《Porque un pequeño soplo del viento puede desestabilizar desde una pluma hasta un muro de concreto.》
Jimin podía oír con lujo de detalles el zumbido de una leve ventisca enfurecida, mientras también podía apreciar unas revoltosas nubes de lluvia desde la tranquilidad de un extenso ventanal que chocaba con el límite de su cama. Envuelto en sus mullidas sábanas mientras disfrutaba del calor que le entregaba un dulce café por la tarde, él apreciaba las microscópicas gotitas que empezaban a estrellarse contra el vidrio.
Al rubio le gustaban los días nublados como el que se avecinaba rápidamente por su ventana, como también le encantaban unos ojos profundamente negros de pasión que le miraban cada que lloviznaba, y como aún más añoraba estar entre los brazos de un pálido chico de cabellos oscuros como la noche y sonrisa de niño caprichoso.
Y Park deseaba estar ahora mismo envuelto por las suaves palabras de un hermoso hombre que le traía loco, porque sus bonitas sábanas de plumas y algodón no se comparaban con la calidez que le entregaba Yoongi, y su café no era tan reconfortante como aquél muchacho que en un simple día de tormenta le llevaba hasta el mismísimo cielo sin ser partido por un rayo. Lo necesitaba tanto, y lo tenía tan poco tiempo que era difícil disfrutarlo como quería. Y el de cabellos rubios todavía no llegaba a comprender del todo que estaba entregado a ese hombre frío como la nieve pero tan cálido como el verano, atrapado por un lindo y especial chico agridulce; sólo sabía que lo tenía que mantener a su lado, que le encantaba, que le quitaba el aliento.
Y Jimin, estando de espaldas a la puerta, pudo sentir como ésta era abierta lentamente y con delicadeza, intentando que nadie descubriera nada, que no se escuchara ni un mínimo rechinido. Y sin querer sus labios se estiraron en una pequeña y brillante sonrisa escondida por su taza de café, discreta pero que aún así ya empezaba a iluminar el oscuro cuarto ensombrecido por una temible tormenta.
La puerta se cerró y su tonto corazón empezó a latir con fuerza en su pecho, y por más que su cuerpo le pidiera voltear y arrojarse a los brazos de quien le venía a acompañar, no lo hizo. Aunque sabía que por eso le empezaban a temblar las manos, por las ansiosas ganas que le atacaban, aún así se resistió a la tentación que era ese chico para él. No quería ser el único que siempre estuviera esperando por el otro.
Pero cuando la fuerza de voluntad y la impaciencia ya le estaban venciendo pudo escuchar unos silenciosos pasos acercándose hasta donde él se encontraba, una cama hundíendose y las sábanas comenzando a sonar al ser aplastadas por alguien que ya deberían conocer con detalles -porque esas telas fueron testigos de muchas cosas, al igual que las tormentas-, y por último unos brazos delgados y fuertes otorgándole un cariñoso abrazo que le obligó a apretar su taza de café por la repentina emoción que le invadió el alma.
--Hace mucho que no llovía de esta manera... --La ronca voz de Yoongi chocó contra su nuca, su aliento le perforó los sentidos y le hizo soltar un tembloroso suspiro. Y Jimin sabía que con esa frase, aunque no pareciera, el chico que le abrazaba con fuerza le estaba diciendo que lo extrañó demasiado. Casi tanto o más que él. Muchísimo.
--Te extrañé... --Habló aterciopeladamente un bonito chico de labios carnosos, con el cariño impregnado en cada una de las sílabas.
Escuchó la melodía de una perfecta y graciosa risa contra su cuello, y luego sintió el calor de unos labios en su piel tomarle por sorpresa, desprevenido.
--Yo también lo hice... Mucho Jimin, mucho --El azabache escondió su pequeña nariz en la curvatura del hombro del rubio y respiró su aroma, su perfume, su dulzura. Respiró la realidad que era el chico de mejillas suaves entre sus brazos.
ESTÁS LEYENDO
In The Rain [YoonMin]
FanfictionLa lluvia siempre fue buena para esconder besos húmedos, caricias silenciosas y palabras sabor a miel que se resbalaban de sus bocas como gotas en una tormenta. Porque, para Jimin y Yoongi, está bien amarse de esta manera. En la lluvia. (Pareja: Yoo...