platos rotos.

Sus medios hermanos, luego de unos años después, vivían la vida fácil y feliz que él siempre había querido. No tenía a nadie más que a él y el cadáver del abuelo Charls.


¿Apoyarse en un religión?

Cual fuera, el ya se había alejado de ella. Luego de los domingos de corbata en la iglesia, nadie le obligó a volver. Los versículos habían sido olvidados y las adicciones fueron entrando.

Tatuajes, metas en la vida y lo que realmente quería hacer. Sed de experimentar, primeras veces y la ninfomanía.


¿Respetar a los demás...?

Era algo en lo que recordaría al borracho de su abuelo. Si no respetas, lo ignoras.

Luego de su primera bofetada recibida, comenzó a golpear también.

Ya fuese un varón o una chica... aun que claro, a ellas en golpes un poco más verbales.

Pero en realidad, ¿estaba bien hacerlo? Claro que no. Golpear, en sí. Estaba mal.

Y Zash, adoraba romper reglas después de los 16.




+

En la familia, nadie lo apoyó con la idea de ser tatuador. Lo veían como algo sin futuro, una falta de total respeto a la familia Bogdanovik. "¿como se supone que sobrevivirás haciendo eso?" "¿solo por dibujar un poco bien piensas lanzarte a eso?" "¿el cerebro no te da para más, bebé?".

Sus opciones bajaban más, mediante cada comentario. Su café estaba casi helado sobre el mesón, su peligrosa sonrisa se volvía dura con el pasar de los minutos...

¿Era así entonces...?

Bien. Así sería para el también.



- Me mudaré a Chicago. -Comentó neutral. Dejando a todo mundo en la cocina boquiabiertos.


¿Habían logrado creer en sus palabras al fin...?

Claro que no. Las risas que resonaron en sus oídos luego; lo confirmaron.




- Supongo que es broma... -Murmuró el adolescente rubio con aquel corte militar, burlándose con los labios, en una sonrisa tan nerviosa como real.- todos sabemos que estás destinado a morir aquí, como... tu abuelo. -Cubrió luego su boca, dejando sonar una risa.



Él iba a volar... dijesen lo que dijesen.

ALAS. [#1 Los chicos] Homosexual|YAOI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora