capitulo 3

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Con mis audífonos puestos escuchando música, me muevo por la acera, miro como el día de hoy está hermoso, los árboles florecen, luego de tantos días de invierno, el tráfico como siempre es terrible.
Al tener media hora de trotar, sentí un fuerte calambre en mis pies por lo que decidí caminar hasta llegar a una placentera zona verde, donde se encontraban niños corriendo de un lado a otro con sus padres, este lugar tenia aspecto de ser más bien un parque, habían unos cuantos columpios, bancas y una llamativa fuente en el centro, al llegar tomé asiento, mi respiración ya no estaba tan agitada como ase un rato.
Con la mirada perdida, viendo cada detalle, tan diferente a lo que estaba acostumbrada, sin darme cuenta mi vista se posó en una pequeña cafetería nombrada Delicias, de aspecto sencillo pero reconfortante para pasar un rato, tal vez debería entrar así podría disgustar algún bocadillo o que sé yo algo energético para aumentar mis energías. Con paso seguro iba acercandome, abrí la puesta de está, mis sospechas no se equivocaron al pensar que sería reconfortante, ya adentro pude tener una vista bastante impresionante al ver lo espaciosa, con mesas redondas no muy grandes lo suficiente para unas cuantas personas, las sillas de un material suave, con respaldar maderoso al igual que las mesas lo que hacía el juego, desde donde me senté podía ver hacia un lado donde se situaba un enorme ventanal, a través de esté se observaba el parque, pero el único sonido alcanzable era el de una melodía suave.
Un carraspeo  de garganta me saco de mi ensimismamiento, una chica aparentemente noble se acerca a atenderme, con una hoja en sus manos la que supongo es el menú, la tiende hacia mi, diciendo me.                        — Buenas, bienvenida a la cafetería Delicias. — con un gracias de mi parte la vi alejarse, al cabo de unos minutos cuando elegí lo que quería tomar, ella regresó igualmente le extendi la hoja.
Giré mi cabeza hacia una parte de la cafetería, me fije en un pequeño cartel pegado cerca de la barra este llamo mi atención, me puse de pie para acercarme, sin duda alguna era una oferta de trabajo entusiasmada regresé nuevamente a esperar mi batido, cuando la chica ya lo traía. Ella se acercó y me preguntó
— ¿Estas interesada?—  le contesté
— Si claro —
—¿Cuántos años tienes?—
—18 cumplidos—
—¿Tu nombre?
—Eleanor Morrison.
—¿Alguna experiencia?
—Si trabaje en una antes.
Lo pensó por un momento y me contestó — Estas contratada, sólo debes venir mañana para que hables con mi tío el dueño, sobre tu horario.
—Gracias—dije con una sonrisa
—Por cierto soy Alexandra.
—Un gusto— ella asintió y se fue a atender a los demás clientes.

Finalmente tomé el batido, deje el dinero sobre la mesa para regresar, al entrar al departamento, salté de felicidad, al fin había logrado encontrar trabajo, opté por buscar ropa cómoda y darme una ducha, el día se me había pasado super rápido, debía dejar todo listo para el siguiente día no quería ser impuntual, así que preferí poner la alarma para despertar a tiempo.
Me quede un rato viendo una película de comedia, con algo de comer, pero cuando sentí la pesadez en mis ojos decidí irme a la cama.

La alarma sonó, ese ridículo sonido que le tenía al despertador del celular, pegué un gran salto del susto.
Todo el tiempo era así de todo me asustaba, traté de tranquilizarme con mis palabras diciéndome;              
—Tranquilizate Eleanor sólo es la alarma.
Esta indicaba la hora de levantarme.
Al darme cuenta salí corriendo hacia el baño, ya hoy era lunes y debía ir a hablar con mi futuro jefe sobre el horario de trabajo.

Rebuscado en el armario encontré una blusa negra casual y un pantalón gastado por las rodillas, color celeste desteñido, combinando agregue unas zapatillas casi del mismo tono del pantalón, viéndome en el espejo de la cómoda para asegurar que me viera bien, hice una cola de caballo y puse maquillaje por último.

Miré la hora, aún tenía tiempo para comer algo y así lo hice; un vaso de chocolate caliente y un sandwich con tomate, mayonesa y queso amarillo la lechuga no me agradaba muy bien, le di un mordisco, sabía delicioso.
Terminé de cepillar los dientes, tomé el celular, la cartera y las llaves.
Con paso ligero llegué a mi destino, había una mañana llena de sol, entre a la cafetería cuando pude visualizar a Alexandra la chica del otro día, me dirigí hacia ella no tenía aspecto de estar trabajando, su ropa no era el uniforme sino lo contrario un vestido casual, me acerqué lo suficiente para hablar. —Hola como estas Alexandra?Ella sonriendo contestó — Muy bien y tú? Veo que si viniste por el trabajo.
Respondí — Si bien es que la verdad lo necesito, hace poco me mudé y no tenía otra opción.
—Bueno creo que debería llamar a mi tío, así charlan y te puedes informar bien.
La vi marcharse por una puerta.
Esperé sentada viendo como entraba y salía gente apresurada, para sus trabajos supongo.

Unas risas provenían de la puerta, cuando vi a Alexandra con un señor no muy joven pero tampoco de una edad avanzada. Me levanté mientras ellos se acercaban.
—Tío Charlie ella es la chica interesada.
— Hola Eleanor, mucho gusto señor Charlie —. dije extrechando mi mano con la suya.
—El gusto es mío señorita Eleanor.
Seguidamente, acercó una silla para que  tomara asiento y dijo — Tome asiento señorita me gustaría hablar y así aclarar cualquier duda que tengas.
—Muy amable.
— Bueno y díme cual horario le serviría más, soy todo oídos.
—Vea señor Charlie, por mi condición preferiría trabajar medio tiempo, por la mañana, es la única oportunidad por mis estudios se me complica más.
Él tendió un sobre con unas hojas. —Perfecto entiendo la condición, sólo anote aquí lo dicho el tiempo de laborar de 8 de la mañana a 2 de la tarde y firma.
Entregué el contrato ya terminado.

El con un gesto de su mano llamó a su sobrina, ella se acercó y me dijo — Yo te explicaré todo lo que debes hacer, está es tu camisa si quieres inicia ya mismo o vienes mañana co
como gustes.
Lo pensé por unos segundos si iniciar ya o no, no obstante la miré  y le dije — Claro no hay tiempo que perder.
—Bueno yo tengo que resolver unos asuntos, entre un rato te veo.Así la vi alejarse.

No tuve mucho por hacer, por lo tanto, las horas pasaron muy lento pero no me quejaba era agradable.
Tomé un vaso de agua, al instante el señor Charlie me miró para decirme — Eleanor ve descansa, mañana será un nuevo día, nos vemos. Al decir esas palabras tomé mis pertenencias.          — Gracias señor aquí estaré mañana no le voy a fallar.
Choque con alguien al darme la vuelta, levanté la mirada, percatandome de Alexandra.
— Oh disculpa no te vi entrar.
—No tranquila no pasa nada, espero verte mañana así podremos hablar.
—Claro será un gusto. Dije, con una sonrisa me despedí.

Por ser mi primer día salí temprano, al caminar sentí ese aire fresco, que hacía volar mi pelo como un torbellino, me sentía feliz, despreocupada, sino hubiera sido por esa cafetería aún andaría vagando, buscando empleo, sin respuesta alguna.
Ya en el departamento quise recostarme en el sofá así descansaria, de pronto me dormí.
Estaba teniendo un sueño que no lograba comprender, donde aparecía un rostro masculino sin ningún rasgo conocido, sólo unos ojos color azul, similares al hermoso mar pero muy en el fondo llenos de tormenta, y una mirada penetrante, sólo se identificaba su cara lo demás era borroso. Un presentimiento raro apareció en mí.
Posando mi mano en una frente sudorosa, nose por que estaba así, pero no era común, nunca despertaba de está manera.

La Fuerza De Una MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora