Confesión a la luna

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La luna espera impaciente mi deseo. El cielo pronto comenzará a llorar lágrimas brillantes que concederán felicidad, a aquellos que creen en ellas.

La luna quiere que te desee a tí, sabe que anhelo poder estar a tu lado, tras cada noche observandome. Su presencia se me hizo necesaria, con ella hablo a corazón abierto, ella conoce tu nombre.

Lo que la luna no sabe es que no volverá a escucharlo. No le concederé su deseo, no es mi deber conceder su deseo. No escuchará tu nombre en mi boca, esta vez no.

Las estrellas comienzan a caer y no sé si estoy lista para desear. Cientos de personas, al igual que yo en este mismo instante, estaran observando el cielo, listas para confesarse a las estrellas, sus deseos no le serán concedidos, las estrellas fugaces pasaran veloces y no escucharan sus peticiones, pues como la luna ninguna escucha tan atentamente, y como la luna ninguna estará para ver como continua tu historia.

Personas pobres piden por una vida mejor, personas sin empleo por algo con lo que gastar su tiempo para poder vivir, personas solitarias por un poco de cariño y afecto, y más aún que son inombrables.

Mi boca intenta nombrarte, quiere que las estrellas escuchen tu nombre en su paso por nuestro cielo, y que se lo lleven junto a ellas, a dónde sea que vallan. Pero, mi corazón ya sabe que eres un deseo imposible, la luna me ha enseñado que no puedo pedir tu afecto, que por mucho que lo pida no lo conseguiré.

La luna me ha hecho llorar, la luna me ha enseñado mi verdadero deseo, y ahora me he dado cuenta. Ella es una verdadera amiga, que estará junto a mi por siempre, hasta el día de mi muerte, y me mostrará mis pensamientos y deseos más profundos, que solo la noche me deja ver.

Estoy lista para desear, sé que es lo que quiero, mi boca está lista para olbidar tu nombre. Puedo afirmar que no será un simple deseo, que se olvide con el viento gélido de la noche o el paso de las estrellas, será un hecho durante toda mi vida.

-Quiero ser feliz -diré cuándo me pregunten cuál fué mi deseo, y lo diré esbozando una sonrisa, que dejará claro que ya no es un deseo, es un hecho.

Rosa negra, Rosa únicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora