Suena mi última alarma avisándome que ya es hora de levantarme con toda mi flojera y alistarme para ir a la secundaria. Hoy si se donde dejé mi mochila.
Entro a la ducha, me doy un baño con agua fría para que el sueño se esfume de mi cuerpo, salgo de la ducha voy a mí habitación, busco mi ropa interior, me la colocó lo más rápido posible —parece que disfrute demasiado mi ducha está súper tarde— miro a mí alrededor y veo mi uniforme tirado de una forma desordenada en el mueble de mi habitación, lo tomo, pero cuando lo tengo en mis manos recuerdo que hoy vendrá un chico nuevo al salón, me quedo parada en ropa interior frente al mueble como una idiota haciéndome ideas de cómo será el chico nuevo. No me percato de que alguien abre la puerta de mi habitación.
Escucho a mi espalda que alguien emite un sólido de garganta, que me saca de mis pensamientos.
—Anna, podrías dejar de ver a la nada y vestirte que no tengo todo el día para llevarte —dice mi hermano mientras se tapa la cara con la manos.
—Hollé, primero se toca antes de entrar ¿acaso yo entro como loca a tu habitación? —digo mientras acomodo mi falda frente al espejo.
—Solo muévete que voy tarde para la universidad —Anuncia mientras cierra la puerta a su espalda.
Termino de colocarme mis zapatos, reviso que estén limpios y me peino, busco mi mochila en la esquina de mi cama y marcho a la cocina para hacerme algo de desayunar.
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—Wendy! Por fin llegas — grito cuando la veo cruzar la puerta y todos mis compañeros se quedan mirándome.
—Anna por Dios, nos vimos ayer ¿Qué pasó? — dice ella con cara de espantó.
—Estoy entusiasmada, no me preguntes ¿Por qué? pero ya quiero que llegue el chico nuevo, tenemos cuatro años aquí y nunca había llegado nadie a nuestro curso y no sé... quiero ver que se siente una cara nueva en medio de estas pirañas —digo con entusiasmo.
—Espero que sea bonito, nadie sabe si será mi nuevo amor —Dice con picardía y una ceja levantada.
—Baja algo fiera, no lo conoces y ya le quieres tirar los perros, además ayer a esta hora estabas llorando por tu rompimiento con José y ya quieres tener otro ligue —le digo en reprimenda.
-¿Crees que sea bonito o fee...oo?- Wendy casi no puede terminar de fórmula la pregunta por qué el timbre de entrada nos interrumpe.
Nos miramos con cara de complicidad y nos encaminamos a nuestros asientos. Entra nuestro maestro de biología, el maestro Edwardo, que por gracias de Dios nos toca dos días seguidos en las dos primeras horas- espero que se note el sarcasmo.
—¡Buenos días, alumnos! Espero que estén bien hoy tendremos al nuevo compañero, que al parecer se le a hecho tarde pero estará aquí dentro de unos minutos, sus padres llamaron y nos dijeron que llegaría un poco tarde por asuntos médicos— anuncia el maestro, mientras que Wendy y yo nos miramos con decepción, por la tardanza del chico nuevo.
El maestro Edwardo continúa con sus respectivas clases y sus consejos de vida para nosotros, cosa que no veo mal que nos de consejos, pero una cosa es dar consejos y otra es un discurso con anécdotas extensas de su vida. Qué por cierto no son nada interesantes —Dios mío que vida tan aburrida la de este hombre, ya comprendo porque su esposa lo dejo.
Suena el timbre avisando que ya pasó la primera hora y fue la hora más larga de mi corta vida.
El maestro se queda en silencio y fija su vista a la puerta, con una sonrisa amable por su parte, casi todo el salón pone su atención a la puerta cosa que me emociona porque sabía que significaba eso.
—¡Bienvenido, Luis! pasa adelante para que te presentes con tus nuevos compañeros—dice el maestro muy amable.
Entra al salón este chico con más huesos que carne y unos lentes de estos que usan los maestros en las caricaturas, o sea cuadrados grandes y que ocupan la mayor parte de su cara, el pelo perfectamente peinado y su uniforme muy planchado. Me quedó mirándolo con cara de idiota descifrando qué clase de nariz tiene este niño, su nariz parece una lata pisada, es de piel clara, bastante clara y tienes unos ojos marrones, y bizcos, creo que me emocioné para nada, este chico no llena mis expectativas.
Miro a Wendy y está tiene la cara morada de aguantar la risa, pero no soportó y se le salió una carcajada muy sonora, al ver lo que Wendy hizo no pude aguantar y también estalle en risa, miro al maestro y este no esta tan risueño como nosotras, me está fulminando con la mirada.
—Anna y Wendy salgan de mi salón ¿A caso me ven cara de payaso?—dice el maestro Edwardo enfurecido por nuestra risa.
—Pero maestro no hicimos nada, solo fue un chiste que le enseñe en mi celular a Anna— dice Wendy para tratar de salvarnos, pero le sale mal.
—¡O sea que ustedes estaban usando el celular en mi hora!—dice con enojo— señorita Anna usted se ha dañando mucho con las malas compañías, tendré que hablar con sus padres. Ahora salgan de mi salón.
Nos resignamos y mientras salíamos el chico nuevo le hizo cara de coqueto a Wendy mientras salíamos del salón, ella puso cara de asco y salió detrás de mi. Cuando salimos estallando en risa hasta quedar sin aliento, pero nos volvimos a mirar y la risa no termino hasta que nos dimos cuenta que había un chico frente a nosotros, pero este chico es Edwin, termino de secarme las lágrimas por la risa y miró a Edwin.
—Hollé, Edwin y ¿Qué haces afuera del salón?— le pregunto mientras vuelvo a una postura un poco mas seria.
—Bueno yo le dije a Luis, el chico nuevo, que era muy feo y el maestro me dijo que saliera de su salón, y bueno a mí no hay que decirme dos veces que salga —dice con cara de satisfacción—pero la realidad es que ese chico es bien feo ¿Quién diablos usa esos lentes en esta época?
No soporte y volví a estallar en risa, mas tarde se me une Wendy y Edwin se nos unió luego, ahí estábamos los tres tirados en el piso riéndonos del pobre chico nuevo con nariz de bruja de caricaturas.
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Espero que lo disfruten, no olviden votar y comentar
Besos
Davianna Rodriguez Rijo