La carta

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Despierto sin ganas de otro día. Siempre pienso que será el último. Ya estoy muerto por dentro, estoy cansado de vivir. Llevo tanto tiempo muerto, que dentro de mí ya no hay nada. Tan sólo soy otro cuerpo que se está desgastando minuto a minuto. Ya ni estoy consciente del tiempo. Salí sin fuerzas y sin ganas del departamento por última vez. Es de noche. Todo está oscuro. Estoy sentado en la barandilla de un séptimo piso, en mis últimos momentos de vida, durante los cuales escribo este texto.

Mi vida... estuvo marcada por cinco mujeres. Ellas hicieron que mi vida tuviera algo de sentido, pero sólo la arruinaron más. No aguanto más esto. Quiero que esto acabe ya... Caen gotas de mis ojos en mi último escrito. (Esta frase se puede corroborar ya que en el papel se observan arrugas causadas por humedad.) Varias veces soñé que estaba viendo mi tumba con mi nombre en ella y ni me pareció raro o extraño. Dedicaré a describir en este último respiro a esas cinco mujeres que hicieron algo de mi vida. Si una de ellas lee esto, por favor, perdóname.

1. Tania Ameledio: Ella representa la sociabilidad. La primera de todas. Ella conocía a toda la gente, lo sé. En cambio, yo no. ¿Qué me estaba pasando? ¿Estaba yo ahí con ella o era todo un sueño? Si eso era un sueño entonces lo que estoy viviendo... ¿también es un sueño? No, no puede ser. Esta es mi realidad. Cada vez que la veía había más gente diferente... ¿cómo pasó eso? Supongo que no lo sabré. Al igual que todo lo que me ha pasado en esta triste vida. Por más que trato de razonarlo, no puedo describir a Tania, su descripción es totalmente inefable. El tiempo, probablemente, sea el responsable de ello.

2. Carol Cassinet: Ella representa la audacia. Desde el momento en que la conocí era muy atrevida. De las 5, probablemente ella es con la que más me relacioné. No sé por qué específicamente ella... pero algo estaba mal, algo que hacía que me alejara. Pero ella se acercaba conmigo, no la podía evitar, aunque lo logré de la forma más difícil. Me parece que estaba participando en cosas de baile, ballet o como se llame. Su complexión física tenía que ver con ello. Una vez me pregunté qué hubiera pasado si no me hubiera alejado de ella. Como siempre no lo sabré.

3. Mirla Sjarui: Ella representa la sencillez. Lo que más recuerdo de ella era su dulce voz, esa voz que me consolaba en momentos difíciles. Si la volviera a escuchar, ¿qué me pasaría? Algo me decía que estaba interesada en tener algo conmigo, pero la incertidumbre me invadía gravemente. Era tal vez algo nuevo que me estaba pasando en ese momento, pero por alguna razón pasó por mi mente un sentimiento fuerte de rechazo. Siento que eso no ha cambiado desde hace tiempo, pero estoy seguro de que acabará pronto.

4. Nina Itveh: Ella representa la humildad. Yo veía su sonrisa y me sentía feliz. ¿Soy feliz? Obviamente no. ¿Alguna vez he sido feliz? Lo dudo. Ella supuestamente sería con la que menos tiempo me relacioné si lo poco de conocimiento que me queda no me falla. Me enteré después de un tiempo que estaba en una selección de fútbol. Algo me decía que eso no era típico de ella, pero la información que casualmente encontré decía lo contrario.

5. Sara Lovasi: Ella representa la inteligencia. La más reciente. Y la última. Algo me dice que aprendí algo de ella, pero yo ya no lo sé. Pasó algún tiempo y cuando volví a saber de ella, ya era una mujer completamente diferente. Mis emociones casi nulas quedaron paralizadas al saber de esto. Su inteligencia era demasiado valiosa, ¿qué habrá pasado? Yo recuerdo que tenía un comportamiento totalmente normal. Jamás sabré cómo se originó esto y si habrá influido algo que haya pasado tiempo antes de conocerla. Sin respuestas me quedaré...

Ya está amaneciendo. Es increíble pensar que pasé todo este tiempo haciendo saber de esto. Ha llegado mi hora. Díganle a mi madre que siempre la quise y que me perdone. Igualmente, a una de las cinco, reitero, que me perdonen por haber siquiera existido en sus vidas. Hoy sabré si es cierto lo de que, tras la muerte, existe otra vida. Si la hay, espero que sea una mejor para mí. Si no, entonces estaré descansando tranquilo, sin que haya algo más de mí en este mundo.

(Después del final de la carta, se encuentra el siguiente arreglo de números el cual no se ha logrado descifrar. Se desconoce cuál habrá sido la intención del autor con esto.)

115 129 147 159 192 203 211 236 257 287 288 305 308 368 376 386 404 421 424 426 431 437 444 450 480 483 490 546 633 641 641 665 743 753 801 807 928 965 1001 1031 1087 1191

Las mujeres de Ermenegil ArtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora