—Estoy que no lo creo, oh por Dios —muerde su mano. Arely está tratando de contener un chillido, y yo tratando de no golpearla.
Llegó hace unos minutos, y lo primero que hizo fue entregarme una nueva nota de mi "admirador secreto", aunque no me interesa mucho me ha obligado a leerla.
"Encontrarme con tu sonrisa
ha sido una de las mejores cosas
que me han pasado en la vida.
Verte caminar, y observarte
en clases, es como un alimento.
Sabiendo que tú no me conoces,
y mucho menos estás interesada en mí.
Pero no importa, no importa nada,
sólo me importa verte feliz siempre.C.R"
—Quiero saber quién es ese chico, debe estar completamente enamorado de ti —suspira, colocando ambas manos a los costados de su rostro.
Me quedo inmóvil, nadie jamás me había escrito algo así. Es... ¿bonito? Se siente bien, pero no quiero a alguien interesado en mí en estos momentos.
—Yo, no sé que decir —doblo la hoja—, no lo conozco, no sé quién es, me da un poco de miedo.
—Oh vamos Lía, tampoco es como si te estuviese acosando. Van tres notas, y han sido lindas. Sólo te ha dicho lo hermosa que eres —hace una pausa—. Debe ser algún compañero de clase, averiguaré quién comienza de nombre con la C.
—No, no debes hacerlo. Te lo repito, no me interesa. Cambiemos de tema, ¿vale?
—De acuerdo —no insiste más—, cuando llegué estabas con el novio de tu mamá, ¿ya se llevan bien? —Levanta una ceja.
Mejor no hubiéramos cambiando de tema.
—No —río—. Llegó de la nada, aunque si compartimos un par de palabras, pero en si lo sigo odiando —me siento en la esquina de mi cama.
—Odiar es malo —dice—, detestar también, amar es vivir Rojas, aprende.
¿Ahora mi amiga es poeta?
—Ary, ¿qué te pasó? —Me burlo.
—Nada, simplemente que he estado mirando las cosas de diferente manera a como solía —se encoge de hombros.
—Me parece bien —repito su acción.
—Hoy me invitaron a una fiesta, ¿vamos? —Hace un puchero.
—Sabes que si, pero volveremos temprano —advierto.
Siempre que salgo de fiesta con Arely todo termina siendo un desastre, espero que esta vez sea la excepción.
~*~
Dejo mi teléfono a un lado de la encimera, mientras mi aleatorio se reproduce. Arely se fue hace una hora a mirar que ponerse para hoy en la noche, mientras yo corto fruta para comer. La hambre me ha pegado fuerte.
Cuando termino de cortar lo necesario para alimentar mi estómago, tomo el plato junto a mi teléfono y voy hacia el comedor. Estar sola me relaja, creo que lo he dicho y lo diré siempre.
« ¿Algún día podré caerte bien? ».
Esa pregunta da vueltas por toda mi cabeza, pero hay otra; ¿en serio me cae mal?
Mi odio creo que no es literal, a veces siento que me comporto como una niña de 13 años, cuando en realidad estoy por cumplir 20. Tampoco me entiendo, y creo que jamás lo he hecho.
Mi cabeza está hecha un lío, al igual que mi vida. No sé que está bien y que no, menos sé que es lo que quiero.
Debería enfocarme más en la escuela, vivir la vida, aprovechar a mi hermano, compartir más con mi madre, y seguir disfrutando de todo con Arely, como siempre. Y no estarme preocupando, en lo que sucede con José. Él no es nada. No significa nada en mi vida. O al menos por ahora.