- Estoy preocupada por Vicente, ya casi no sale de su cuarto, su hermano y aquel chico Laurent lo eran todo para él, pero ahora, ninguno de los dos está
- ¿Ha intentado hablar con el?
- Por supuesto, pero ahora me es imposible entablar una conversación con él
- ¿Tiene amigos? ¿Sale de casa?
- Amigos - se queda un momento pensando - no, no lo creo Laurent ha sido el unico amigo que ha tenido, y solo sale con su padre, por deber
- ¿Esta usted al tanto de que hacen ellos?
- Sí señora, Mario - refiriéndose a su ex-esposo - es un hombre muy honrado y de confianza
- Bien - mira una pequeña libreta, en la cual escribía todo lo que Ámbar la madre de Vicente, respondía - le puedo asegurar, que lo que su hijo tiene, es una pequeña crisis nostálgica, digame, ¿usted no se pondría mal si las personas a las que mas aferrada esta, se van, sin siquiera decir adiós? No se preocupe demasiado, ademas, me ha dicho usted, que desde pequeño ha sido solitario, ¿no? No se altere, trate de comprenderlo, los jóvenes a su edad solo desean ser comprendidos, sin embargo, cualquier acto alarmante que usted note, no dude en informarme, le dejaré estas pastillas para el estrés, también le asignaré a su hijo tres días semanales para que vaya a mi consultorio, y veré que puedo hacer con Vicente. Bueno - dice mientras se levanta del sillón - fue un gusto tratar con usted señora Cortés. Nos vemos luego.
- Muchas gracias por su visita doctora - abre la puerta - un gusto, adiós - sonríe.Oh Vicente, que esta ocurriendo contigo, por qué no me lo dices - piensa, una voz la saca de sí
- Ámbar ¿Quien era esa mujer? - dice Vicente con el ceño fruncido
- Ella es la psicóloga, Elizabeth Rueda, la he llamado por razones que tú, ya has de saber, cariño - acaricia delicadamente su mejilla - es por - antes de poder terminar, él la interrumpe
- No la necesito - retira bruscamente la mano de su madre - estoy bien, ¿¡Por qué no lo entiendes!? - se aleja corriendo hacia la puerta, la abre con fuerza, y con lágrimas en sus ojos se aleja corriendo, y en u mente se repite aquella frase "No la necesito".Llega a la acera de un pequeño parque, se sienta y recuesta su cabeza es sus rodillas, nota como pequeñas gotas de lágrimas han caído al suelo, levanta la cabeza un poco y ve que es la única persona en aquel parque, cosa que agradece, porque no le gustaría que le vieran llorando.
Se deja caer levemente en el suelo, el cual esta totalmente frío, pero no le da importancia, ya que ha logrado calmarse un poco, es tiempo de pensar.
¿Por que no me deja tranquilo? - se dice para si mismo - no le he causado problemas, tampoco estoy loco, no necesito a ningún psicólogo, ya estoy arto de que me controle.
- Oye, ¿no eres tú, Vicente Cortés? - dice una voz gruesa y temperamental, que lo hace salir de sus pensamientos
- sí, que necesita - se fija un poco mas en el hombre justo a su lado, un hombre robusto, de grandes brazos, ojos claros que le dirigen una mirada imposible de descifrar, bastante alto, nota la placa que lleva este: Stephen Moliner Oficial
- Me han dicho que eras una persona realmente cercana a Laurent Montfiel, es por eso que me gustaría preguntarle algo, ¿Por qué lo hiciste?
- Dos cosas, primero nunca fui una persona cercana a Laurent, y segundo ¿Hacer que?
- Ya sabes el haberlo herido el día anterior a su desaparición¡Vicente! - se escucha el grito de su madre a lo lejos
- Disculpe oficial, me temo a que no se a que se refiere, y mi madre me llama, hablaremos en otro momento.
Se dirige devuelta a su casa y deja al oficial a la espera de su respuesta.
Como ya dije, nunca fui cercano a Laurent, no se de donde lo pudo inventar.
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Liberación
Teen FictionHe intentado olvidarle por mucho tiempo, cinco meses para ser preciso, pero no lo he logrado. Después de su muerte, al principio, todos se veían desanimados, tristes tal vez, pero el tiempo transcurrió y todos lo dejaron atrás, lo superaron, pero yo...