Era domingo. Ana se había levantado tarde, ya que su madre estaba trabajando y su hermano seguro estaba drogándose.
- Entonces... ¿Ya conociste a mi hermano?
Mike. Era la dulce voz de Mike. Estaba tan feliz de escucharlo otra vez..
- ¡Mike! - Gritó la chica de emoción - ¿Dónde estás?. No puedo verte
- ¿Realmente quieres verme?
- Sí...Ana se encontraba en su cama, y una silueta comenzó a aparecer en la puerta. Se quedó ahí. Era Mike. Sus ojos azules, su cabello rubio, pálido, delgado...
- Eres tú...
- Si tienes miedo....yo podría irme - Sugiere el chico
- No... ¿Podrías acercarte?El chico comienza a acercarse hasta quedar parado enfrente de su cama.
- Eres como un príncipe - Dijo Ana
- ¿Un principe?
- Sí... ¿Puedo hacerte un par de preguntas?
- Claro...
- Pero siéntate a mi lado, sino es incómodoEl chico obedeció y se sentó a su lado.
- ¿Qué eres?
- Amm... No ví venir esa pregunta...no sabría que decirte. Estoy muerto. Estoy atrapado aquí y tengo que irme
- ¿Irte a dónde?
- Al cielo.
- ¿Eres como un ángel?
- Amm... Algo así
- Y... ¿Patrick qué es?
- Patrick.... Bueno... Patrick ya no tiene salvación. Él vendría a ser como un demonio
- ¿Por qué a mí?, ¿Por qué yo los veo?
- Es algo complejo. Te explicaré esto. Cuando mueres, depende de lo que fuiste en tu vida, te vas al cielo o al infierno. Yo necesito ganarme las alas, y Patrick necesita robar almas.
- ¿Cuál es tu misión?
- Evitar que Patrick te lleve con él.
- ¿Que me lleve con él?, ¿A dónde?
- Al infierno. Si tu accedes en lo mínimo que te pida, te estás arrastrando al final. Te estás arrastrando al infierno.Ana se asustó. Realmente estaba desilusionada de Patrick. Pensó que él era bueno y que haría cosas para ayudarla, pero no. Patrick no era dulce o delicado. Mike lo era. Mike era paciente, tranquilo, sabía explicar, sabía cómo hablarle a alguien. Tenía esa manera tan linda de hacer que tus días sean geniales.
Cuando Mike desapareció, Ana tenía miedo de que Patrick le preguntara por Mike. O de que se la quiera llevar. Pero ya sabía que no tenía que hacer. Sabía que no tenía que obedecerle, pase lo que pase. Aunque no conocía a Mike, sentía que era bueno. Algo en él era muy distinto a Patrick, y no sólo era el físico, era su forma de ser y de relacionarse. Ana sabía que podía que confiar en Mike, y que no dejaría que Patrick se la llevara. Si bien, había llegado un poco tarde, ya estaba con ella. Ya estaba para ayudarla. Ana ya se sentía a salvo. Sentía la paz que Patrick le arrebató esos días.