Capitulo 2

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VECINOS

CAPITULO 2.

Sonó la alarma.

El ruido insistente obligó a que el rubio se despertase.

―Mmm... otro día empieza y apenas he dormido... dattebayo ―se sentó al borde de su cama, mientras tomaba el despertador en sus manos, para apagarlo, y volverlo a poner en su lugar, para luego lanzarse de espalda contra su lecho y mirar de forma boba el techo, hasta que despertase bien.

Y es que, al ser el nuevo ocupante de esa habitación, estuvo hasta pasada la media noche, acomodando sus cosas, a pesar de que solo eran dos cajas y tres bolsos llenos de objetos y ropa.

Y eso que tuvo ayuda por parte de Gaara, quien se encargó de atornillar la cama de madera que había comprado y le llegó desarmada.

El oír dos voces con tonos animosos a la distancia, hizo que despertase por completo.

Se levantó de un salto, corrió al baño a darse una ducha rápida, de esas que no duran ni 5 minutos, se secó a medias el cabello y se puso la primera playera, pantalón y zapatos que encontró, para salir corriendo de su habitación con rumbo a la cocina, de donde suponía que venían las voces.

Pero se quedó en seco al descubrir de quien era la voz invitada, ya que sabía que Gaara era uno de ellos.

― Oh ¡Sakura-chan! Que agradable sorpresa es verte tan temprano por acá ―expresó animoso el Uzumaki, mientras se sentaba en una de las sillas cercanas del comedor y la miraba concentradamente.

― ¿Eh? Ah... cierto, por poco me había olvidado de ti, el nuevo compañero de casa de Gaara. Mmm... ¿Naruto? ¿verdad? ―dijo amigable la rosada, mientras mantenía ambas manos apoyadas en una taza de cocoa caliente―. Buenos días, espero no te encuentres tan cansado de la mudanza...

Naruto iba a responderle, pero Gaara entro en escena.

― Naruto... si vas a despertar tan tarde, por lo menos ten la decencia de saludar bien a la gente, y sin tomar tanta confianza, o terminaras espantándola ―manifestó con un tono elevado de molestia el pelirrojo, mientras ponía platos y cubiertos para tres en la mesa, para luego volver a la cocina, que se encontraba a un par de metros.

― Hum... Hola Gaara, no te pregunto cómo amaneciste, porque veo que estas de pocas pulgas hoy ―expresó el rubio, mientras estrechaba los ojos y ponía cara larga, en señal de molestia mutua.

Sakura notó que el ambiente se estaba volviendo un tanto hostil y decidió interferir.

― Hum, está bien Gaara, no me molesta que Naruto me llama "Sakura-chan" ―dijo sonriente, mientras tomaba un sorbo del contenido de su taza―. Me parece un gesto tierno y amigable de su parte ¿no lo crees? Venga, no me gusta ver discutir a dos amigos por ese tipo de nimiedades.

― Esta bien.

― Bien.

Fue lo único que respondieron los chicos.

― Pero te advierto que no le des mucha confianza a Naruto ―agregó Gaara, dirigiéndose a Sakura, mientras acercaba la sartén a la mesa y vaciaba el apetitoso contenido de lo que había cocinado en los platos―. Un día es un desconocido agradable al que saludas con la mano, pero este lentamente te agarra hasta el codo, se gana tu confianza, manipulándola a su favor, y al otro termina convirtiéndose en tu innecesario compañero de vivienda...

― ¡Gaara maldito! Deja de bromear con mi desgracia, no es divertido ―le interrumpió el rubio, alterándose como si fuese un niño, empuñando una de sus manos en dirección a su compañero.

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