único.

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Definitivamente, a JaeBum no le gustaba la navidad.

No lo malentiendan, no era el típico chico que va por allí menospreciando las festividades, tenía una ligera debilidad por el chuseok y pascua, pero de esa última podemos hablar después. JaeBum no se sentía cómodo llevando de aquí para allá un gorro con forma de triangulo rojo y una bolita de pelo blanca en la cabeza todo el tiempo, ni siquiera le gustaba el tono carmesí en ella pero debía hacerlo después de todo. Obtuvo un empleo de medio tiempo en una tienda de música en el centro de la ciudad y en esa fecha del año, se convertía en un autentico espectáculo navideño.

Villancicos, pequeños arbolitos, adornos con temática navideña para aparatos electrónicos, incluso los cantantes se proponían sacar algo para celebrar la festividad y había perdido la cuenta de todas las cajas llenas de regresos navideños de diferentes grupos tuvo que cargar en una sola hora.

El punto era que detestaba el alboroto que las personas armaban por dos simples fechas, veinticuatro y veinticinco. ¿Qué había con el treinta y uno? El año terminaba, ¿eso tampoco es tan interesante? El hecho de sentarte a pensar en todas las cosas que hizo en el año, las que no y las que deseó realizar, los altos y bajos, le parecía por mucho la depresión pre—final de año más entretenida que colocarse un estúpido gorro y cantar canciones que no significaban nada para él.

Prácticamente pateó la puerta de su departamento, sus manos se encontraban ocupadas con algunas cajas que su jefe le pidió revisar y crear un inventario de las mismas para el día siguiente. Él no quería hacerlo, pero el hombre le prometió reducir su turno para atender la tienda por la mañana durante dos días, por supuesto que aceptó, tenía que recuperar algunas horas de sueño muy necesitadas. Se aseguró de dejar las cajas en un lugar seguro, la mesa del comedor. Se daría un merecido baño antes de ponerse a trabajar con ellas.

Luego de un par de minutos bajo la regadera, un suéter gris tan oscuro como el metal se deslizó por su delgado torso y unos pantalones deportivos de un tono más claro se estiraron hasta quedarse en su cintura, tuvo un error en el almacén a la hora de comprarlos porque no notó que eran un par de tallas más grande que la suya y estaba tropezando con la tela al caminar, pero ¿qué podía hacer? Se limpió una mancha de salsa de tomate con el recibo y no le quedaría más opción que usarlos así antes de pensar en que crecerían algunos centímetros para entrar en ellos.

Se colocó sus gafas y encendió su portátil, mientras esperaba a que estuviera lista para usarse la llevó al comedor y comenzó a abrir una caja. Suspiró, el mini álbum navideño de Exo y otros más se les unían, exactamente ese había sido el momento donde cuestionó sobre lo valiosa que se veían aquellos dos días sin laborar el turno completo.

Se regañó mentalmente, el descanso valía la pena.

No solo habían discos, también accesorios, adornos, álbumes de fotos y supo que su husmear en las cajas debían detenerse para hacer lo que tenía que hacer y volver a la cama lo antes posible si no quería llegar tarde al siguiente día. Así que tan pronto como la aplicación para notas fue colocada para abarcar toda su pantalla, se puso en marcha.

―christmas tree.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora