Capítulo 2

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—¡Hijo, levántate y ve a comer! —la voz de mi madre inundó mi habitación de forma dulce y tierna. Me removi en mis sábanas, tapándome, lo más que podía, la cara. —Kamiel, despierta ya.

Sacudía mi hombro levemente, pero no quería que viera las ojeras que tenía por no haber dormido nada de nada pensando en la foto que tenía guardada en la memoria de mi cámara.

—Cinco minutos más.

—No, ya te dí diez minutos, levántate o mandaré a que Daiyen te venga a tirar agua fría. —oía sus pasos dirigiéndose a la puerta. —Estas advertido. —dijo con voz severa para después cerrar la puerta.

Me levanté con pesadez, las horas de trasnocho me estaban cobrando la cuenta.

Me dirigí a mi armario para agarrar el uniforme que ayer ni me molesté en colgar bien; ví hacia una esquina de la habitación, mi maletín estaba tirado ahí, tampoco había tomado el tiempo para alistarlo, ya lo haré después.

Me dirigí al cuarto de baño, dispuesto a tener una ducha rápida pero...

—¡Sal de una vez! —dí otro golpe a la puerta.

—¡Dije que esperes! —se notaba a leguas por el tono de voz de mi hermana que estaba enojada.

—¡Pero, ¿por qué tardas tanto?! ¡Voy a llegar tarde! —dí un último golpe y la puerta se abrió, dejando ver a mi hermana maquillada de forma algo sutil y con su cabello totalmente liso.

—¿Sabes?, tienes que aprender a ser paciente, alisarse el cabello no es algo que se haga en tres segundos. —pasó a mi lado, dejando por fín el baño libre.

—¿Y lo tuviste que hacer justo a una hora para ir a clases? ¿No lo pudiste hacer anoche? —no lo entiendo, si su cabello se ve bien con esas ondulaciones que tiene por naturaleza.

—Sí pude hacerlo anoche, pero como no leo el futuro no sabía que mi cabello hoy no iba a estar muy presentable. Como sea, alistate rápido o me iré sin ti.

—Ni siquiera sabes dónde está el instituto, ¿cómo te vas a ir sin mi? —la miré por sobre mi hombro por unos segundos para luego volver mi vista al frente y tener mi muy deseada ducha.

—Le pregunto a mamá, genio.

Rodee los ojos. Y con eso dí por terminada nuestra conversación, cerré la puerta para poder dejar mi ropa sobre el lavabo.

Me despojé de mi ropa y me metí a la ducha, abrí la llave y de una vez sentí el agua tibia, yendo a lo caliente; escurrir por mi piel, cada musculo de mi cuerpo relajandose, mi cansancio irse a quién-sabe-dónde.

Y junto con todo eso, vinieron los recuerdos de ayer, más específicamente a Chiara Crowell. La verdad, aún no podía asimilar que ella fuera un él. Apesar de mis horas y horas de trasnocho para poder asimilarlo y saber qué carrizos hacer cuando la viera, sin también mencionar qué hacer con mis sentimientos; aún no podía pensar en ella como un él.

Cerré mis ojos, como si eso fuera a alejarme de todo pensamiento, de todo sentimiento, olor, sonido, textura, todo. Pero lastimosamente, esto no funciona así.

No sabía cuántos minutos habían pasado, pero sé que fueron muchos cuando mi madre comenzó a golpear la puerta para que yo saliera. Tuve miedo de que la derribara por lo fuertes que eran los golpes.

Hoy sería un largo día... ¿y si fingo sentirme mal para así no ir al instituto?

[…]

Sabía que debía fingir sentirme mal, ¡lo sabía, pero no me hice caso!

La foto de Chiara Crowell [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora